De Veracruz al mundo
Diego Rivera fue despreciado por Manuel Rodríguez Lozano, el pintor "maldito" en el amor.
Fue acusado de robo y su estancia en el "Palacio Negro" dio pie a una de las obras más icónicas del muralismo "La Piedad en el desierto"
Lunes 29 de Agosto de 2022
Por: EL Heraldo de Mexico
Foto: EL Heraldo de Mexico
Ciudad de México.- A un siglo del auge del Muralismo (1921-1954), máxima corriente artística desarrollada en México, reviven historias, algunas polémicas e injustas como la que vivió el pintor Manuel Rodríguez Lozano, quien fue encarcelado en Lecumberri por un crimen que no cometió. Ese acto injusto dio paso a la creación de una de las obras más representativas de la época, "La piedad en el desierto".

Lozano fue fiel defensor de sus ideas, fue relegado como muralista por su preferencia sexual, al reconocerse abiertamente homosexual por lo que se enfrentó a la marginación y su obra no fue tan conocida como la de muralistas de gran renombre como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, pero su talento brillaba por sí mismo y eso quedó reflejado en sus obras pertenecientes al grupo de los contemporáneos.


Además estaba en contra del nacionalismo y del oficialismo que plasmaban los tres grandes muralistas en los edificios públicos; él también fue invitado a plasmar la versión gubernamental del México postrevolucionario en los muros, pero se negó a hacerlo, pues Rodríguez Lozano prefería retratar la "realidad" del pueblo que había quedado destrozado tras ser lanzados como carne de cañón en las batallas dirigidas por Carranza, Zapata, Villa y Madero durante la Revolución.


Ese sufrimiento y dolor por haber perdido todo quedó reflejado en "La Piedad en el desierto", obra que actualmente puede apreciarse en el Palacio de Bellas Artes. Lozano se reconocía como un "pintor maldito" por el amor, ya que sus relaciones de pareja, ya fuera con hombres o mujeres, terminaron en tragedia, muerte, desamor y despecho fueron constantes en su vida, solo basta recordar sus vínculos con Carmen Mondragón y Abraham Ángel.


Fue un hombre crítico y mordaz, de una personalidad arrogante que no le caía bien a muchas personas, él mismo lo sabía y hacía gala de esa arrogancia que le ganó muchos enemigos entre ellos quienes lo mandaron a la cárcel acusado de robo. Además no se mordía la lengua al despreciar a Diego Rivera a quien tachaba de ser un pintor sin talento y capaz de hacer cualquier cosa y servirle al mejor postor con tal de tener un lienzo para pintar.

La pintura lo salvó estando en prisión
Javier Rodríguez Lozano fue acusado injustamente de un robo cuando trabajaba en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) pues se dijo que había tomado grabados de Alberto Durero y Guido Reni que se extraviaron tras una exposición. Lo que en realidad pasó es que él fue a denunciar el robo pero sirvió como chivo expiatorio y en 1941 fue preso en Lecumberri.


Ahí su espíritu creativo desarrolló la obra "La Piedad en el desierto" donde se reflejó como un Jesucristo crucificado que baja de la cruz, así protestó contra su detención arbitraria, lo pintó durante los cuatro meses y medio que permaneció recluido en el "El Palacio Negro", eligió una de las paredes del pabellón donde permanecían los presos enfermos de tuberculosis.

El mural está inspirado en "La Piedad" de Miguel Ángel. En la obra se ve el sufrimiento del pueblo mexicano a manos de sus gobernantes y del sistema capitalista, sin embargo los reclusos le dieron un tinte religioso e incluso oraban ante él. Tiempo después la obra fue desprendida de los muros de Lecumberri, restaurada y albergada en el Palacio de Bellas Artes donde se encuentra actualmente.


Un matrimonio arreglado que terminó con un crimen
Lozano nació el 4 de diciembre de 1891 en la Ciudad de México, fue un pintor autodidacta perteneciente a una familia acomodada con formación militar, por lo que en un viaje comisionado a España conoció a quien sería su esposa, la bella Carmen Mondragón con quien se casó en 1913, fue un matrimonio arreglado, pues ella era hija del porfirista Manuel Mondragón, de una familia con mejor posición que la de Lozano, por lo que no dejó pasar la oportunidad aunque el general Mondragón no estaba tan de acuerdo con la boda.

Carmen y Manuel se casaron y al iniciar la Revolución decidieron dejar el país, por lo que vivieron en diversos países de Europa, entre ellos París, Francia donde nació su primer y único hijo, cabe decir que poco se conoce de esa etapa, pero destaca el trágico pasaje que enfrentó el matrimonio, pues Mondragón (quien recibiría el sobrebombre Nahui Olin por el Dr. Atl) habría ahogado a su hijo en una pileta cuando se enteró que su esposo era homosexual, según escribe Elena Poniatowska en "Las Siete Cabritas".

La verdad de ese terrible hecho no se conoce, pues otras versiones indican que el bebé murió por muerte de cuna, pero Rodríguez Lozano estaba seguro que Carmen había terminado con la vida de su hijo, pues su matrimonio se convirtió en un infierno con constantes y violentas discusiones, ella tenía arranques de ira que duraron hasta el último día en que duró su matrimonio pues lograron divorciarse después de ocho años. Regresaron en 1921 a México e iniciaron sus vidas por separado, pero ambos en el estrecho mundo del arte, pues ella se relacionó con intelectuales de la época como Salvador Novo, José Vasconcelos o María Izquierdo.


Manuel Rodríguez Lozano fue relegado por su orientación sexual
Luego de su separación de Carmen Mondragón, Lozano se instaló en la colonia Juárez, Ciudad de México donde puso su taller, ahí conoció a Abraham Ángel, un joven pintor quien rápidamente se convirtió en su discípulo y de quien se enamoró y con quien protagonizó un tórrido romance que también terminó en tragedia.

Ángel y Lozano vivieron juntos luego de que el joven abandonara el hogar materno para dedicar de lleno su vida al mundo del arte, fue el propio muralista quien se encargó de impulsar su carrera, pues decía que era el mejor pintor de América. Con tan sólo 18 años ya había ganado fuerza como un artista prometedor.


La vida de la pareja se posicionó mejor económicamente cuando Manuel Rodríguez Lozano fue nombrado profesor de dibujo en la Secretaría de Educación Pública, pero entonces inició el declive de su amorío, pues conoció a Julio Castellanos a quien elegiría como su protegido haciendo a un lado Ángel.

Esa decepción amorosa hizo que el joven artista, quien estaba por cumplir 20 años de edad, se quitara la vida por una sobredosis de cocaína; las versiones en torno a cómo encontraron su cuerpo son diversas, pero se sabe que su Lozano se deslindó de los trámites legales tras su muerte. El último cuadro de Abraham Ángel se denomina "Me mato por una mujer traidora" que se cree fue el testamento previo a su suicidio por desamor, por lo que Lozano se decía un "pintor maldito" en el amor.


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