Cuando el presidente AMLO llegó una mañana del Día de la Marina a Veracruz, cuando el barco se balanceaba y buscaba agarrarse de un barandal para no caer, como buen marinero, que no lo es, pero cuando se es presidente hay que ser de todo y sin medida, el clásico shakesperiano en Hamlet, el to be or not to be -desde montar a caballo y ser buen jinete, como lo era Jolopo en sus tiempos-, y volteó hacia el infinito, descubrió a la altura una torre que no le gustó. Quizá habrá pedido información de qué cosa era eso y a quién le pertenecía. Y pocos días después la maldijo, hizo una crítica muy fea de ella y aseguró que debían mocharle unos pisos, como lo hizo la Sheinbaum con alguna de Ciudad de México. Las farolas del mismo Faro del barbón Venustiano Carranza giraron a lo loco. Una condena presidencial, con un gobernador de su partido y que sigue sus consejas y directrices, es como si se te condenara a la prisión de San Quintín, allá donde el huamachito no florece y no hay escapatoria, bueno no había porque ya fue cerrada la isla de los presos. Todo era cuestión de días, de tiempo, de espera, porque se sospechaba y sabía que el cadalso llegaría y la guillotina daría el golpe final. Pum. Llegó en estos días y el gobierno de Veracruz la clausuró, vía Protección Civil. El gobernador Cuitláhuac tuiteó, como cuando Derbéz decía. “Fue horribleeee”: “No solo han roto una vista histórica y de una belleza arquitectónica que rodeaba a una de las atracciones iconos del bello puerto jarocho, sino que también construyeron esa horrible torre con artimañas tratando de evadir reglamentaciones y leyes a las que se tienen que alinear”. Moles. Ahora vendrán los juicios y amparos legales y los tribunales decidirán, si la cortan como pastel o alcanza más alturas, algo le harían. To be continued, diría película gringa.
ESA VIEJA LUCHA (CAPUFE FORTIN)
Es un mal reclamo de hace muchos años, muchísimos. La historia de la inútil y cara y mala y retardada caseta de Capufe en Fortín, la que tiene en quebranto a las dos ciudades, Orizaba-Córdoba, una Frontera de Gaza. Aquí llegaron gobernadores y senadores y diputados y hasta mercachifles pidiendo su desaparición, desde que la construyeron y a los años se convirtió en un martirio, porque es tan pequeña que solo ponen a cobrar dos o tres empleados y las colas a veces llegan hasta Orizaba, pasando el Puente de Metlac. Pero si a Peña Nieto y su tramposo secretario de Comunicaciones, el esteta de la corrupción, como lo llamó la revista Proceso, Gerardo Ruiz Esparza, a quien la muerte lo salvó que no lo enjuiciaran, bueno no lo iban a enjuiciar porque Peña pactó con AMLO impunidad, si a él no le importó, luego llegaron los quebrantos económicos y ahora por nada del mundo la reubicarán, genera un poco más de 4 millones de pesos diarios, y eso no es de despreciarse, en momentos que las arcas del país están vacías. Ayer mismo el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Luis Cruz Montesinos, y el de Canaco, Jiménez Haces, anunció la rendición del sitio. Después que hablaron con los senadores Pérez Astorga, suplente de Ahued Bardahuil, y Ricardo Monreal, que en estos días vive apestado acusado de traidor a Morena, por haber operado en contra de una candidata en una delegación de México, les dieron la mala nueva. No se puede. Entonces se fueron por lo que debieron haber pedido hace años, la opción de que hagan una ampliación y pongan seis casetas de cobro de cada lado, y las habiliten porque las colas a veces son de más de 45 minutos y eso es de puro tercer mundo. Es la crisis la que tiene a Capufe sirviendo mal, no quieren utilizar más empleados porque cuestan y están sindicalizados, pero en la caseta de San Martín Texmelucan lo pudieron hacer, tienen más o menos 7 casetas de cada lado cobrando y al menos se evitan tener las colas más largas que en Chedraui cuesta menos, cuando hay ofertas. Además los tráileres las hacen mucho más lentas, aunque tengan sus tarjetas IAVE. Además, la carpeta asfáltica ya requiere mantenimiento, porque hay tramos que parece camino bombardeado de Irak en tiempos de guerra. Eso sí, cobran como si fueran de Suecia (aunque allá no cobran) y dan servicios de pueblos de tercera, como Amecameca.
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