Frente a un Bukele cada vez más intolerante, han salido del país 53 periodistas, 4 defensores de derechos humanos han sido apresados; pero su gobierno es aplaudido MEMORANDUM 1.- Sería 2010 o 2011 cuando el periodista salvadoreño Carlos Dada, fundador del influyente medio digital El Faro, acudió a una cita en una cafetería de la Zona Rosa de San Salvador. Lo había convocado Nayib Bukele, un joven que apenas despuntaba en sus aspiraciones políticas. El Faro tenía ya una trayectoria de más de una década y un sólido prestigio en Latinoamérica. Bukele le propuso a Dada comprar el medio digital. El periodista le dijo que no. Tajante. Lo cual fue el inicio de confrontaciones constantes. Como habían hecho desde su fundación, en 1998, los reporteros de El Faro fueron implacables en su papel crítico, narrando cada acto de corrupción detectada, aunque los dos presidentes anteriores, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, hubieran salido de las filas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el partido de la reconvertida guerrilla que pronto perdió su espíritu revolucionario al tocar la silla presidencial. La carrera de Bukele despegó rauda. También con las siglas del FMLN, el joven empresario fue primero alcalde de Nuevo Cuscatlán, después de San Salvador. Cuando quiso ser candidato presidencial el partido no lo aceptó. Salió insultando a medio mundo. En 2019 se hizo de la presidencia y corrió sus ideas a la extrema derecha. Diez años después de esa cita, en 2021, Carlos Dada, periodista de la primera generación de la posguerra, salió de su casa sin tender la cama. “Vuelvo pronto”, pensó al cerrar la puerta. No ha podido regresar desde entonces, viviendo su segundo exilio. Ya pasaron cuatro años. Tenía nueve cuando estalló la guerra en su país y sus padres, opositores de alto perfil a los poderes contrainsurgentes de entonces, tuvieron que huir. Vivió 16 años en México. El periodista y casi todos sus colegas del medio, muchos de ellos multipremiados, autores de libros que son referencia para reporteros de esta generación, se convirtieron en los villanos favoritos del popular presidente, que construyó un poder totalitario y amenazante. Semanas antes de lo que él pensó iba a ser “una salida preventiva”, el gobierno de Bukele había elevado el tono de las amenazas contra este informador. Las camionetas de vidrios oscuros hacían cada vez más descarado su seguimiento. Por el ventanal de su departamento, desde donde se mira el triángulo diáfano del volcán de San Salvador, un día entró un dron que detuvo su vuelo a pocos centímetros de su cabeza. Hasta que sus abogados le dijeron: “ahora sí te vas”. Se les había confirmado que en la fiscalía controlada por el bukelismo estaba listo un expediente donde lo acusarían, como representante legal de El Faro, de lavado de dinero. El riesgo de arresto y juicio sin garantías era inminente. Ahora vive en Holanda y empieza a masticar la idea de asumirse como exiliado. Su libro Los pliegues de la cintura contiene su reportaje “Así matamos a monseñor Romero”, uno de los relatos más completos sobre el asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero en San Salvador, en 1980. En los últimos meses, frente a un Bukele cada vez más intolerante, han salido del país 53 periodistas de medios independientes, 25 de ellos de El Faro. La Asociación de Periodistas de El Salvador, creada hace 80 años, ha tenido que trasladar al exterior sus operaciones por primera vez. Y su director, Sergio Arauz, dedica la mayor parte de su tiempo y esfuerzo a procurar a los periodistas en peligro vías seguras para el exilio y condiciones mínimas de subsistencia en otros países. Él mismo ya es un exiliado. En ese periodo han arrestado a más de 88 mil ciudadanos, encarcelados en condiciones extremas sin debido proceso. En las terribles prisiones del país se reportan ya más de 450 reos muertos. Es abundante la información sobre la tortura que se aplica sin cortapisas detrás de los muros de las 22 penitenciarías del país. Cuatro defensores de derechos humanos han sido apresados bajo este “régimen”. Ingrid Escobar, directora de la ONG Socorro Jurídico Humanitario, quien denunció lo anterior, tuvo que huir del país. Centenares de salvadoreños han salido por temor a persecuciones jurídicas arbitrarias. En la edición de octubre, El Faro publicó un material multimedia trabajado durante dos años, desde que empezaron a sonar las noticias de los muertos “por suicidio” o por “enfisema pulmonar” de las prisiones. Son 27 familias de sobrevivientes o de quienes recibieron a su ser querido en una bolsa negra. Ninguno era pandillero. Eran obreros, maestras, vendedoras, mototaxistas, albañiles, campesinos. La hora del exilio le llegó también a Ricardo Vaquerano, ex jefe de información de El Faro. Tiempo atrás había almorzado con Bukele, a quien trataba de convencer de dejarse entrevistar por uno de sus reporteros. El ahora presidente respondió: “no. Yo sé que ustedes (El Faro) me van a joder”. El año pasado, Bukele volvió a ser candidato a la presidencia (inconstitucionalmente) y arrasar otra vez. Controla todo: los poderes legislativo y judicial, la fiscalía, redes sociales, negocios, el bitcoin –que es moneda oficial en El Salvador–, y se empeña en callar las ultimas voces críticas del periodismo. Emula a Donald Trump y su modelo “antiterrorista” es aplaudido por las corrientes de derecha de todo el mundo.
