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viernes 19 de abril de 2024

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2019-09-14 / 12:56:37

La guerra: entre la pobreza espiritual y la estética

Al finalizar el sexenio de Peña Nieto se contabilizaba en el país casi 56 millones de pobres. 62% de los mexicanos carecían de ingresos suficientes para adquirir lo más básico. 40% de la población ocupada no recibían salarios suficientes para comprar la canasta básica. Según la OCDE, son de la clase baja, los que viven en un hogar de 5 personas con un ingreso de 6 mil pesos mensuales. Existen millones de compatriotas que están por debajo de esa categoría; están, literalmente, en el inframundo. El CONEVAL dice que viven en la miseria un poco más de 9 millones de mexicanos. La “clase media” del país está conformada —entre otros— por burócratas, oficinistas “bien remunerados”, pequeños empresarios o profesionistas liberales, quienes tienen un ingreso entre 15 mil y 40 mil pesos, según OXFAM.

Por otra parte, en el país el 1% (uno por ciento) de los más ricos —alrededor de 110 mil personas— acaparan, según OXFAM, casi el 50% de toda la riqueza nacional: 95 mil 423 de ellos tienen un patrimonio de entre uno y cinco millones de dólares; ocho mil 229 con entre cinco y 10 millones de dólares y, cinco mil 475 tienen entre 10 y 50 millones de dólares. Aquí se encuentran los pudientes y los potentados.

En México —según el banco Credit Suisse— solo 39 hombres y mujeres tienen un patrimonio superior a los 500 millones de dólares —equivalente a más de 10 mil millones de pesos— y otras 266 concentran entre 100 y 500 millones de dólares. En éste estrato localizamos a los ultra ricos. Aquí y algunos contabilizados en el párrafo anterior encontramos a quienes —Fox, Calderón y Peña Nieto— les condonaban o devolvían los impuestos.

OXFAM es una confederación internacional —fundada en 1942 en Inglaterra— que realizan labores humanitarias en 90 países. Algunos de los datos que aparecen en ésta nota fueron extraídos de un trabajo presentado —por esa confederación— durante la reunión anual de Davos, Suiza. Alertaban sobre la injusticia y la desigualdad en el planeta y el riesgo de seguir por esa ruta. Ponían a México como uno de los países con mayor diferencia en los ingresos y señalaban la injusticia e inmoralidad en la distribución de la riqueza de los mexicanos.

La realidad económica —expuesta en cifras y datos en los párrafos anteriores— no se formó de la noche a la mañana. Es producto de la política económica neoliberal aplicada en el país en los últimos 36 años. Atrás de los montos de dinero y la frialdad de las cifras se encuentra una lacerante desigualdad. Existe —entre los desposeídos— drama, tragedia, enfermedades, sufrimiento, hambre y muerte, generalmente evitable.

Del otro lado de la moneda están los políticos cupulares del PRI, PAN y PRD, dirigentes de las Ong´s y de la sociedad civil, empresarios e industriales. Muchos de ellos heredaron el racismo del opresor europeo o del colonialismo español; adquirieron el clasismo de aquellos que trajeron a Maximiliano para que —dada nuestra incapacidad— nos tutelara o aprendieron a segregar y discriminar de los “científicos positivistas” que gobernaron con Porfirio Díaz. Los neoliberales del siglo XX y XXl —por sus antecedentes ideológicos— humillan, sienten desprecio y consideran inferior al pueblo mexicano.

Están equivocados —con sus juicios simplones— los que señalan como causales de la división y polarización del país al discurso presidencial, la palabra fifí o la denominación de “chayoteros”

a los periodistas inescrupulosos. La división nacional —patrimonial y social— proviene de la ideología impuesta por el colonizador europeo y la polarización —entre los mexicanos— está implícita en la política económica aplicada en estas últimas décadas.

Si los candidatos a la presidencia del PRI o del PAN hubieran ganado en el 2018, seguro estoy que al finalizar su periodo de mandato algunos millones de personas que ahora pertenecen a la “clase media” se hubieran desbarrancado al infierno de la pobreza. Cierto es que en éste sexenio, algunos miles perderán sus ingresos entre ellos: “aviadores”, ocupantes de plazas duplicadas o triplicadas o de la “casta dorada” enquistada en las estructuras organizacionales. Muchos de esos abusivos, flojos y farsantes votaron por los neoliberales del PRI y PAN y, ahora —que les quitaron sus canonjías— vociferan en defensa de sus “padrinos” y anhelan que regresen al poder los que les prodigaban los favores y las dádivas laborales.

Sabina Berman en su columna del Universal (8/9/19) nos narra dos anécdotas que vivió con Francisco Toledo (+5/9/19). Relata la escritora que cuando Toledo regresó de París salieron algunas veces —en la capital del país— y dice que: “El mesero del café Viena, donde solíamos comer, me preguntaba si yo pagaría la cuenta no importaba que en cada ocasión la pagaba ese hombre de pelo enmarañado y camisa y pantalón de mezclilla, huaraches de cuero. Se enojaba porque Francisco había dibujado en la servilleta de tela blanca y lo regañaba como un sirviente. No importaba que en cada ocasión Toledo pagaba la servilleta.” El otro pasaje que relata Berman dice: “En el balneario ´Las estacas´, luego que nos metimos al agua helada del río, un policía acudió a ordenarle que se saliera del agua. Esto no es para prietos, dijo, mientras observaba salir a Francisco mansamente a la orilla de pasto.”

Puedo entender a los aporofóbicos (aversión a los pobres) o a los pigmentocrátas (los que sienten superioridad por el color de su piel) y tienen patrimonios de millones de dólares. Los entiendo aunque no comparto sus opiniones ni justifico sus procederes. Entiendo a los alofóbicos (el que siente aversión o rechaza al diferente) que estudiaron en Harvard o Yale y viven en zonas residenciales del país. Los comprendo pero no simpatizo con esas formas de pensar y repruebo las mezquindades que pregonan. A los que no entiendo ni justifico son a los clasemedieros con espíritu de mesero —del Viena— o a los profesionistas que se comportan como el policía del balneario “Las estacas”.

Algunos conservadores —potentados o clasemedieros— rechazan al actual presidente —entre otras razones— por no haber estudiado posgrados en universidades del extranjero y no tener la piel blanca. Se oponen a las políticas de la 4T que pretenden sacar de la pobreza a los campesinos y de la miseria a los indígenas. Lo hacen por su aversión a los pobres y su rechazo a los diferentes. A los universitarios —con almas de cuicos o de sirvientes— que egresaron de escuelas públicas, viven en la medianía financiera y vociferan en contra de las políticas del presidente López Obrador, se les puede aplicar lo que dice René Villalobos: “cría loros y te mentarán la madre.”

De Toledo, dice Berman: “la capital del país le descubrió lo que significa ser indio y prieto en tierra de mestizos salvajes.” Lo anterior es cierto. Como innegable es, que algunos citadinos, nunca podrán descubrir la belleza y la estética del arte irradiado por un indígena de alma generosa y talla mundial. No lo harán, por la miseria espiritual que navega en sus entrañas.

alfredopoblete@hotmail.com