No cabe duda que entre ellos se fragmentan. No hace falta un tercero, solitos se inmolan.
El día de las elecciones, el próximo seis de junio, el único partido político que puede pegarle electoralmente a Morena, es Morena, ellos solos van a causarse serios e irreversibles perjuicios situación que, ni con un tejido fino, mucho menos con una prudente operación cicatriz misma que intentaran realizar después para sanar las heridas de los perdedores, podrán aquietarlos, al contrario, de inmediato, una vez que aparezca la lista final de sus candidatos al no salir elegidos buscarán otras opciones políticas ajenas al negocio que regentea el señor López o incluso, y lo más grave, desde el interior de dicho movimiento, mas no partido, tratarán de reventar el proyecto de la 4T.
Claro que sí.
En Morena no sólo está en juego la presidencia de ese partido, ya que Mario Delgado, en estos momentos, pende de alfileres, sino el proyecto político a futuro del gobierno de la llamada 4T y por supuesto del patrono de la franquicia, un tal Andrés Manuel López Obrador.
Eso de que existen dos bandos hacia el interior de MORENA, los radicales o puros, y los moderados o emergentes es una verdadera succionada. Lo que realmente existe es una fratricida lucha encarnizada por el poder que dejará sensiblemente dañado a ese partido, o movimiento más bien, una vez pasada la jornada electoral o antes, una vez que surjan los nombres definitivos de los agraciados.
Ya lo decíamos en una entrega anterior la destrucción de MORENA está cerca.
La disputa interna por las candidaturas amenaza seriamente con reducir seriamente la sólida permanencia del partido, o más bien movimiento, una vez pasada la jornada electoral.
Ante el desaseo y la ya vislumbrante imposición de candidatos las renuncias públicas y en cascada no tardan, muchos de los ahora morenos habrán de continuar la lucha democrática desde otras fuerzas políticas.
Varios dirán que su salida, o renuncia, obedece a un tema de honestidad y congruencia con los verdaderos principios de la tan cacaraqueada 4T. Otros lo harán al no ver coronados sus caprichos políticos, no ver satisfechas sus ambiciones personales.
Seguramente un sinnúmero de ellos habrán de argumentar que no pueden continuar en un movimiento que abandonó sus propios principios, los tres mandamientos del señor López, no robar, no mentir y no traicionar, y en los cuales se acuartelaron la simulación y la imposición muy por encima de la voluntad de la militancia.
Todo indica que habrán de prevalecer los pactos de corrupción muy arriba de la voluntad de la militancia.
Tal parece que en MORENA le están apostando, y está optando, a no escuchar las voces de las bases y están cediendo a las presiones cupulares y las intrigas palaciegas al imponer a candidatos que no abonen al triunfo.
Es un hecho. La 4T se desmorona a cada instante con sus malas decisiones que están sometidas a la silla presidencial y que, en lugar de garantizar la estabilidad, desacreditan todos los informes que no les convienen.
Aun es mucho el camino por recorrer en este sexenio y muchas posibles soluciones para subsanar las rajaduras que los tropezones del gobierno de la 4T han generado en estos primeros dos años, sólo será cosa de que ellos quieran y sobre todo, se pongan de acuerdo.
Algo que se antoja bastante difícil.
Provecho.
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