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XALAPA.- El pasado sábado, familiares de personas desaparecidas, colectivos de búsqueda, activistas y ciudadanos tomaron las plazas de su ciudad en el país para expresar su indignación por los hallazgos en el rancho Izaguirre, en lo que llamaron Jornada de luto nacional por Teuchitlán. En ese tenor, la Arquidiócesis Primada de México exhortó a la población a no permitir la normalización de los hechos de violencia que tienen como consecuencia personas desaparecidas o que pierden la vida, ni la situación de familiares que buscan a sus seres queridos secuestrados por la delincuencia. En el editorial del semanario Desde la Fe, la iglesia indica “Tantas veces las víctimas de la delincuencia nos han gritado “queremos justicia”, que los hemos dejado de escuchar y tantas veces hemos conocido la noticia de alguien cercano que murió a manos del crimen, que hemos dejado de ser sensibles. Llamó la atención sobre el hecho de que la sociedad ha dejado de indignarse por la violencia que persiste en diferentes zonas del país y que se refleja en cifras reportadas oficialmente y las cuales “de tanto escucharlas, se vuelve cotidiano”. Indica que “En medio de este ruido ensordecedor de cifras, dolor y hechos violentos, dejamos de escuchar a quienes sufren”. La iglesia hizo un llamado a recuperar la escucha a quienes son víctimas de la delincuencia y “hacia todos los que pueden aportar alguna contribución que lleve a erradicar este mal que nos está arrebatando parte de nuestra humanidad”. El editorial resalta el trabajo de las madres buscadoras convertidas ya en familias buscadoras que “nos han enseñado cómo los valores familiares sí dan resultados, cómo el amor, la fuerza y la valentía son capaces de sostenerlos incluso en los momentos más difíciles”. Resaltó el ejemplo que dan las madres y familias buscadoras, y hacer nuestros los valores que a ellos los han hecho fuerte “La ausencia de esos valores familiares que dejamos de promover es la razón por la cual se rompió nuestro tejido social”. Aquellos que buscan a personas desaparecidas “nos dejan claro que las familias son la esperanza del mundo, aún en medio del dolor y la adversidad”, agrega.
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