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XALAPA.- Silvia Ortiz, del grupo Víctimas por sus Derechos en Acción (VIDA) revela que en diez años, han identificado nueve campos o zonas de “exterminio”, palabra que usan desde hace tiempo, “porque ahí se mató a mucha gente de forma salvaje; al gobierno le puede causar ruido, pero exterminio es muerte, y nosotras lo hemos sufrido en carne propia”. En entrevista con Crónica detalló que VIDA se formó hace 12 años, en Coahuila, aquel entonces uno de los estados con más desapariciones en el país. Es uno de los colectivos pioneros en la búsqueda de personas, junto a Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (FUNDEC). En el arranque de enero de 2015 salieron por primera vez a campo y, para mediados de mes, registraron su primer hallazgo, los huesos de una joven mujer. Doña Silvia, quien lleva 20 años buscando a su hija Stephanie, detalla que llaman “campo de exterminio” cuando hay varias fosas y encuentran que restos de varias personas. Aunque dijo que ahora que se usó el termino para referirse al rancho en Teuchitlán, Jalisco, sorprendió a las autoridades. “En sus conferencias las autoridades parecen sorprendidas por estos sitios, por el reclutamiento forzado de personas, en especial jóvenes, por la forma atroz como matan a quienes se resisten o desobedecen, pero nada de eso es nuevo”, indicó. Dice que a las madres de Jalisco les falta pasar por muchas cosas terribles, como la identificación. Llegará el día en que quizá tendrán sobre una larga mesa 2 mil o 3 mil fragmentos humanos, y estarán ahí expertos, químicos o peritos y les dirán: ´de todos estos, sólo 30 o 40 son viables para identificar´. Y de esos, sólo cuatro o cinco arrojarán un perfil. ¿Qué pasa cuando un fragmento empieza el proceso de identificación?, se le cuestionó. Respondió: “Se pierde, porque lo pulverizan, queda en polvito. Y cuando son fosas múltiples, como al parecer ocurrirá en Teuchitlán, no se le puede dar nada a nadie con la certeza de que es su ser querido. Todas quisiéramos recibir los restos de nuestro desaparecido, llevarlos al camposanto y llorarles, hasta por salud mental, pero en estos casos no es posible. Sufrimos mucho, buscamos y buscamos y al final no tenemos nada”. Sobre la respuesta del gobierno federal, de su paquete de leyes, después del caso Jalisco, dice es pésima, la presidente debió asesorarse primero, lo que está planteando ya está en las leyes, da la impresión de que no sabe nada del tema. Ella le recomienda que “se siente a platicar con las víctimas, las madres buscadoras sí sabemos cosas, tenemos ideas, estrategias, propuestas para cambiar la realidad de los desaparecidos. Tristemente hemos sido desdeñadas, más aún en el sexenio pasado”. Al comentar que Sheinbaum Pardo no las quiere recibir, dice “No nos quiere escuchar, es terrible. ¿Qué somos para ella? Tal vez nada, como el polvo en el que quedan los huesos de los desaparecidos sin nombre…”
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