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XALAPA.- Con una altitud de 5 mil 636 metros sobre el nivel del mar, el Citlaltépetl (Montaña de la Estrella en náhuatl), se ubica en la región central montañosa entre los estados de Puebla y Veracruz y fue decretada como Área Natural Protegida (ANP) en enero de 1937, por el presidente Lázaro Cárdenas del Río, a fin de proteger la bella natural de la región. El joven volcán activo de apenas 16 mil años de edad, además de ser patrimonio natural-paisajístico de México, brinda diversos servicios ecosistémicos, refugio de flora y fauna, además de proveer de agua a millones de veracruzanos y poblanos, sin embargo, actualmente se encuentra en riego. En ese tenor, científicos de Italia, Alaska, Austria y México trabajan en uno de los proyectos más ambiciosos de sus vidas: rescatar el último glaciar de México, el cual agoniza entre la roca volcánica del Pico de Orizaba, la montaña más grande del país y volcán más alto de Norteamérica. El único en el mundo con lava congelada en su interior. Con 87 años como ANP, con planes de manejo aplicados e innumerables campañas de reforestación; acciones como la tala clandestina por parte de grupos delincuenciales, incendios forestales, así como efectos del cambio climático, han llevado a este coloso al límite de su sobrevivencia. Y es que de acuerdo con un estudio del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de las Naciones Unidas (ONU), reveló que el glaciar Jamapa del Pico de Orizaba se extinguirá en menos de siete años, es decir, para el 2030. De acuerdo con académicos de las universidades autónomas de Puebla, México, Veracruz y el Tecnológico de Monterrey, la población debe prepararse para enfrentar modificaciones ambientales. “Los daños tangibles se reflejarán en la reducción de agua para las poblaciones cercanas y la industria agropecuaria, así como el desbalance climático en la zona”, afirmó el científico de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (Upaep), Francisco Xavier Sánchez Ruiz. Mientras que, para el coordinador del Programa Salvemos al Pico de Orizaba, Ricardo Rodríguez Deméneghi, las acciones emergentes a realizar son la preservación y conservación de los árboles existentes, así como el combate y erradicación de todo tipo de incendio forestal. Pero el tiempo es implacable y los remedios científicos no son a capricho. Investigadores de renombre de Italia, Alaska, Austria y México trabajan a tambor batiente para concretar uno de los proyectos más ambiciosos por la tecnología de punta y el elevado financiamiento que conlleva. En ese sentido, el coordinador e investigador del Centro de Ciencias de la Tierra de la UV y uno de los científicos participantes, Carlos Welhs Rodríguez, recordó que desde hace tiempo la universidad realiza monitores geofísicos, sismológicos y vulcanólogos. “Ahora con científicos de Italia, Alaska y Austria trabajamos de manera conjunta en la observación de la dinámica del glaciar Jamapa. Estamos monitoreando en tiempo real, con cámaras funcionando los 365 días del año, el desplazamiento del glaciar tanto en su crecimiento altitudinal como en el grosor”, expuso, y agrega también, que trabajan en la evaluación de la cobertura de roca de alrededor del glaciar y verificar si el calor que absorbe la roca, está favoreciendo la reducción del glaciar. “Hemos observado desprendimientos de roca madre de alrededor del glaciar que lo pondrá en peligro en más corto tiempo y esto es muy grave. Esto traerá como consecuencia que cambien de lugar los escurrimientos naturales del río y se crearan zonas que se van a bloquear”, precisó. Precisa que los vulcanólogos observaron que los residuos de calor en la zona del glaciar, con altas temperaturas al menos en los dos últimos años, ha dejado trazas de material que no había en el pasado y que, probablemente venga del subsuelo. “Es decir, han salido a la superficie restos de isótopos de azufre de hace 12 mil millones de años que antes no se tenían registrados y ahora quedan a la vista debido a los desprendimientos de roca madre que se está dando”, detalló Welhs Rodríguez. De hecho, ya se observan los primeros indicios de afectación al volcán, debido a la disminución de escurrimiento de agua del glaciar, se tiene actualmente una traza salina en el río Jamapa- “Se tiene una traza salina de 11 kilómetros río arriba del Jamapa, es decir, agua salada del Golfo de México ha entrado al río, esto es gravísimo pues rompe el equilibrio de agua dulce, la hace salada y todas las especies rivereñas de agua dulce están muriendo”, lamenta. Igualmente, los investigadores siguen el rastro de escurrimiento del agua en cinco deslizamientos importantes del Pico de Orizaba, para saber qué calidad de agua se bebe y hasta cuándo se tendrá disponibilidad del vital líquido. No obstante, la falta de estaciones meteorológicas complican dicho estudio. “En el sexenio del gobernador Fidel Herrera Beltrán, Veracruz contaba con 280 estaciones meteorológicas, de las cuales actualmente no quedó ninguna. Solo sirven las de propiedad del Servicio Meteorológico Nacional (AMN) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua)”. Pero eso ni impide que el académico de la UV, trabaje en paralelo con sus colegas de Austria, Alaska e Italia, en la propuesta de un proyecto que busca favorecer el crecimiento de la estructura del hielo del glaciar Jamapa. “Tecnológicamente es muy caro, son unas mallas que ayudan a conservar la humedad en la atmósfera. Estamos pidiendo dinero a la Unión Europea para hacer captura de agua y acercarla a la zona del glaciar, es tecnología de última punta, muy cara”, destacó sin entrar en más detalles. No obstante, afinar la estructura del proyecto y presentarlo posteriormente a la Unión Europea, le llevará de dos a tres años y para empezar a ver resultados del mismo, se requerirá al menos una década. “Este un proyecto de muy largo aliento. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas dijo que había un gran problema si llegábamos al promedio global de una temperatura de 1.6 °C (grados centígrados) y resulta que estamos en 1.8°C”, finalizó Welhs Rodríguez. El Pico de Orizaba o Montaña de la Estrella, no es un volcán muerto, es un volcán vivo. Después de la conquista española, el coloso tuvo manifestaciones volcánicas en 1537, 1545, 1559, 1566, 1569, 1613, 1630, 1687 y 1876. A partir de entonces ha permanecido inactivo
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