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Xalapa, Ver.-
La muerte de Francisco abre la sucesión y el mundo se volteará al colegio cardenalicio para escudriñar quién podría ser el papa número 267 en casi dos mil años de papado. De los 252 cardenales que existen en la actualidad, 138 tienen derecho a votar y a ser elegidos, mientras que los otros 114, los mayores de 80 años sólo pueden acompañar en las oraciones, en caso de que se convoque un cónclave —cum clavis, en latín—, el ritual en el que los cardenales electos se encierran bajo llave en la Capilla Sixtina para elegir papa. México es el segundo país con más católicos (110 millones de fieles, sólo superado por Brasil, con 172 millones), pero es también el más infrarrepresentado en la Curia, con sólo seis cardenales, en comparación con los países más sobrerrepresentados: España (49 millones y 13 cardenales) y sobre todo Italia (59 millones y 53 cardenales). De los seis cardenales mexicanos, cuatro no pueden votar ni ser elegidos por tener más de ochenta años: Juan Sandoval Íñiguez (91 años): arzobispo emérito de Guadalajara. Es el que lleva más tiempo como cardenal, luego de ser nombrado por Juan Pablo II en 1994. Norberto Rivera Carrera (82 años): arzobispo primado emérito y exobispo de Tehuacán; nombrado cardenal por Juan Pablo II en 1998. Alberto Suárez Inda (91 años): arzobispo emérito de Morelia; nombrado cardenal por Francisco en 2015. Felipe Arizmendi Esquivel (84 años): obispo emérito de San Cristóbal de las Casas; nombrado cardenal por Francisco en 2020. Por tanto, quedan sólo dos cardenales mexicanos electores: José Francisco Robles Ortega (76 años): arzobispo de Guadalajara; nombrado cardenal por Benedicto XVI en 2011. Y Carlos Aguiar Retes (75 años): arzobispo primado de México; fue nombrado cardenal por Francisco en 2016. Ambos cardenales cuentan con las condiciones estipuladas por el Vaticano para participar en la elección del nuevo Pontífice. Su inclusión en la lista de electores garantiza la presencia del episcopado mexicano en uno de los procesos más relevantes de la Iglesia Católica a nivel mundial. Hoy en día, los llamados papables son entre diez y doce, pero cinco o seis aparecen en todas las quinielas de vaticanistas, basándose en su trayectoria, influencia y alineación doctrinal con Francisco, más progresista que su antecesor, Benedicto XVI y definitivamente mucho más que la del polaco Juan Pablo II. El Cónclave Papal, que se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, es un evento rodeado de estrictas normas de confidencialidad. Según National Geographic, los cardenales electores permanecen completamente aislados del mundo exterior hasta que se elige al nuevo Papa. Durante este tiempo, juran mantener la integridad del proceso y solo un reducido grupo de asistentes tiene permitido interactuar con ellos. Según The College of Cardinals Report, una plataforma especializada en el seguimiento de los procesos dentro del Vaticano, ninguno de los dos candidatos mexicanos aparece en una lista más amplia de doce “papables”, tampoco aparece ningún cardenal de la región, ya que se considera muy improbable dos papas latinoamericanos seguidos. Sin embargo, cualquier cardenal menor a 80 años podría ser un “papable de tapadillo”, como se conoce a los que parten como favoritos en secreto. De hecho, Francisco no estaba entre los favoritos en el cónclave de 2013.
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