Todavía hace doce meses, cuando en nuestro país recién iniciaba la pandemia el tabasqueño gozaba de buena aceptación entre la población mexicana.
Podía presumir de que el pueblo sabio le obedecía ciegamente.
Todo a su favor, todos con él. Era el Tlatoani absoluto.
Las encuestas llegaron a arrojar cifras cercanas al 85 por ciento de aprobación, dígito jamás expresado en una búsqueda en todos los tiempos.
A partir de allí fue que empezó a edificar el cuento de la aprobación total, de la legitimidad popular absoluta, situación que el nacido en Macuspana confundió, perdió el piso y a partir de allí se ha venido dedicando a actuar en contra de las leyes, de las instituciones públicas, de la Constitución misma, y, para acabar pronto, de todo aquel que disienta con su pensar y su actuar.
Se convirtió en todo un tirano.
Fueron cerca de veinte años en los que el señor López prácticamente anduvo de campaña, en todo ese tiempo nunca quito el dedo del renglón, de allí que fue construyendo su imperio mismo que ahora va a la baja, poco a poco de desmorona.
Ahora, a escasos 16 días de esta histórica jornada electoral, el dueño de “La Chingada” no tiene
la legitimidad popular que tanto presumía y que hasta en un momento dado alcanzó a reclamar.
Actualmente una buena porción de mexicanos lo desaprueban, ya no le brindan el apoyo como hace unos meses, esos millones de compatriotas que todavía tenían la esperanza de mejorar su calidad de vida de han desilusionado.
En estos momentos millones de mexicanos ya despertaron del sueño y han aceptado que eso de que vivirían mejor, solo fue una quimera. No otra cosa.
Cientos de miles de electores están ciertos que desde el inicio de su administración nos ha mentido.
Algo que sin duda le está quitando el sueño son los resultados que obtenga su negocio, entiéndase su partido, el próximo seis de junio en las urnas, todos coinciden en que, para empezar, son escasas las posibilidades de que por sí solo logre mantener la mayoría calificada en San Lázaro.
Quienes lo vendrán a medio salvar serán los partidos satélites, el chiquitaje, esos que se venden por un buen plato de lentejas.
Por lo mientras, y para no desentonar, vayámonos preparando para su clásica respuesta después de una jornada electoral.
Sí, el clásico “hubo fraude”.
Vayamos al pretérito y recordemos cuando andaba en campaña permanente, cuando era oposición, su tradicional arenga era denunciar el fraude.
Su obtusa mentecita siempre le dictó eso, siempre señaló al jefe del ejecutivo federal. A ver ahora a quien va a culpar, porque hasta donde sabemos él hace las veces de Presidente o al menos de eso se ha disfrazado.
La irritación será inevitable al igual que su berrinchito.
Lo cierto es que la esperanza que dispersó en millones de mexicanos es hoy decepción, y por lo mismo enojo.
La factura se la habrán de cobrar en las urnas.
Eso no lo dude.
ROMAN BASTIDA NO DESCANSA.
El candidato a diputado local por el Verde Ecologista aprieta el paso.
En la demarcación electoral que aspira a representar, el distrito ocho, Román Bastida, intensifica sus recorridos en los municipios que la conforman.
Por citarle un ejemplo le diremos que en los dos últimos días el candidato a diputado local desarrolla un gran trabajo, sus recorridos son de completa atención al electorado, de escuchar los planteamientos de cerca, mirando a los pobladores de frente, con firmeza, con seguridad de poder responder a lo prometido. Nada de vacilar a los votantes.
Bastida Huesca, siempre observando los protocolos sanitarios, camina a paso firme, casa por casa, saludando con sencillez a la población, nada de poses ni frases gastadas, mucho menos titubeos o vacilaciones.
Siempre dando a conocer sus propuestas, mismas que han sido bien vistas por el electorado, y las cuales, de contar con el voto mayoritaria, habrán de dar inicio de inmediato.
En estas reuniones, hombres y mujeres de todos los estratos sociales le han manifestado su apoyo al abanderado ecologista, cientos coinciden en que es un hombre sencillo, que sabe cumplir sus compromisos.
Bien.
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