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XALAPA.- De acuerdo con el Comité Nacional para la Vigilancia Epidemiológica (CONAVE), hasta el 8 de marzo de 2025, se han notificado 416 casos probables de sarampión en México, con 22 casos confirmados. Se trata de un aumento alarmante si se compara con el mismo periodo en 2024, cuando se registraron solo 125 casos probables y 7 confirmados. Los estados más afectados son Chihuahua y Oaxaca, con un aumento alarmante en las incidencias desde principios de este año. Los especialistas consideran que el resurgimiento de la enfermedad no es un fenómeno aislado, ya que también se ha registrado un repunte de casos en Estados Unidos, donde las autoridades de salud pública alertaron sobre el regreso del sarampión en varias regiones debido a la disminución de la cobertura de vacunación. La propagación transnacional del virus subraya la necesidad urgente de reforzar las estrategias de prevención en ambos países. El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a los niños, aunque puede presentarse en cualquier grupo de edad. El virus que causa el sarampión se propaga por el aire a través de las gotas respiratorias cuando una persona infectada tose o estornuda. Los síntomas más comunes incluyen fiebre, tos persistente, secreción nasal, ojos rojos (conjuntivitis) y una erupción cutánea característica, que aparece generalmente en el rostro y se extiende por todo el cuerpo. Los síntomas graves del sarampión pueden incluir neumonía, encefalitis, diarrea severa, otitis media e incluso deshidratación. Estas complicaciones son especialmente peligrosas en niños menores de 5 años, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios debilitados. En casos extremos, el sarampión puede causar daño cerebral permanente o la muerte. La enfermedad se transmite de manera directa a través del contacto con gotas respiratorias expulsadas al toser o estornudar, lo que convierte al sarampión en una de las enfermedades más contagiosas. Una persona infectada puede transmitir el virus incluso al 90% de las personas no inmunizadas en un recinto cerrado. Además, el virus puede sobrevivir en el aire o en superficies hasta por 2 horas, lo que aumenta considerablemente las posibilidades de contagio. Las medidas de prevención del sarampión incluyen la vacunación masiva, que es la herramienta más efectiva para evitar la propagación del virus. Las autoridades sanitarias recomiendan a toda la población, especialmente a niños y adultos jóvenes, recibir las dosis completas de la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola). Además, se promueve la vigilancia epidemiológica para identificar y aislar rápidamente a los casos sospechosos, así como la sensibilización pública para informar a la comunidad sobre la importancia de la inmunización y las medidas de higiene, como el lavado frecuente de manos y el uso de cubrebocas en caso de síntomas respiratorios. En Estados Unidos, el brote de sarampión también ha alcanzado cifras preocupantes en 2025. Hasta principios de marzo, se han registrado 308 casos confirmados en el país, superando el total de 285 casos registrados durante todo el año 2024. Texas ha sido el estado más afectado, con 279 casos confirmados, representando más del 90% de los casos en el país. Además, se han reportado brotes en otros estados como Nuevo México y Nueva York, donde las autoridades sanitarias han reforzado las campañas de vacunación para evitar que el brote se propague aún más. A pesar de estos esfuerzos, el número de muertes por sarampión ha aumentado, aunque los datos exactos de mortalidad aún están en revisión. Las autoridades han emitido alertas y se encuentran tomando medidas urgentes para controlar el brote, reforzando las campañas de inmunización y realizando seguimientos de los casos confirmados. El brote de sarampión en Estados Unidos ha tenido un impacto directo en México debido a la alta movilidad entre ambos países y la proximidad geográfica. El aumento de casos en estados como Texas, que reporta más del 90% de los casos en EE. UU., ha incrementado el riesgo de propagación transnacional del virus hacia México, especialmente en zonas fronterizas y áreas con baja cobertura de vacunación. En México, las autoridades sanitarias están en alerta debido al aumento de casos en diversas regiones, especialmente en zonas con baja cobertura de vacunación. La situación refleja una tendencia preocupante en América, donde el sarampión, que había sido prácticamente erradicado en décadas anteriores, está regresando como una amenaza seria para la salud pública. Para hacer frente a este brote, los servicios de salud mexicanos han adoptado diversas estrategias, entre las cuales se destacan: Vigilancia Epidemiológica Intensificada: Las autoridades de salud han aumentado el monitoreo de casos, realizando pruebas rápidas y aislando a los infectados para evitar la propagación del virus. Refuerzo de la Vacunación: Se han lanzado campañas de vacunación en las zonas más afectadas, dirigidas principalmente a niños y adultos jóvenes que no cuentan con sus dosis completas de la vacuna contra el sarampión. Comunicación y Prevención: Además de las acciones de salud pública, se están llevando a cabo campañas informativas para sensibilizar a la población sobre la importancia de la vacunación y las medidas preventivas frente al sarampión. Campañas de vacunación: El Secretario de Salud, David Kershenobich, anunció que, en respuesta al aumento de casos de sarampión y tosferina, se llevarán a cabo las Semanas Nacionales de Vacunación del 26 de abril al 3 de mayo de 2025. Durante esta jornada, se ofrecerán de manera gratuita diversas vacunas, incluyendo la del sarampión, en centros de salud públicos y privados. Durante este periodo, se espera vacunar a millones de mexicanos en un esfuerzo por reducir la propagación del virus. Las autoridades han enfatizado que la vacuna contra el sarampión es segura y efectiva, y es la herramienta más poderosa para evitar nuevos casos y complicaciones asociadas a la enfermedad. La propagación del virus pone en evidencia la necesidad urgente de reforzar las estrategias de vacunación y vigilancia epidemiológica. La colaboración entre autoridades sanitarias y la participación activa de la comunidad son esenciales para controlar y eventualmente erradicar esta enfermedad. La vacunación sigue siendo la herramienta más efectiva para prevenir futuros brotes y proteger a las generaciones futuras.
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