EL 4 de marzo de 1966, el periodista de London Evening Standard, Maureen Cleave, entrevistó a John Lennon, el integrante más famoso y polémico del grupo musical The Beatles en su casa de Kenwood, donde se encontró con un crucifijo de tamaño real, un disfraz de gorila, una armadura medieval y una biblioteca bien organizada. El artículo de Cleave mencionó que Lennon estaba “leyendo mucho sobre religión”, y citó un comentario realizado por el músico: “El Cristianismo se irá. Desaparecerá y se encogerá. No necesito discutir sobre eso, tengo razón y voy a tener razón. Nosotros ahora somos más populares que Jesús, no sé qué se irá primero, si el rock and roll o el Cristianismo. Jesús estaba bien pero sus discípulos eran ordinarios, son ellos los que para mí lo arruinan”. Aquella desafortunada declaración provocó un escándalo en Estados Unidos y en los países donde la fe cristiana considera intocable la imagen de Jesús de Nazaret, y los discos de la agrupación fueron quemados, en un evidente declive de aquellos a quienes la fama mareó hasta compararse con el hombre que dio origen al Cristianismo, religión abrahámica monoteísta –que tiene un solo Dios, el Dios de Abraham- basada en la vida, enseñanzas y milagros de Jesús de Nazaret, tal y como se presentan en el Nuevo Testamento, que es la segunda parte de la Biblia, el libro sagrado de los cristianos, y Lennon fue asesinado el 8 de Diciembre de 1980 por Mark David Chapman, 14 años después de sus declaraciones.
EL SÁBADO pasado, tocado por la fama que le precede, y que le hizo ganar la Presidencia de la República con más de 30 millones de votos, el titular del Poder Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, comparó a la Cuarta Transformación con el Cristianismo, y en ese tenor enfatizó: “Me van a criticar (y vaya que tenía razón), pero lo voy a decir: miren: ¿Por qué sacrificaron a Jesús Cristo? (¿?) ¿Por qué lo espiaban y lo seguían? (y se respondió a sí mismo): Por defender a los humildes, por defender a los pobres, esa es la historia. Entonces que nadie se alarme cuando se mencione la palabra cristianismo. Cristianismo es humanismo, todas las religiones tienen ese propósito, el humanismo, el amor al prójimo, esa es la justicia social, eso se le puede llamar solidaridad, fraternidad”, en pocas palabras, lo que AMLO hace es similar al Cristianismo, y si él lo hace, se auto determina como el Mesías esperado, esto muy a pesar de que las Sagradas Escrituras enseñan que Cristo Jesús fue enviado a redimir nuestros pecados originales, pero ya en la tierra investido como humano –aun siendo el hijo de Dios- fue perseguido, enjuiciado, condenado y crucificado, porque se identificó con el esperado Mesías que los profetas del Antiguo Testamento decían que venía a liberar al pueblo de Israel, pero también anunció que había sido enviado de Dios, y se destacó como sanador de enfermedades, exorcista, hacedor de grandes milagros, predicó con autoridad, atrajo a multitudes por su carisma, y debido a esto empezó a tener muchos seguidores, al punto que los políticos se preocuparon por su popularidad, pero sobre todo los dirigentes religiosos y la cúpula social. Estos sintieron que su dominio era amenazado; además, los representantes del Imperio Romano, que gobernaban en Palestina, sospecharon de su creciente influencia en el pueblo, por lo que fue arrestado, juzgado por el Sanedrín de Jerusalén y sentenciado por el procurador Pilato” (algo que estaba en las escrituras y no porque Jesús lo haya querido). Pero AMLO cree que lo crucificaron por ayudar al pobre, cuando la ayuda que ofrecía no era material sino espiritual, esto es, la salvación del alma, y lo dejó muy claro cuando en el Templo le preguntaron a quién debían adorar, y Jesús les dijo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, pero el Presidente López Obrador, un estudioso de la religión evangélica pretende engatusar al “pueblo bueno” que, por otra parte, por su distancia con la educación suele ser fanaticable. Sin duda, tiene razón cuando dice que es necesario que, como sociedad, se debe dejar a un lado el egoísmo, pero de eso a creerse la reencarnación de Jesús Cristo, es una verdadera blasfemia, además de que es egoísta dividir a un pueblo al decirle a nuestros antepasados y presentes indígenas que han sido despreciados y perseguidos por los adinerados y gobiernos del pasado, y otros temas que no debería utilizar porque dañan el tejido social y la cohesión.
LO CURIOSO es que AMLO se ha dicho seguidor o admirador de Benito Juárez, un Presidente que combatió al Clero Católico no obstante haber sido adoptado por Antonio Salanueva, sacerdote franciscano español, quien lo patrocinó como aprendiz de encuadernador, además de darle educación y, sin embargo, terminó confrontado con la religión, llegando a sentir rencor por el trato discriminatorio que se daba en las escuelas a los niños de ascendencia indígena, y peor aun cuando ingresa al Seminario de Santa Cruz, por lo que llegado el momento de continuar sus estudios teológicos necesarios para ser consagrado cura, lo abandona para estudiar leyes, debido a su disgusto y poco interés hacia la teología y las cuestiones clericales. De esa manera, en su calidad de Ministro de Justicia e Instrucción Pública, con Juan Álvarez como presidente provisional, expidió el 23 de Noviembre de 1855 una ley conocida comúnmente como “Ley Juárez”, cuyo nombre real era “Ley de Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, de Distrito y de Territorios”, la cual coartaba el fuero y los derechos especiales del ejército y de los eclesiásticos, ya que en sus estatutos desconoce los tribunales especiales del clero religioso e instaura el Tribunal Superior de Justicia en el Distrito de México, donde los clérigos tendrían que ser juzgados por asuntos civiles. Por motivos de negociación política, el presidente Álvarez decide que los delitos penales de los miembros de la iglesia deben ser juzgados en tribunales eclesiásticos. Aun así, la relevancia de esta ley es que sienta las bases para las demás Leyes de Reforma al suprimir el fuero eclesiástico, lo cual trae consigo el enojo de la Iglesia Católica en México, del Vaticano y de los grupos conservadores del país.
POR ELLO causa escozor que ahora compare –siendo juarista como dice- los programas sociales de la Cuarta Transformación con el Cristianismo (e, indirectamente, se asuma como el nuevo Mesías), pues así lo dio a entender el sábado, frente a integrantes del pueblo indígena Mayo de Sonora, donde puntualizó que ayudar al más necesitado es la doctrina de su gobierno, y en la 4T los pueblos originarios tienen prioridad, aunque se seguiría atendiendo a todos por igual. Ahora que, por lo demás, tal vez AMLO deseaba enviar otro mensaje, si se considera que el Cristianismo es una religión monoteísta (esto es, que solo tiene un Dios único, como él se siente) basada en la vida, enseñanzas y milagros de Jesús de Nazaret. El Cristianismo nos enseña que Dios es uno y, al mismo tiempo, tres personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo; Mateo 28:19) con misiones diferentes (a ver si no sale con que los otros dos son el Poder Legislativo y Judicial); la doctrina de la Trinidad es aceptada por la mayoría de los cristianos en la actualidad, mas no por todos, y es motivo de controversia desde los inicios del Cristianismo; en fin, sería conveniente que el Presidente no mezclara la Cuarta Transformación con el Cristianismo, y menos aún que comience a sentirse el treceavo apóstol. Bastaría que se propinara un pellizco para acaso ubicarse y volver a sentirse terrenal. OPINA carjesus30@hotmail.com
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