Termina el fin de semana tortuoso, para Donald Trump, que suda, se acongoja y aprieta aquellito. Los fantasmas del despido llegan a la Casa Blanca, esa casa que construyó John Adams, el segundo presidente de Estados Unidos, donde en esa cinta se ve cómo lograron la Independencia y cómo se constituyeron en las 13 colonias de los Padres Fundadores de la patria (John Adams, Benjamín Franklin, Alexander Hamilton, John Jay, Thomas Jefferson, James Madison, y George Washington, fueron los 7 padres fundadores del país). Andan ahora en penaltis y la expectativa crece, peleándose los distritos que quedan. Todos los escenarios son posibles, hasta un empate que hubo en tiempo lejano de Jefferson, cuando votaban poquitos. Pero Biden se perfila a ser el nuevo patrón del mundo. Ayer mismo ocurrió un hecho insólito. Mientras el presidente Trump hablaba en cadena nacional, varias de esas cadenas, incluida Univisión con Jorge Ramos, que estaban en su noticiero, suspendieron la transmisión porque, dijeron, el presidente solo estaba diciendo mentiras, y eso podría armar una revuelta, que eso le convendría a Donald Trump. Se barajó más noche la libertad de expresión, donde la primera Enmienda americana la consagra. Algunos decían que era mejor dejar terminar al presidente su spitch, y luego atizarlo como lo que ha sido, un mentiroso. Lleva, según los conteos, 64 mentiras diarias, porque hay una empresa que se las lleva contabilizadas. Me recuerda a alguien de por acá.
LAS ESTRELLAS DE TELEVISA
Desde que el segundo Azcárraga le dijo al primero, al abuelo don Emilio Azcárraga I, y peleó con él porque los noticieros los hacían los periódicos en esa televisora, allá por los años mozos de uno, cuando eran Telesistema Mexicano. Una vez riñeron padre e hijo, el Tigre y el abuelo. El abuelo decía que las noticias y noticieros eran para los periódicos, y ellos el entretenimiento. El Tigre contradijo al padre y desde aquella vez, cuando Ignacio Martínez Carpinteyro tenía el noticiero nocturno, patrocinado por la Mercedes Benz y de Excélsior, y el comunicador cerraba coqueto el ojito cuando se despedía, hasta cuando llegó el relevo y nació Jacobo Zabludovsky con sus veintitantos años con sus 24 horas, la televisión maduró en sus noticieros. Nacieron grandes comunicadores, López Dóriga, Loret de Mola, toda esa camada que hoy brillan en espacios de medios. Formaron su equipo y |
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