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Xalapa, Ver.- Según datos del Instituto Veracruzano de las Mujeres (IVM), la violencia familiar continúa siendo la principal forma de violencia ejercida contra las féminas en Veracruz. En 2022, se registraron 16 mil 658 casos de violencia familiar en el estado. Para 2023, aunque esta modalidad siguió encabezando los registros, los casos disminuyeron a 13 mil 385. En 2024, la cifra se redujo aún más, con 9 mil 238 casos reportados, lo que representa una baja significativa en comparación con los años anteriores. En contraparte, los datos del IVM contrastan con los reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) que en 2022 registró 11 mil 747 casos de violencia familiar en Veracruz; en 2023 hubo un ligero incremento a 11 mil 796, mientras que en 2024 la cifra descendió ligeramente a 11 mil 321. Pese a esta tendencia a la baja, la violencia familiar se mantiene como la más recurrente. El IVM también reporta casos de violencia familiar equiparada, la cual ocurre entre personas que, sin ser familiares directos, mantienen una relación cercana o conviven en un entorno similar al familiar. Lo anterior incluye a personas bajo custodia, cuidado, protección o educación de otra, o quienes han mantenido una relación afectiva o de convivencia. En 2022 se reportaron 1,799 casos de violencia familiar equiparada. Para 2023, la cifra descendió a 1,035, y en 2024 no se registraron casos de este tipo. Xalapa, Veracruz y Coatzacoalcos encabezan la lista de municipios con mayor incidencia de violencia familiar, seguidos de Papantla, Córdoba, Emiliano Zapata, Chocamán, Coatepec, Perote y Boca del Río. En el caso de la violencia familiar equiparada, los municipios con mayor número de casos son Xalapa, Veracruz y Orizaba, seguidos de Coatepec, Coatzacoalcos, Boca del Río, Emiliano Zapata y Córdoba. También se registra un municipio no especificado y Poza Rica de Hidalgo. En ese tenor, pese a la reducción en los reportes, las cifras continúan siendo elevadas. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha advertido que la violencia familiar tiene consecuencias graves, tanto emocionales como físicas, que pueden derivar en enfermedades, depresión, discapacidad e incluso la muerte. Además, afecta la autoestima, el desarrollo intelectual, la creatividad y la capacidad de relacionarse de las personas víctimas, impactando negativamente en su vida cotidiana. Estos datos confirman que, a pesar de algunas variaciones, la violencia familiar sigue siendo la forma más frecuente de violencia contra las mujeres en el estado.
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