El tabasqueño es necio, obtuso.
Nada más de momento le agarro la preocupación y no quita el dedo del renglón en esto del regreso a clases, es más ya hasta amenazó, en agosto “llueve, truene o relampaguee”, es el regreso a las aulas.
Por favor nada más irresponsable que lo anterior.
El tabasqueño es inmoderado en esto del valemadrismo.
Sobra decir que por mucho que se tomen todas las medidas de cuidado propio (uso del cubre boca, el gel anti bacterial, el frecuente lavado de manos y la distancia recomendada), solo es cuestión de permanecer por un tiempo prolongado en un salón de clases, que es un lugar cerrado, para que el riesgo de contagio se aumente.
La disposición de regresar a las aulas debe regirse en una perspectiva cimentada en los riesgos y beneficios educativos, de bienestar y de salud para los estudiantes, el personal docente, auxiliar y la sociedad en general.
Las variantes del virus se han catalogado como más peligrosas y de más alto y rápido contagio, lo que expone en demasía al alumnado.
Que acaso lo expertos en cuestiones sanitarias, esos que asesoran al dueño de La Chingada”, ¿no han podido hacerlo entender que niños, niñas y adolescentes integran una población dispuesta de enfermar, al no estar aún vacunados?
En la primera y segunda ola de esta pandemia las muertes en este sector eran casi impensables y ahora al parecer ya no, ya también corre un serio peligro.
Quizá sea válido recordar que aun cuando en el plantel escolar se tomen hasta providencias de más, para cientos de alumnos, de las zonas urbanas, el uso del transporte público es riesgoso en cuestiones de contagio, de allí que el virus lo podrían llevar al salón de clases de inmediato.
De igual forma bien vale la pena resaltar que, según expertos en el tema, detrás de un adulto mayor que ya ha padecido los estragos del virus por lo regular ha estado un menor de edad de por medio que los contagió y en la mayoría de los casos los adultos no se dieron cuenta de la enfermedad en el niño, porque este no presentó síntomas.
Se dice que en un buen porcentaje los infantes cursan la enfermedad de manera asintomática.
Es cierto que no asistir a la escuela por prolongadas etapas podría acrecentar la posibilidad de que los menores se vean afectados en su provecho escolar, contenido de aprendizaje y destrezas de interacción, conjuntamente de inquietar su salud mental.
El regreso a clases presenciales a partir del 1 de agosto sin lugar a dudas que será opcional para los padres de familia, miles de ellos jamás van a exponer a sus hijos al enviarlos a las aulas.
Hace unos días la Secretaría de Educación Pública dio a conocer que “el regreso a clases presenciales será seguro, ordenado, gradual y cauto, siempre y cuando el semáforo epidemiológico esté en verde y conforme lo determinen las autoridades locales”. Y al parecer, a cómo va la situación, este fin de semana no estaremos viendo la luz verde.
Ojalá y el hijo de Atanasio y el Bailaron Exótico, actúen de manera responsable y piensen en los miles de alumnos, en los padres de familia y en los trabajadores de la educación.
Ya basta de tanto valemadrismo.
De retornar a las aulas se estaría privilegiando el derecho a la educación a cambio de exponer a la enfermedad y muerte a niños, niñas y adolescentes.
Bien vale la pena recordar que la salud es primero.
Y las condiciones no están dada para ello.
Salud.
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