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Gobierno de Sheinbaum destina 99 mil millones de pesos a programas sociales; para lograr aprobación MEMORANDUM 2.- Para el último bimestre de 2025, el gobierno federal destinará una inversión social de 99 mil millones de pesos en diversos programas sociales, informa la titular de la Secretaría de Bienestar, Ariadna Montiel. Resaltó que se alcanzó una cifra histórica de 18 millones 494 mil beneficiarios de los programas de Bienestar, la más alta en los siete años de los llamados gobiernos de la transformación. En conferencia presidencial, la funcionaria expresó: “Cerramos el año con el numero más alto de derechohabientes de estos programas”. Ante la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la secretaria Montiel detalló que para el bimestre noviembre-diciembre, el último del año, los recursos se han comenzado a dispersar. Para la pensión de adultos mayores, dice, suman 13.2 millones de derechohabientes y la inversión para este bimestre será de 82 mil millones de pesos. Pensión Mujeres Bienestar se tiene un registro total de 2 millones 982 mil 222 beneficiaras de entre 60 y 64 años de edad. Se destinarán 8 mil 445 millones de pesos para el periodo noviembre-diciembre. Montiel señala que del total de beneficiarias, casi 2 millones se registraron apenas en agosto y en octubre recibieron su tarjeta de Bienestar, por lo que éste será el primer pago que recibirán. En cuanto a la pensión para personas con discapacidad, la funcionaria indicó que hay un millón 614 mil pensionados y la inversión para el cierre del año será de 5 mil 182 millones de pesos. Sobre el apoyo a niños y niñas menores de cuatro años, dijo que hay 25 mil apoyos y la inversión entre noviembre y diciembre será de 874 millones. En tanto, para Sembrándomelos Vida hay 409 mil 647 sembradores y la inversión social para el último bimestre de 2025 será de 2 mil 642 millones de pesos. Por su parte, el secretario del Trabajo, Marath Bolaños, refirió que en siete años de gobiernos de la transformacionales se ha beneficiado a 3 millones 423 mil 461 personas con el programa Jóvenes Construyendo Futuro, con el que se enlaza a pobladores de 18 a 29 años con empresas y se les paga un salario mínimo durante 12 meses. De ese total, agregó, 58 por ciento han sido mujeres y 42 por ciento hombres. Y la inversión en estos siete años alcanzó los 158 mil millones de pesos, tan sólo en el actual sexenio de Sheinbaum.
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Generación Z enfrenta una realidad compleja en México: 47.6% está sin empleo, rezago habitacional y falta de acceso a créditos MEMORANDUM 3.- En México prácticamente la mitad de los jóvenes de 15 a 29 años–la llamada generación Z– están fuera de la población económicamente activa, y la mayoría en esa condición son mujeres. Esa generación, señala, ha experimentado varios procesos de crisis. Datos de la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que de los 30.4 millones de personas en ese rango de edad, 14.5 millones (47.6 por ciento) no desempeñaban alguna actividad económica al primer trimestre de 2025. De esa cifra, 63.4 por ciento eran mujeres. La quinta parte de los jóvenes en México cuentan con estudios profesionales, y de acuerdo con la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), 9.8 millones de los de 12 a 29 años (26.1 por ciento) viven en una casa con rezago habitacional. Cristhian Ascencio, académico del Centro de Estudios Sociológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, destacó que el hecho de que los jóvenes hoy en día no expresen formas habituales de organización política no significa que no se enfrenten una realidad compleja. Explica: “La generación Z, de hecho, las diferentes generaciones, no debe ser vista a la luz de sus expresiones de inconformidad, sino de sus necesidades en términos de justicia e integración social. Si bien no hay en este momento expresiones organizadas de resistencia tan claras entre ellos, eso no significa que no la estén pasando mal y que no haya necesidades que atender”. Esa generación, señala, ha experimentado varios procesos de crisis: cambio climático, consecuencias del covid-19, precariedad laboral, falta de acceso a vivienda, expansión del discurso de odio y avance de la ultraderecha en varios países de la región, por citar algunos. Según el Inegi, los jóvenes también enfrentan mayor tasa de desocupación que el resto de la población: mientras 2.5 por ciento de los jóvenes de 15 años y más estaban en esa condición al primer trimestre de este año, entre los de 15 a 29 la cifra fue casi el doble: 4.8 por ciento. Un análisis de la Conavi indica que la población joven predomina en el mercado de rentas de vivienda, “debido a su incapacidad de costear una o acceder a un crédito hipotecario”.
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