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XALAPA.- Cientos de migrantes llegan todos los días a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), por una constancia, les han dicho, que con ella podrán cruzar todo el país y llegar a la frontera, en el intento por reunirse con su familia en Estados Unidos; sin embargo, no cumplen con el perfil de refugiados ni con las condiciones marcadas por la ley en la materia. De manera paradójica, en los últimos años las capacidades y el presupuesto de la Comisión se han multiplicado, pero también ha crecido el mal uso de documentos institucionales por parte de células delictivas, redes de traficantes y coyotes. “La mayoría de los extranjeros acuden a la COMAR por malas informaciones que les dan los coyotes u otros grupos criminales que lucran a costa de estas personas aprovechándose de su necesidad y desesperación”, admite la propia dependencia en el Informe de Gestión Gubernamental 2018-2024. El artículo 13 actualiza tal condición para aquellos con “temores fundados de ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, género, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas”. O para quien “ha huido de su país de origen, porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por violencia generalizada, agresión extranjera, conflictos internos, violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público”. Pero la COMAR ha quedado entre el fuego cruzado del coyotaje y los grupos del crimen organizado… Y eso se refleja en sus cifras: el número de solicitantes aumenta, pero no cuadra con la suma de quienes al final son reconocidos como refugiados… Si bien en la última década la tendencia ha ido en ese sentido, en los últimos años alarma el bajo porcentaje de refugiados positivos. En 2021, por ejemplo, solicitaron el estatus de refugiado 129 mil 432 extranjeros, pero al final sólo se les concedió a 28 mil 351 -incluidos quienes no fueron reconocidos como refugiados o asilados, pero sí se les brindó protección complementaria, al considerar que estarían en peligro en caso de una deportación a su país de origen- es decir, al 21.9 por ciento; el rango disminuyó a 20.4 en 2022 y a 15.6 por ciento en 2023; en 2024, hubo un ligero repunte, pero apenas sobrepasó el 30 por ciento. Según la institución, órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, entre el 70 y 80 por ciento de las solicitudes se queda en el camino porque abandonan el proceso, se desisten, hay alguna imposibilidad material para culminarlo o incumplen los requerimientos legales e institucionales. “El mal uso del sistema de asilo por un número creciente de personas de todas las nacionalidades, especialmente a partir de 2021, es una preocupación de la COMAR”, refiere en el informe 2018-2024 ya referido. Es otra de las modalidades identificadas por la Comisión, utilizadas por grupos de traficantes: la obtención de la llamada Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias, expedida por el Instituto Nacional de Migración (INM), la cual permite a los migrantes viajar por todo el país. Su trámite se facilita si se cuenta con la constancia de solicitud de condición de refugiado. En este modo de operación intervienen oficiales de migración, en complicidad con los coyotes. Según revelaron a este reportero funcionarios de la COMAR, ya se ha solicitado al INM acabar con esa práctica, la cual sólo arroja refugiados fantasma. Sin embargo, en la página oficial del Instituto aparece aún como requisito para la Tarjeta, el obtener la constancia de solicitud de refugio. Los engañados, de acuerdo con la COMAR, son extranjeros sin el deseo de quedarse en territorio nacional; su interés es pasar a Estados Unidos y pedir asilo allá: “Les hacen creer que les ayuda pasar por la Comisión, con el fin de obtener algún tipo de documento, pero esta idea es absolutamente equivocada. Ningún documento expedido por la COMAR sirve ni como documento de regulación migratoria, ni como documento de viaje. Como no es su interés quedarse en México, abandonan el procedimiento en cualquiera de sus etapas”. Para evitar la demanda excesiva de solicitudes y el desperdicio de recursos financieros y humanos, en beneficio de redes delincuenciales, la Comisión comenzó a implementar un nuevo protocolo: la negativa a gestionar constancias, citas o folios durante el primer contacto con los migrantes. Mientras la COMAR ha quintuplicado su presupuesto en los últimos años, sin mejores resultados en los servicios de refugio o asilo, ha servido a la par como fachada para otro tipo de negocios por describir: los fraudes y las extorsiones…
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