Estando los mexicanos como estamos por causa de no sabemos que malos hados, me pareció oportuno reproducir a manera de cuento una historia de Navidad, acaecida hace varios años, los protagonistas fueron, los carísimos árboles de Navidad y mi hija Anamar, quien año con año continúa exigiendo su árbol, está en el 2020 convertida en una hermosa Dama de 28 años, tiene ahora prioridades más caras que el árbol de Navidad. Va la historia de cuando era muy pequeña:
Relato historia de mi pequeña hija de cuatro años, como todos los padres, estoy convencido que Anamar es la persona más inteligente y hermosa del mundo, manipula a toda la familia en su beneficio, empleando los muy conocidos, indefendibles, inapelables y radicales argumentos del pataleo, lloriqueo, sordera y chantaje.
Tengo 88 años lidiando con mujeres, siempre me han vencido, dominado y manejado a su antojo, primero mi madre, después amiguitas, hermana, novias, amigotas, esposas (dos, una a una) y en culminacion mi hija Anamar; estoy convencido de que la mujer inteligente tiene armas que le son propias para dominar a los hombres, armas exclusivas del sexo "débil”, cuando las emplean con habilidad, no hay hombre por inteligente y poderoso que sea, que pueda enfrentar los imperativos de la voluntad femenina. Esta historia confirma ampliamente la tesis.
Pueden argumentar las neoliberadas mujeres, que en virtud de la acción feminista, la conquista más importante de sus luchas ha sido el igualarse a los hombres en su actividad social, profesional, política o deportiva; yo afirmaría que los ganones con esas conquistas de las feministas han sido los hombres, pues hoy la mujer tiene que fecundarse (fácil y algunas veces placentero), formar el nuevo ser, parirlo, atender al hijo en la etapa de puericultura, educarlo, mimarlo, amarlo, etc., además, gracias a las nuevas conquistas, trabajar al parejo de los hombres para sostener y mantener la estructura familiar; por mi parte, gracias heroicas damas feministas, sus conquistas lograron bajar la carga de responsabilidades de los hombres, en contrapartida, algunos mandilones ya preparan mamilas, cambian pañales y cuidan la casa mientras su tres cuartas partes de la naranja chambea, hasta hoy, ningún hombre ha podido parir, somos nulos para amamantar y pésimos cuidadores y formadores de bebés y niños. “AGUAS”
Diciembre 7 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
|