La vida en el tuiter es como una tómbola, tom, tom, tómbola, cantaría Mona Bell. Hay tuiteros que tienen millones de seguidores, López Dóriga creo anda en 4 millones. Allí es donde se dirime la verdadera batalla entre conservadores neoliberales y socialistas comunistas, entre chairos y fifís, entre los que le van a AMLO y los que lo detestan, muchos son boots alquilados, pero entre los que no lo son se exhiben de manera cruel y despiadada, a veces. No todos son de la política, hay algunos y algunas dulzonas, que le entran a divertirse y divertir a los demás. Pero la rabia está entre los que se odian, Tumba burros y Chumbele, son muy vistos. El expresidente Felipe Calderón es tuitero de corazón. Como lo es el embajador de Estados Unidos, Christopher Landau, quien a veces se da el lujo de responderte. La escritora Ángeles Mastretta señala que “Pasar por twiter diez minutos, requiere cinco horas de silencio para recuperarse”. Y es cierto. Lo duro es cuando le entran a la vida privada y agreden a las familias. Como le ocurrió hace tiempo a la esposa del presidente AMLO, cuando señaló: ‘Con los niños no’, de un comentario que le habían escrito al cachorro de Palacio. La señora ha abandonado tuiter algunas veces, luego regresa. Ocurrió con Carmen Aristegui, en un pleito que trae contra Sanjuana Martínez, la periodista corrosiva que llegó a Notimex a correr a cuántos pudo, a Carmen le exhibieron un hijo y a un padre, y ella tuvo que salir a aclarar en su cuenta de tuiter. Otra más fue a la Rocío Nahle, la poderosa secretaria de Energía, cuyo corazón late para y por Veracruz, le exhibieron foto de su hija estudiada y egresada en el Tec. de Monterrey, con la carrera de energías limpias y la mostraron, sin que la hija tenga culpa de los actos del gobierno donde trabaja su madre. Un tuitero mas exhibió a la hija de la Nahle que estudia en la prestigiada Universidad de Columbia en Nueva York, cuyo costo de inscripción es de 63 mil dólares, más de millón doscientos mil pesos mexicanos. Y exhibe su ficha de estudiante: Rocío Peña N. Columbia University. Sustainability Management. New York. Con la familia No. Así las cosas, diría el clásico.
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