HASTA donde se sabe, en México, la institución más confiable de los ciudadanos de todo el país, es el Instituto Nacional Electoral, cuya aceptación está, incluso, sobre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, aunque pocos se atrevan a decirlo en toda su dimensión.
El INE, prácticamente está en todo, pues lo mismo sirve para cumplir con la obligación ciudadana de votar, que para una plena identificación, aceptada mucho más que cualquier otro documento probatorio como puede ser el pasaporte o la licencia de conducir. Sus funcionarios son altamente respetados, aunque sea el poder ejecutivo, quien los descalifique por cuestiones personales y contrarias, desde luego, a los verdaderos intereses dela ciudadanía.
Aún cuando en los recientes meses, este organismo, se ha vuelto incómodo para el partido político en el poder, para el propio Presidente de la República, y para la mayoría de seguidores del gobierno en turno, la verdad de las cosas es que su presencia es requerida cotidianamente, para garantizar los procesos electorales, trabajo que ha desempeñado puntualmente desde su creación y que ha servido como principio rector de las elecciones, donde se ha sido el árbitro general con clara visión democrática. De ahí que cuando gana las elecciones el actual Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, fue el INE, el organismo electoral que procuró el respeto absoluto a la decisión del pueblo mexicano, sin regatearle ningún voto a los obtenidos por el propio mandatario nacional.
Nadie, ni siquiera el Presidente de la República, puede dudar de la honestidad electoral de esta institución, la cual no está en contra de nadie, sino todo lo contrario, a favor siempre de la decisión mayoritaria como fue en el proceso electoral del primero de julio del dos mil dieciocho, donde más de treinta millones de votos se depositaron a favor de quien ahora es el Jefe del Poder Ejecutivo de la nación.
De ahí que no se entiendan los ataques propiciados desde Palacio Nacional, y de la sede del partido político en el poder, cuando en realidad, el INE, ha sido un organismo imparcial, ajeno a los intereses políticos de los partidos y solamente constriñendo su actuación a garantizar el respeto a los resultados electorales.
Nadie, pues, después del Presidente de la República, y de los dirigentes de Morena, tienen, siquiera, el derecho a criticar la actuación del INE, sino al contrario, debieran respaldarlo para que siga siendo la institución de más confianza popular.
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LAS BUENAS COSTUMBRES.
DESDE EL SENO DE las familias, es donde se construye, normalmente, la paz y la tranquilidad de una diversa comunidad, o de un país entero. En la familia se
adquieren los valores suficientes para todos puedan ser, en el futuro, buenos ciudadanos, basados en la educación y en las buenas costumbres. De ahí que un hombre corrupto, un funcionario deshonesto, un policía prepotente, un servidor público arbitrario y todos aquellos que no respetan las leyes, hablando de la delincuencia en todas sus manifestaciones, son, sin duda, el producto de la educación y formación recibida en el hogar.
Las buenas costumbres se adquieren en el seno familiar, donde los padres ejercen la capacidad más importante para poder hacer desarrollar a un buen ciudadano, que con todos los valores que le inculcan, no puede ser modificada su conducta a tal grado de querer hacer daño a los demás, salvo en los casos de excepción, donde normalmente una enfermedad es la generadora de una desviación de la forma de actuar.
Cuando un ser humano arremete en contra de otro, sin una razón justificada, detrás de la historia de este ser hay algo que no encaja en sus buenas costumbres o simplemente, nunca las tuvo en su hogar.
Por eso, para tener buenos gobiernos, tenemos que distinguir bien cuáles son los buenos ciudadanos, aquellos que tuvieron en su hogar buena formación, buenas costumbres y para eso, sin duda, hay que esperar la verdadera revolución de las conciencias.
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EN VERACRUZ, LE TEMEN AL GOBIERNO.
INSISTO EN EL TEMA, porque hace poco, en estas mismas entregas de esta columna, ya hice referencia al permanente temor que la sociedad tiene en Veracruz, por la fuerza de poder que han adquirido quienes tienen en sus manos el destino de esta entidad.
No se trata, por si acaso se quisiera entender de esta manera, del conflicto personal y político del Gobernador del Estado, Cuitláhuac García Jiménez, con el Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal Ávila, debido a los hechos que ya conoce la mayoría de los veracruzanos. No, de lo que se trata es de la actuación policiaca en contra de la sociedad, elementos que circulan en las calles y avenidas, debidamente para ejercer el poder que les confiere una placa, una pistola y un tolete, con lo que pretenden saciar y hacer valer su autoridad, sin respeto alguno a los derechos humanos de cada ciudadano veracruzano.
Son los jóvenes, principalmente, la atención y operación de los grupos policiacos, a quienes esposan sin ningún miramiento, con un tratamiento de delincuentes e internados en los centros de reclusión. El temor ya es generalizado, sea de día o sea de noche.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede. |
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