Lo hemos dicho hasta el cansancio, el dueño de La Chingada está gobernando con las vísceras.
El resentimiento lo porta flor de piel, le brota de manera natural por los poros, situaciones que le han acarreado serios y muy graves problemas.
En estos momentos se percibe desesperado, colérico, intolerante y lo que le sigue.
Pero vamos por partes.
De entrada, el señor López se cree El Mesías, se concibe como un mortal resplandeciente, todo un docto de la política.
El cargo otorgado en las urnas lo único que ha provocado es crispar su prepotencia, engrandecer su egocentrismo y pisotear a todo aquel que no comulgue con su doctrina.
Y mire si no ha dado muestras de extravío, es tanta su enajenación que llegó a pensar que, así como pudo obtener una aplastante victoria en las urnas, de igual manera, con un Detente, podría doblegar al COVID-19.
Vaya perturbación.
A mitad del camino ha remarcado ser un fiel amante la mediocridad, por lo que no ha desperdiciado cualquier oportunidad para reproducirla, el fango donde transita hace que entre más se mueva más se hunda.
Un ejemplo de lo anterior es el predicar vivir con poco, al pensar que la abundancia es evidencia de indecencia, pero que tal su hijo José Ramón, esa salió bueno para la plétora.
La riqueza que han acumulado sus familiares al amparo del poder es algo impúdico, la sorna y frescura del oriundo de Macuspana tienen su ejemplo más destacado en la corrupción de su parentela.
Nada ha desenfrenado más su cólera que el verse exhibido, que el mostrar las abundancias en que vive uno de sus hijos.
Tal parece que esa inmensa riqueza, de unos de sus vástagos, será de los pocos sucesos equiparables a su soberbia.
De igual forma eso de presumir su bajo jornal es algo que ya a nadie le importa, millones de mexicanos están ciertos que tendrá un retiro lleno de excesos, bonanzas y ostentaciones.
Para él, los servidores públicos del pasado son transas, deshonestos por eso viven en los excesos, en plena riqueza, fortuna proveniente según él, de quehaceres mal habidos. Quizá de allí su fuerte inclinación por culparlos de todo.
De igual forma los que integran su gabinete, se han dejado humillar con tal de no perder la mesada, han sido dóciles, han agachado la mollera con tal de llevarse un taco a la boca.
Los expertos subrayan que sus programas sociales solo aseguran pobreza y miseria para millones de mexicanos.
Lo reiteramos, al dueño de “La Chingada” la arrogancia le corre por las venas.
Es imperioso hasta las cachas.
Por cierto, recuerda que allá por el 2015, el ahora gobernador de Puebla, un tal Miguel Barbosa Huerta, siendo senador perredista, no tuvo empacho al señalar que “la soberbia de Andrés Manuel López Obrador parece infinita”, y mire que tenía razón.
Provecho.
COOPERATIVA DE CAMIONEROS DEL SUX.
El nuevo Consejo de Administración, encabezado por Oscar Luis Ceballos Ramírez, al tener bien puesta la camiseta, no pierde el tiempo y se mete de lleno a cumplir con la responsabilidad.
Conocedor de la buena marcha de tan importante fuente de trabajo, al asumir el compromiso se dio a la tarea de trabajar con una política de puertas abiertas, privilegiando el dialogo y el consenso.
Aún con la difícil situación económica por la que atraviesa, producto de la terrible pandemia que vivimos, el dinamismo está presente y ya se tienen amplios planes de trabajo listos para ser puestos en marcha, siempre pensando en darle vida a la cooperativa, en mejorar la calidad de vida de sus socios y sobre todo en darles certidumbre a sus familias.
Ceballos Ramírez, es gente de trabajo, que gusta actuar con sentido de responsabilidad, su sencillez y don de gente que le caracteriza, seguramente le permitirá desarrollar un importante y muy fructífero trabajo.
Buenos tiempos le esperan a tan transcendental cooperativa.
Claro que sí.
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