Recuerdo una novela se Somerset Maugham de nombre “La confusión de los sentimientos”. No se las voy a relatar, pero analiza la perdida de ubicación derivada de confundir los sentimientos; atacamos con tabla rasa a los delincuentes que han invadido nuestro entorno, sin analizar sus motivaciones.
No queremos entender que hay dos clases de delincuencia, la innata y la ocasional, a los innatos hay que perseguirles y actuar atendiendo dispositivos de ley, a los ocasionales, les debemos entender y buscar origen del porque son delincuentes; aplicarles la ley, pero en la búsqueda de las causas, está la solución, afirmo que la principal causa de la ola delincuencial que arrasa con nuestro Estado, el país y sus instituciones, es el desempleo. Cualquier jefe de familia que ve languidecer a sus hijos al no poder llevar los satisfactores primarios, busca donde puede, desesperado, roba secuestra y mata, actúa atendiendo su responsabilidad como jefe de su grupo.
México está hundido por los malos políticos, delincuentes natos, quienes han propiciado que nuestra economía y el empleo, caigan a los niveles en que se encuentra, agravado en estos días por la pandemia de COVID19. La delincuencia actual es efecto que proviene de una causa, si solo pretendemos calificar y enjuiciar la causa, estamos actuando como avestruces, nunca resolveremos nada, menos con castigos indiscriminados que nos presenta como pueriles vengadores, debiendo actuar como ciudadanos adultos que analizamos causa y efecto para actuar justamente.
Los religiosos políticos, los políticos clericaloides, los curas desviados y los malos políticos, son culpables y únicos generadores de la desgracia del pueblo mexicano, no es correcto tolerar o perdonar a los sacerdotes pedófilos, tampoco a quienes viven una molicie ajena a la norma cristiana, menos, mucho menos dar la mano u otorgar perdón a los políticos que pretenden entregarnos a los misántropos capitalistas, mexicanos o extranjeros.
Urge señalar a los políticos que nos mal gobiernan, esos que ahora pretenden culpar a delincuentes ocasionales, pretendiendo ocultar su innata maldad, misma que tiene a los mexicanos espantados, sumidos o involucrados en esta fratricida lucha entre inermes ciudadanos, trabajadores honrados y delincuentes.
El problema que hoy enfrentamos no se resolverá sacando a los militares de sus cuarteles para que hagan el trabajo que corresponde al mundo del arte político y judicial, urge el actuar de los militares para contener la delincuencia que nos tiene sufriendo y encerrados, más grave que SARS-CoV-2 son los delincuentes innatos, nos tienen apanicados. ¡AGUAS!
Octubre 9 de 2020 lmwolf1932@gmail.com Luís Martínez Wolf |
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