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XALAPA.- En protesta por presunto abuso, acoso laboral, hostigamiento y privación de la libertad, dos enfermeras de la Unidad de Especialidades Médicas (Uneme) de Platón Sánchez, continúan en huelga de hambre desde el pasado martes 18 de febrero. A varios días de haber iniciado la protesta, su estado de salud se ha deteriorado considerablemente. De acuerdo con Magdalena Lara Sánchez, compañera de las manifestantes, hasta el mediodía de este sábado ningún representante de la Secretaría de Salud estatal se ha acercado para atender sus demandas. “Los signos vitales son variables, presentan deshidratación, y la glucosa ha disminuido por la falta de alimentos. Ayer tuvieron que ser canalizadas y recibir medicamentos vitamínicos y analgésicos debido a fuertes dolores de cabeza”, explicó Lara Sánchez. A pesar de la debilidad extrema, ambas enfermeras ingresaron a las instalaciones para cumplir con su jornada laboral acumulada, saliendo hasta las 20:00 horas, con el fin de evitar represalias o afectaciones en su estatus laboral. Desde el inicio de la huelga de hambre, solo han consumido líquidos como agua y electrolitos. Las trabajadoras han reiterado que mantendrán la protesta hasta que sus demandas sean atendidas, ya que han denunciado las irregularidades desde el año pasado sin obtener respuesta. “Esto va en deterioro y puede llegar a lo peor, incluso a una defunción por deshidratación. Pedimos que las autoridades actúen antes de que mis compañeras sufran más consecuencias”, advirtió Lara Sánchez. En un intento por obtener apoyo, una de las trabajadoras viajó a Xalapa para solicitar intervención de la Secretaría de Salud, pero le informaron que hasta el lunes 24 de febrero podrían atender el caso, lo que aumenta la incertidumbre y el riesgo para las enfermeras en protesta. Una de las manifestantes, Laura Teresa Soto Rojas, denunció que la directora de la Uneme la obligó a firmar un cambio de turno que afectaba su otro empleo, forzándola a quedarse sin una de sus fuentes de ingreso. Además, reveló que semanas atrás fue citada a una reunión sobre incidencias laborales, pero al llegar fue privada de la libertad en una oficina, donde la retuvieron bajo llave junto con personal de recursos humanos, enfermería y directivos de la Jurisdicción Sanitaria de Pánuco. “Me encerraron, me obligaban a entregar mi celular y me hicieron diversas acusaciones”, denunció Soto Rojas. Por lo anterior, la base trabajadora exige la intervención inmediata de las autoridades para garantizar condiciones laborales dignas y frenar los presuntos abusos dentro de la institución de salud.
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