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Xalapa, Ver.-
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió revirtió los aranceles más duros que anunció una semana antes contra decenas de países y los dejó parejo al 10 por ciento durante los próximos 90 días para todos los afectados, excepto para China, que se los elevó al 145 por ciento. Según anunció el presidente de EU, esta tregua de tres meses es el tiempo en el que espera que cada uno de ellos negocie un acuerdo que le satisfaga para acabar con los abultados déficits comerciales de EU. Dicha decisión no fue por generosidad, como presumió, sino porque lo asustó un indicador vital para la economía estadounidense: los bonos del Tesoro con los que financia la deuda. Y es que tras el desplome de la Bolsa de Nueva York el jueves y viernes de la semana pasado, el republicano cambió de opinión: dio marcha atrás en sus aranceles más duros, cuando la noche del martes vio cómo la tasa de rendimiento de los bonos de deuda subía a un inédito 4.38 por ciento (una semana antes estaba en 3.88 por ciento), para intentar frenar la imparable fuga de capitales de inversores, que están dejando de ver a Estados Unidos como un valor seguro. Lo nunca visto en ocho décadas de hegemonía estadounidense. Los inversores y los gobiernos están perdiendo la confianza en Estados Unidos. The Wall Street Journal considera particularmente preocupante la “traición” de Trump a sus socios del T-MEC, México y Canadá. ¿Quién va a fiarse a partir de ahora de un gobierno que viola unilateralmente las reglas, alegando motivos no comerciales, como que no frenan la entrada de fentanilo al país? La respuesta es descorazonadora: alguien que no acepta algo tan básico como que el poderío de los cárteles mexicanos es por culpa de las armas de guerra que compran libremente en Estados Unidos, no es capaz de razonar nada. Otro daño colateral de la guerra de Trump es que está generando un boicot mundial a los productos estadounidenses (que se lo digan a Elon Musk y sus coches Tesla), además de cancelaciones masivas de turistas, que buscan ahora destinos más amigables. Todo ellos —inflación, tensión en los mercados, fuga de capitales— son los que están provocando una enorme volatilidad en la bolsa, los bonos de deuda y el petróleo, y están empujando a EU a una recesión, que es lo que Trump trata ahora de evitar con su tregua del 10 por ciento de aranceles, pero dejando de lado al otro gran protagonista de esta guerra: China.
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