Como buen pugilista, al haber estado tras las cuerdas y librar la cárcel y los golpes bajos y de uper cutt, Emilio Lozoya Austin no sorprendió a nadie, porque estaba muy cantado que iba a cantar. Lo hizo en la sigilosidad y en la oscuridad del anonimato. El gobierno de la 4T no lo ha dejado ver desde que de España lo han traído, después de comer morcilla y paella y ahora unos tacos a la mexicana. Se ignora si presentó la demanda vía internet o Zoom, no fue público, quizá lo hizo todo crudo porque, reveló el periodista Carlos Loret de Mola, que tuvo comida de bienvenida con sus cuates, en su casa, donde presuntamente tiene casa por cárcel, y que uno de ellos llegó con una botella de 25 mil pesos, para que no extrañe la cárcel de Alhaurin de la Torre, donde primero estuvo confinado, porque allí ni siquiera le daban vinillo de jerez. El estado no se atrevió a demandar directamente a Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, lo hizo por interpósita persona, diría un juez. Ese Lozoya se tiró al piso con tal de no pisar cárcel mexicana. Los conocedores de estos vericuetos, señalan que su enojo fue porque, cuando Peña Nieto pactó con AMLO al principio del gobierno, Peña pidió una protección y blindaje por los suyos más cercanos, entre ellos Gerardo Ruiz Esparza, esteta de la corrupción, como lo llamó la revista Proceso de Julio Scherer. Y para Lozoya nada, Peña no lo llevó en la lista. Al secretario de la SCT, Ruiz Esparza, quizá lo salvó la muerte, porque fue la dependencia, después de Pemex, donde se generó una corrupción bestial, desaforada, implacable, aún el tren elevado México-Toluca duerme en sus laureles, lleno de corrupción. Lozoya le mandó a decir con su papá, a Madrid, que él fuera incluido en ese paquete, pero no fue. Y de ahí el enojo, y de ahí todo este show de vodevil, que los enterados en cosas de leyes dicen que nada pasará, que es puro cotilleo para la elección que viene, un churro de miniserie tipo Netflix. Qué lástima, tan cara de buenito que se le veía, y salió bien tentón y chillón. Veremos, dijo un ciego.
NO LO PIERDAN DE VISTA
Es nacido orizabeño (9 de mayo de 1969, edad 51 años), senador de la República por el PAN, Coordinador del Grupo Parlamentario de Acción Nacional, cargo que ocupó a la muerte del poblano, Rafael Moreno Valle, cuando cayó aquel helicóptero de la muerte, licenciado en Derecho por la Universidad del Valle de México, Campus Querétaro. Su carrera política está forjada en Querétaro, donde ha sido alcalde del municipio de Corregidora. En la iniciativa privada, ha ocupado cargos en instituciones como la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). También ha sido parte de los consejos consultivos de la Comisión Estatal de Agua (CEA), del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
Wikipedia: “Descendiente de abuelos españoles y libaneses, Mauricio es el menor de los cinco hijos del matrimonio que formaron Yamil Kuri y Esperanza Sabina González. Sus hermanos son Ernesto, Martha, Yamil y Paulina. Cuando Kuri tenía nueve años, la familia se mudó a Querétaro, donde reside desde entonces. Está casado desde hace más de 20 años con Carmen María Herrera Soto, con quien tiene tres hijos: Mauricio, Carmen María y Sabina. Cursó diplomados en Finanzas, Desarrollo Personal, Desarrollo Empresarial y Liderazgo”. Y las encuestas aseguran que está listo para ser candidato a la gubernatura por el PAN, en la elección que viene. Es Mauricio Kuri González. No lo pierdan de vista, orgullo orizabeño.
www.gilbertohaazdiez.com
|
|