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XALAPA.- La designación de Cuitláhuac García como director del Centro Nacional del Control de Gas Natural (Cenagas), ha caído como un balde de agua fría a los veracruzanos pues durante su gobierno olvidó por completo el lema de su partido: “No mentir, no robar y no traicionar”. Y es que seis años, 2018-2024 no le bastaron al morenista para cumplir sus promesas. El gobernador terminó su gestión en medio de acusaciones de corrupción, manejo cuestionable de la seguridad y señalamientos de colectivos de desaparecidos activistas y líderes empresariales. Campesinos y maestros lo han llamado el “nuevo Duarte”. Cabe recordar cuando quiso lavarse las manos y nunca responsabilizarse por ordenar represión de campesinos en Totalco. Además, entre las críticas que pesan contra el veracruzano, destaca su supuesta complicidad con la represión en Totalco, donde campesinos denunciaron abuso de la ya desaparecida Fuerza Civil, por órdenes de García Jiménez, “clon de Javier Duarte en la 4T”, como le decían. El exmandatario veracruzano también fue señalado de apoyar y recibir sobornos de alias El Coco, jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en Poza Rica y norte de Veracruz, a cambio de protección y garantizarle no ser capturado durante su gobierno. Para empeorar, documentos filtrados por "Guacamaya Leaks" sugieren vínculos de García con el crimen organizado, específicamente con el Cártel del Noreste en el sur de Veracruz. Aunque el exgobernador negó las acusaciones y pidió ser investigado, las sospechas sobre su administración persisten. Su gestión también fue blanco de denuncias por corrupción, incluida una red de empresas fantasma que, según investigaciones de medios nacionales, desvió miles de millones de pesos. Dichos recursos, originalmente destinados a educación, salud y desarrollo social, terminaron en manos de compañías ficticias, mientras la población padecía las carencias. El compromiso del ex mandatario con los familiares de los desaparecidos nunca pasó de ser una promesa. La administración de García Jiménez quedó marcada por la falta de acción en un tema que exige no solo voluntad política, sino empatía y compromiso. El gobernador saliente tampoco tuvo una relación cordial con los medios. En lugar de construir puentes con los periodistas, García optó por una estrategia de ataque, con segmentos como "El Pinocho de la Semana", donde desacreditaba reportajes críticos hacia su administración.
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