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Foto:
Cortesia.
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Xalapa, Ver.-
México no es un país, es una fosa: Familiares de personas desaparecidas, colectivos de búsqueda, activistas y ciudadanos salieron a manifestarse en diferentes ciudades del país el sábado en la vigilia y luto nacional por las víctimas del campo de adiestramiento hallado en el rancho Izaguirre, del municipio de Teuchitlán, en Jalisco. En el caso del Zócalo capitalino se reunieron miles de personas, donde se dirigieron a la presidenta Claudia Sheinbaum y exhibieron que Teuchitlán no es un evento aislado. En la plancha del Zócalo colocaron zapatos para recordar los 400 que fueron hallados en aquel sitio. En cada uno de ellos, se pusieron veladoras, flores y algunas cruces. Ahí las familias pidieron a la jefa del Ejecutivo reconocer la existencia de la grave crisis de más de 120 mil personas desaparecidas. Algunas de las madres buscadoras, procedentes de los estados de Guerrero, Guanajuato, estado de México, Coahuila o Nuevo León, llevan más de una década buscado a sus hijos y recordaron que la desaparición es un horror que se remonta a la guerra sucia y se agudizó cuando el ex presidente Felipe Calderón declaró la guerra contra las drogas. Sin embargo, señalaron que en la administración de Claudia Sheinbaum ni durante la de su antecesor (Andrés Manuel López Obrador) se contuvo. Le exigieron que sancione a los servidores públicos que han permitido el horror que se destapó en Teuchitlán, así como que se identifiquen los restos de las personas que han sido localizadas. En la jornada de luto nacional las familias también brindaron un aplauso en reconocimiento al colectivo Guerreros Buscadores, que halló el centro clandestino en Jalisco. Posteriormente realizaron un acto ecuménico, con una oración por los que no pudieron despedirse y fueron asesinados; también guardaron un minuto de silencio y nombraron a algunos de los desaparecidos, al tiempo que recordaron a Magdaleno Pérez Santés, padre buscador que fue asesinado hace unos días, presuntamente por policías municipales en Poza Rica Veracruz. Mientras las madres y padres realizaban el acto ecuménico, un grupo de jóvenes lanzó consignas contra el gobierno y quitaron las vallas de metal que resguardan Palacio Nacional. En respuesta, elementos de la policía se desplegaron en toda la fachada principal y frente a ellos fue extendida una manta que decía México no es un país, es una fosa. También, algunos manifestantes intentaron golpear la puerta Mariana, pero fueron replegados. Al ver esta acción y que algunos manifestantes lanzaban objetos contra los policías y pateaban sus escudos, varios de los asistentes pidieron que no hubiera violencia.
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