Existe de hace mucho una conseja popular que pocos asimilamos, sentencia: “Cuídate de quien te halaga” el daño que causa no entender esta corta frase, ha llevado al fracaso a imperios que fueron destruidos por causa de cortesanos expertos en prodigar halagos a los soberanos, por supuesto los halagadores causan el mal en su intento de mantener cómoda posición junto al halagado, la relación debiera ser abominable, pero se da sin que el halagado se de cuenta.
Es el halago un virus universal que no tiene ni tendrá vacuna, el único medio para atenuar sus desastrosos efectos, es la refractaria actitud que debe adoptar el personaje halagado, que a priori entienda que será pasto del halago, tanto como rechace los halagos, tanto o aun mas, podrá tener soberanía sobre sus acciones, el debilitamiento de la resistencia al halago, va en detrimento de su integridad para tomar decisiones, pues queda a merced del peligroso halagador.
Revisen el catálogo de personajes con mando, no me refiero a AMLO, él está vacunado contra todo, tiene como defensa ante cualquier mal a la sacrosanta estampita que estable "Detente halago asesino, el corazón de jesús está conmigo" sean políticos o empresarios, encontrarán a su alrededor los virulentos halagadores, no son gente estúpida, son hábiles y hasta inteligentes para influir en el ánimo y decisiones del funcionario de quien desean aprovecharse halagándolo; el cortejo principia sirviendole en forma lacayuna, ya en posición de útiles sus servicios a la presa, inician su tarea aceptando sin chistar toda orden o insinuación del que manda, las órdenes, además de ser obedecidas se acompañan con una frase de aprobación e inicio del halago virulento, por ejemplo: “Magnifica decisión, le felicito y aplaudo su genialidad”.
El halago llega a niveles increíbles, continuo aplauso, frases de elogio por insignificantes actos del halagado, es conocida la actitud servil de algunos halagadores y anecdóticamente se relata el caso del jefe que pregunta la hora y el halagador responde “La que Ud. mande señor" . No hay límite, llega a tal grado la labor destructiva del halago que los halagadores, hombre o mujer, hacen sentir al halagado que es una persona hermosa, atractiva, irresistible y con gran magnetismo sexual. "cuidate de quienes te halagan Cuitlahuac, te engañan y estas cayendo en una trampa insuperable.
Lo que pasa con algunos gobernantes, de todos los niveles, es que tan pronto llegan al rango de autoridad superior, son presa de los halagadores, los gobernados pagamos las consecuencias de que el funcionario caiga en las redes de los perversos halagadores, nada puede hacerse, pues la vacuna contra el halago no se ha inventado, más grave, el fenómeno no depende de la formación profesional ni estatura moral de quienes intervienen en la relación, simplemente todos somos proclives a halagar o dejar que nos halaguen, es cualidad de los humanos.
El catálogo de instrumentos de halago es infinito, uno de los más comunes es decirle al halagado que todo lo que hace lo hace a la perfección, no debe aceptar críticas de quienes le envidian por su prodigioso actuar, llega el halagado a sentir que es una isla rodeado de pendejos por todas partes, menos por una, por arriba, pues solo Dios le entiende y casi le iguala. Está y estamos perdidos. Cuidate de AMLO Gobernador, te halaga demasiado y parece que te gusta. ¡AGUAS!
Agosto 4 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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