XALAPA.- El arranque de campaña de la oriunda de zacatecas, Rocío Nahle, candidata de la coalición “Seguimos Haciendo Historia en Veracruz”, no estuvo exento de incidentes y controversias. Desde los cuestionamientos sobre sus presuntos inmuebles hasta los abucheos y gritos de “¡fuera!” que la recibieron en el Café Parroquia de Boca del Río, el inicio de su recorrido electoral no pudo ser más accidentado. Pero fue durante su discurso en la Macroplaza del Malecón, ante un público que, según ella, llegó de todas las regiones de Veracruz, (acarreados que fueron aportados por cortesía del gobierno del estado y ayuntamientos afines) donde Nahle dejó escapar una frase que revelaba una arrogancia muy común en los morenistas: “¡Tengan para que aprendan!”, para presumir del lleno total. Una declaración que resonó entre los asistentes, muchos de los cuales habían permanecido de pie desde tempranas horas bajo el sol abrasador del Puerto de Veracruz. Sin embargo, la realidad tras el alarde de Nahle era menos gloriosa de lo que aparentaba. Imágenes captadas por los internautas y que rápidamente se viralizaron en las redes sociales mostraban cómo miles de personas abandonaban el evento a medio discurso de la exsecretaria de energía, posiblemente decepcionadas tras horas de espera y promesas vacías. A pesar de la participación del tecladista Nelson Kanzela y los discursos de apoyo de figuras políticas como Gerardo Fernández Noroña, representante de Claudia Sheinbaum, el ambiente festivo se vio empañado por la precipitada retirada de los asistentes. Nahle intentó recuperar el control leyendo durante más de una hora sus compromisos de campaña, rememorando el estilo cansino de Andrés Manuel López Obrador; no obstante, su discurso no logró retener a la audiencia exhausta que se dispersaba lentamente. En medio de su añeja retórica política, Rocío Nahle olvidó el verdadero propósito de su campaña: conectar con los ciudadanos, escuchar sus preocupaciones y trabajar por un Veracruz mejor. En lugar de ello, su actitud arrogante y su desprecio por aquellos que no simpatizan con su candidatura reflejan una desconexión preocupante con la realidad de los veracruzanos. Está claro que, desde su arrogancia, le habla a su base militante, pero ¿así pretende gobernar y convencer a los indecisos? Mientras Nahle continuaba con su discurso, la Macroplaza del Malecón se vaciaba, dejando tras de sí una estela de desilusión y descontento. Y en medio de ese escenario, las palabras de Nahle resonaban no como un desafío a sus críticos, sino como un triste recordatorio de la distancia entre la clase política y la ciudadanía que pretenden representar.
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