Después de casi seis meses de enclaustramiento, de confinamiento brutal, tomé la mugre, cara y mala autopista de Capufe, para encontrarme, fiel a mi salado karma carretero, que en el kilómetro 31 al 35 estos inútiles de Capufe volvieron a parar la circulación y se hizo una demora de una hora. Solo aquí nos puede pasar esto, cuando no es el tramo son las horripilantes y lentas casetas de cobro, pero en fin. Fui en busca del mar, oler el aire del salitre y la salinidad del mar, como cuando el coronel Aureliano Buendía se acordó cuando su padre lo llevó a conocer el hielo, según relato de García Márquez. O aquel reclamo del poeta Rafael Alberti a su padre: “El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar?”. Así iba cuando pum. El bloqueo de la carretera, que logró que el tramo Orizaba-Veracruz se hiciera en tres horas. Terrible. Lo único bueno fue que había internet y los tuiters me enteraron del lio de Brozo y Loret en contra del presidente AMLO, a quien lo hicieron amuinarse y quedó peido (enojado) porque le simularon un sketch en una escenografía de las mañaneras, lo que se convirtió en tendencia nacional, opacando a Messi que, siempre resultó que sí se queda. Llovía, hoy corté una flor, y llovía, llovía, y me dijeron que temprano a Veracruz le entró una tormenta. Para cuando llegué, cerca de las 3 de la tarde, el agua había amainado. Entré a Plaza Américas por la puerta de Sanborns, bien protegido con mi gel y mi cubre bocas, los filtros sanitarios a las entradas de los almacenes son de buen cuidado. Trepé las escaleras eléctricas. Esa plaza Américas tiene en su sección nueva, la que administra Chedraui, bastantes tiendas cerradas, gente que dejó sus locales porque es imposible pagar renta durante 6 meses sin trabajar. La otra parte, la que inició el renovador del nuevo Veracruz, Dante Delgado Rannauro, que como gobernador rogaba a sus amigos empresarios y pudientes, compraran locales en esa plaza, sin saber, al paso de los años, que eran las mejores inversiones que habían hecho. Muchos de esos locales no cerraron, sobreviven porque son ellos los dueños de los locales. Pero los demás dan pena, es una desgracia la que ocasionó el virus maldito y que hizo que los gobiernos, el estatal y el federal, no voltearan hacia la gente de trabajo, como los meseros y empleados del comercio o prestadores de servicios para brindarles o créditos o algún tipo de ayuda. Ellos forman parte de ese desempleo terrible.
EN EL CAFÉ
Un café de a rapidin en Don Justo, propiedad de la familia Fernández Ávila, y a buscar el sitio de la comida, Caminar por los locales cerrados y ver con tristeza ese acontecer. Afuera comenzaba a pegar un aire. Llegamos al restaurante, a medio llenar, pocas mesas por la pandemia. Una sopa de pescado y una Morcilla, para acordarme de Madrid y luego al postre en el café de la otra plaza, la de Andamar, que a esa se le ven pocos locales cerrados. Entre a una Bath&Body Works, por un líquido aromatizante, allí encontré a una lectora veracruzana de Notiver y Facebook y platicamos un poco de la crisis de la pandemia. Luego al café Bola de Oro, propiedad de familia jalapeña y enfrente la tienda de ropa H&M, que tenía buen movimiento, todos están en rebajas, en ofertas porque hay poca venta y poca liquidez y poco dinero entre la gente. Platiqué con el cajero, un joven empleado atento, les felicité porque les llegaba gente, me dijo que están dando el doble de esfuerzo solidario porque quieren subir las ventas, para que los jefes llamen a los otros compañeros que aún están en el desempleo, esperando la llamada. Terrible panorama. Vi su gran bulevar, vi a Boca del Rio y vi a Veracruz donde gobiernan los panistas y Chikinando se tira un clincht cada que puede con gobernador y secretario de gobierno, presume que para los dos tiene. El retorno por la mugre Capufe no tuvo problemas, por la noche esos inútiles no trabajan. Me enteré del no registro del INE al partido México Libre de Margarita Zavala y Felipe Calderón, y los fantasmas de los agravios caminaron en la cabeza de Lorenzo Córdova. Luego, de regreso a casa porque en el mar la vida es más sabrosa, pero en las altas montañas se duerme más rico.
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