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XALAPA.- El 26 de enero, Día Internacional de la Energía Limpia, conmemora la fundación de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) en 2009. Esta fecha, establecida por la ONU, busca movilizar a la sociedad hacia una transición energética justa e inclusiva, apoyar a los países en sus esfuerzos por adoptar energías limpias y fomentar la cooperación internacional. En este contexto, México tiene una oportunidad clave para reflexionar sobre sus logros y desafíos en la construcción de un sistema energético más sostenible. Con metas ambiciosas al 2030, como alcanzar el 45 por ciento de generación de energía limpia y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 22 por ciento, el país enfrenta un escenario desafiante. Su transición energética no implica sólo un cambio en la matriz energética, sino también un camino hacia el desarrollo equitativo y sostenible. Desde 2018, México ha establecido metas graduales para aumentar la participación de las energías limpias en la generación eléctrica. Sin embargo, la meta del 35 por ciento para 2024 parece no haber sido lograda, considerando los retrocesos observados. Si se comparan el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) 2023-2037 y el de 2024-2038, se observa que el porcentaje de energías limpias generadas decayó. En 2022, de una generación total de energía eléctrica de 340,713 GWh, 31.2 por ciento correspondió a energías limpias; mientras que, en 2023, de una generación total de 351,695 GWh, el porcentaje de energías limpias disminuyó a 24.32 por ciento. Este panorama refleja la dependencia del país a los combustibles fósiles, los cuales continúan dominando la matriz energética. Factores como el crecimiento poblacional, la industrialización acelerada y el fenómeno del nearshoring han incrementado la demanda energética, especialmente en estados clave como Nuevo León, Coahuila y Chihuahua. Según Aidana Velázquez, Gerente de Relaciones Institucionales de Enlight, empresa mexicana especializada en la integración de soluciones energéticas renovables, microrredes inteligentes y almacenamiento de energía indica que “para que el nearshoring sea sostenible, necesitamos asegurar un suministro eléctrico eficiente y limpio.” Por su parte, la IRENA ha señalado que existe una brecha significativa entre los anuncios políticos y las políticas energéticas realmente implementadas. Aunque México ha avanzado en algunas áreas, el país no está exento de este desfase global en la adopción efectiva de energías renovables. Entre las tecnologías con mayor impacto en México, la energía fotovoltaica lidera como la fuente renovable más accesible y económica. De acuerdo con el último reporte de la Secretaría de Energía, las energías limpias han experimentado un aumento crucial del 31.8% en generación neta entre 2019 y 2023, siendo la energía solar, el motor principal de este crecimiento. En este contexto, las microrredes han emergido como una solución estratégica. Estas integran generación distribuida, almacenamiento energético y tecnología inteligente, lo que permite que comunidades y empresas generen su propia energía de forma independiente. Esto, además de mejorar la seguridad energética, reduce costos y refuerza la sostenibilidad. Las microrredes también son clave para garantizar el acceso equitativo a la energía en zonas marginadas de México. Al democratizar el acceso a la electricidad, estas soluciones pueden conectar a millones de personas que aún carecen de un suministro confiable. Según datos recientes, 685 millones de personas en el mundo no tienen acceso a electricidad confiable, una realidad que afecta también a regiones de México. En el ámbito mundial, los prosumers —consumidores que producen su propia energía— están transformando el panorama energético. Gracias a tecnologías como los paneles solares y sistemas de almacenamiento, los prosumers pueden generar electricidad para su consumo y, además, inyectar excedentes a la red. En nuestro país, este modelo ofrece una solución innovadora frente a la creciente demanda energética. Los prosumers contribuyen con lo que se denomina “flexibilidad del lado de la demanda”, ajustando su consumo y generación de energía en función de las necesidades del sistema eléctrico. Esto ayuda a estabilizar la red y alinea la generación y consumo energético con los objetivos de sostenibilidad. En México, aunque los prosumers están ganando mayor relevancia, todavía es una figura que requiere ser más aprovechada, fortalecida y promovida. Conforme se implementen políticas y mecanismos que impulsen la adopción de tecnologías limpias, más usuarios se sumarán activamente a la transición energética.
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