Primero, el Presidente López Obrador dijo que él no hablaba con los Gobernadores federalistas de asuntos de centavos; que hablaran con el secretario de Hacienda Arturo Herrera…
Después, cuando la presión lo hizo recapacitar, declaró que siempre sí hablaría con ellos. Pero puso sus por demás impropias condiciones; como de faltarle al respeto a la investidura presidencial. Cuando anotarlo es tanto como aceptar que puede suceder…
Pero declaró en su programa mañanero -que ha de costar un dineral y nadie habla de ello, pero anda escatimando dinero para apoyar renglones verdaderamente importantes- que a los Estados se les ha dado más de lo que les correspondía; que no les debía ni un centavo. Y que en cambio, entre ellos le debían miles de millones de pesos a la federación…
Los Gobernadores le reviran que no es cierto; que no le deben nada. Y establecen los puntos a tratar en la entrevista que aceptó concederles. El Presidente les contesta que los recibirá; pero que de una vez sepan que no va a darles más dinero. Cuando ese es el motivo central del desacuerdo y lo quieren que se cambie…
Por lo tanto, se puede suponer que debido a la tajante actitud del Presidente, que no da margen de maniobra, los Federalistas, a los que ya tachó de conservadores, considerarán el cancelar la solicitud para llevar a cabo la entrevista. No tiene caso perder el tiempo. Mientras tanto, las encuestas seguirán su curso polarizando más a la gente…
Lo que parece ser cierto, es que la discrepancia, que comenzó siendo económica y pudo haberse solucionado de mil maneras, se ha politizado; y en torno a ello, las opiniones de los solones comienzan a hacerse escuchar, secundando al Presidente y recordando que el pacto fiscal vigente lo firmó Calderón…
Y hacen enfática referencia de todo lo que perderían los Estados si se salieran del Pacto Federal y se declararan independientes. Y unánimemente dan todo tipo de explicaciones jurídicas que impedirían el rompimiento…
Pero no se escucha a nadie hablar de la democracia; de la voluntad de la mayoría. Y de que un acuerdo, por legal que sea, se puede romper. Y el hablar tan a la ligera de manera casi retadora, aún teniendo la razón, en nada ayuda para zanjar el problema…
Si no hay acuerdos, tendrán que ir a juicio; y el solo hecho de que se llegue a ese extremo, marcará como hierro candente a la 4T; ya de por sí marcada en la línea de flotación por solo tres letras: Pío…
En un matrimonio que al principio mostraron su intención de unirse; pero que al cabo del tiempo las cosas cambiaron y uno de ellos decide romper el acuerdo; pero el otro no acepta, sólo pueden esperarse problemas…
Y eso es lo que por lo visto el Presidente López Obrador no quiere ver y de lo que la gente no quiere hablar, a pesar de lo extremadamente delicado del asunto. Pues lamentablemente, pero la balcanización de la Patria no es un juego. Los Gobernadores no están jugando.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida. |
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