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Foto:
EL Heraldo de Mexico
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.- En una Basílica con las luces apagadas y un silencio absoluto, entró en procesión el Papa Francisco con una veladora que portaba en la mano derecha, lo único que se escuchaba a unos metros de llegar al altar, eran las ametralladoras de los fotógrafos que captaban el rostro iluminado de Francisco.
Se bendijo el fuego para encender el cirio pascual y escuchar el pregón Pascual que narra que Jesús es el fuego nuevo.
En su homilía, habló que la pascua nos recuerda que es un tiempo de mover piedras y de que la fe necesita regresar a Galilea, “. Es esencial volver a un amor vivo con el Señor, de lo contrario se tiene una fe de museo, no la fe de pascua. Pero Jesús no es un personaje del pasado, es una persona que vive hoy; no se le conoce en los libros de historia, se le encuentra en la vida”.
Como ayer se vivió en el Coliseo romano, la pasión y muerte de Jesucristo, hoy el Papa, habla de saber si estamos vivos o no. “Esta noche cada uno de nosotros está llamado a descubrir en el que está Vivo a aquél que remueve las piedras más pesadas del corazón. Preguntémonos, antes de nada: ¿cuál es la piedra que tengo que remover en mí, cómo se llama?”
En la vigilia pascual, se medita sobre la muerte de Cristo, para saber lo que es la vida, por eso, el Santo Padre comentó, “La Pascua es la fiesta de la remoción de las piedras. Dios quita las piedras más duras, contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas: la muerte, el pecado, el miedo, la mundanidad. La historia humana no termina ante una piedra sepulcral, porque hoy descubre la «piedra viva»”.
Mañana a las diez de la mañana, hora de Roma, celebrará la misa de Resurrección, y al termino de esta, dará la bendición Urbi et Orbi que sólo se da el domingo de Pascua y el 25 de diciembre.
Por: Pablo Esparza
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