Pese a ocurrencia de desastres en México, acceso a recursos para la atención de la población afectada es incierto: expertos MEMORANDUM 1.- A pesar de la constante ocurrencia de desastres y emergencias, la mayoría debido al azote de fenómenos naturales, el incremento de defunciones por esa causa y las alzas considerables en el registro de las pérdidas económicas que ocasionan, en México, la gestión de las emergencias y desastres sigue siendo reactiva, centralizada en el gobierno federal y con un alto componente militar, mientras que el acceso a los recursos para la atención de la población afectada es incierto. Tan solo de 2019 a 2023 el gobierno federal emitió 177 declaratorias de emergencia y 99 de desastre estatales. En ese lapso, 2020 fue cuando más se emitieron, con 83 de emergencia y 46 de desastre. El número de desastres varía año con año, pero si se conjuntan por sexenio, se observa que de 2001 a 2023 se han incrementado. De acuerdo con Manlio Felipe Castillo, investigador de la División de Administración Pública del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en el país, la gestión de los desastres es reactiva, pues no se tienen instituciones públicas centradas en la prevención. Además, se tiene una organización centralizada, con un componente militar muy importante. “Aunque hay un sistema de protección civil, hay bastante desorganización y problemas con la normatividad.” Aseguró que, por nuestra geografía hay una gran vulnerabilidad la cual, además está creciendo, debido a las consecuencias del cambio climático mundial, lo cual propicia fenómenos mucho más fuertes y destructivos. En su opinión, en México ha habido progresos limitados y diferenciados en el desarrollo de instrumentos básicos para la gestión de desastres. Particularmente no hemos evolucionado hacia el paradigma de gestión de riesgos. En 2020, el gobierno federal decidió desaparecer el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que era un vehículo financiero interinstitucional para atención de desastres, creado en 1996. Su mandato original era asegurar la suficiente disponibilidad de recursos financieros inmediatamente después de la ocurrencia de un desastre de origen natural para financiar la reconstrucción de infraestructura pública y vivienda de la población de escasos recursos, sin comprometer los presupuestos existentes ni los programas públicos aprobados. Sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador lo desapareció con el argumento de la austeridad republicana y atacar la corrupción, por lo que se ordenó transferir sus recursos a la Tesorería de la Federación. Para agosto de 2020 tenía 4,911 millones de pesos, aunque tras los huracanes y sismos de 2017, había adquirido pasivos por 18,000 millones de pesos, dijo en su momento el secretario de Hacienda, Arturo Herrera. En ese sentido, Manlio Felipe Castillo explicó que el Fonden se sustituyó por el Programa de Atención a Emergencias por Desastres naturales (PAEDN), que es más lento y burocrático, además de que depende del presupuesto federal, con la incertidumbre que ello implica. “La gestión de recursos para atención de desastres es un desastre en sí mismo”, señaló. Dijo que, si bien la existencia del (fideicomiso del) Fonden era un avance muy pequeñito hacia la gestión eficiente de riesgos, ahora ya no lo tenemos y eso introduce más incertidumbre al tema del financiamiento. Para el director de normatividad Convenios e Instrumentos Financieros Preventivos de la Coordinación Nacional de Protección Civil, Pedro de Jesús Jaimes Villareal, con la extinción de los fideicomisos lo que desapareció fue el mecanismo de pago, del Fonden por lo que ahora, en lugar de eso lo que hay son programas del presupuesto federal. “El gobierno de México tiene recursos suficientes para atender cualquier emergencia o desastre”, indicó. En 2021, el gobierno federal oficializó la desaparición del fideicomiso del Fonden y su presupuesto incluye solo un programa con ese nombre que, por su naturaleza, está sujeto a la transferencia directa de recursos del presupuesto y no es posible que se usen de forma plurianual. Manlio Felipe Castillo destacó que el PAEDN, no hace referencia a la gestión integral de riesgos ni establece líneas