Donald Trump participa en la mayor marcha antiaborto realizada en EU. | ||||||
El evento se convirtió en un improvisado mítin de campaña que el mandatario aprovechó para afianzar el voto de los evangélicos blancos y las mujeres conservadoras en las elecciones de noviembre | ||||||
Viernes 24 de Enero de 2020 | ||||||
Por: EL HERALDO | ||||||
A escasos metros de un Senado que se planteaba destituirle por sus presiones a Ucrania, Trump encontró una audiencia amable en los miles de asistentes a la “Marcha por la vida“, una manifestación que desde 1974 reúne anualmente en Washington a miles de personas que se oponen al derecho a abortar. “Es un honor profundo ser el primer presidente de la historia en asistir a la ‘Marcha por la vida'”, dijo Trump. UN TEMA DE CAMPAÑA Poco después de su legalización a nivel nacional, en 1973, el aborto generó una aguda polarización en la sociedad de EU, y a partir de la década de 1990, esa división entre quienes están a favor y en contra del derecho a interrumpir el embarazo fue ajustándose cada vez más a las líneas partidistas. Hoy, los republicanos -y en particular su amplia base de cristianos evangélicos blancos y conservadores sociales- han convertido la oposición al aborto en una bandera electoral, y la “Marcha por la vida” de 2020 se pareció en casi todo a los mítines de la campaña de reelección de Trump. “Millones de mujeres extraordinarias en todo Estados Unidos están usando el poder de sus votos para luchar por el derecho a la vida”, celebró el mandatario. Desde la música que acompañó su discurso a la parafernalia electoral que se vendía en los alrededores, la manifestación dejó claro que Trump se juega la reelección en noviembre. “(Los demócratas) vienen a por mí porque estoy luchando por ustedes, estoy luchando por aquellos que no tienen voz. Y ganaremos”, sentenció. Su visita a la manifestación tuvo que ver probablemente con las encuestas que apuntan a que está perdiendo apoyos entre las mujeres republicanas moderadas en suburbios de estados clave, y con el revés que le propinó en diciembre la principal revista evangélica del país, “Christianity Today“, que pidió su destitución. Pero el apoyo a Trump entre los evangélicos blancos sigue siendo alto, y el debate sobre el aborto promete mover votos este año: los grupos que defienden y se oponen a la interrupción del embarazo han anunciado ya contribuciones millonarias a campañas electorales. Esa batalla no ha cambiado demasiado la opinión de los estadounidenses en los últimos años: el 61 por ciento cree que el aborto debe ser legal en casi todos los casos, según los datos más recientes del centro Pew.
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