de acción para protegerse ante catástrofes derivadas de fenómenos naturales. En su opinión, en los hechos, se trata de un sistema altamente centralizado, aunque la ley establezca funciones específicas para cada ámbito de gobierno. Además, los gobiernos estatales y municipales actúan de manera muy oportunista. “Dicen para qué le pongo yo recursos si el gobierno federal al final va a venir a rescatarme o va a aplicar el programa de atención de desastres”. Por otra parte, el especialista llamó la atención en la politización de las decisiones y falta de transparencia. Por otra parte, Manlio Felipe Castillo destacó que tenemos una vulnerabilidad financiera crónica, ante la incapacidad de tener recursos suficientes para prevención y atención a ese tipo de situaciones. No hay mecanismos de financiamiento estables. Incluso comentó que, si bien hay ciertos fondos internacionales, para acceder a ellos se necesita capacidad de gestión por parte del gobierno. Por otra parte, los fondos estatales de desastres son muy pequeños o inexistentes a pesar de lo que marca la ley. Durante los últimos 23 años 2010, 2017 y 2023 son en los que se han registrado las cifras mayores de costos por desastres. En 2010 fue de 92,372 millones de pesos; en 2017 fueron 88,440 millones de pesos y en 2023 un total de 89,910 millones de pesos, cifras a precios corrientes. Tan solo el año pasado ocurrieron cuatro declaratorias de emergencia y 10 de desastre. De estas últimas ocho fueron por el azote de fenómenos hidrometereológicos y dos por geológicos. En ese año, de los daños y las pérdidas de los desastres provocados por el paso de fenómenos naturales destacan los registrados en Guerrero, donde se concentraron 97.29% por el paso del huracán Otis. Sin embargo, los registros indican que hubo más muertos en Sonora (121), Nuevo León (104) y Baja California (58) que en territorio guerrerense donde se reportó el fallecimiento de 52 personas por desastre. De acuerdo con el director de normatividad Convenios e Instrumentos Financieros Preventivos de la Coordinación Nacional de Protección Civil, Pedro de Jesús Jaimes Villareal, de 2013 a 2022, salvo en 2017, en todos los años la mayor parte de los recursos destinados a la atención de desastres se canaliza para reparación de carreteras, seguido del sector hidráulico y educativo. Entre 2013 y 2022, cada año el gobierno destinó en promedio 10,770 millones de pesos para reparar carreteras afectadas por desastres, hay variaciones importantes entre un año y otro. Entre 2014 y 2022 el gasto anual en ese ramo se ubicó entre los 5,000 millones y 15,600 millones. En tanto, cada año se destinan, en promedio, 5,000 millones de pesos para reparar averías en los sistemas de distribución de agua y saneamiento, mientras que para reparar daños en instalaciones educativas 2,229 millones de pesos y en vivienda 1,552 millones de pesos. De acuerdo con cifras de la Coordinación Nacional de Protección Civil, en valor nominal, entre 2013 y 2022 se canalizaron 209,772 millones de pesos, de los cuales 107,701 millones fue para carreteras, 50,866 millones de pesos para el sector hidráulico, 22,295 millones de pesos para el sector educativo y 15,528 millones de pesos para vivienda. En ese lapso destaca 2013 cuando se destinaron 63,417 millones de pesos, debido a los destrozos causados por los huracanes Ingrid y Manuel y 2017, 49,454 millones de pesos debido a las afectaciones de los dos sismos de septiembre de ese año. En todos los demás las cifras totales no superaron los 22,000 millones de pesos. En los últimos 10 años, el presupuesto asignado al Fonden se vio rebasado en nueve años por el costo de los daños estimados. El presupuesto acumulado asignado en el Presupuesto de Egresos de la Federación fue de 81,257 millones de pesos, contra el costo total estimado de daños que fue de 223,724 millones de pesos. En ese periodo (como ya se apuntó), el sector carretero ha estimado un costo de daños por 107,701 millones de pesos comparado con los 81,257 millones de pesos asignados en el PEF al Fonden en el mismo lapso.
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Anuncia Rocío Nahle que José Manuel Pozos Castro, alcalde de Tuxpan, será el subsecretario de gobierno MEMORANDUM 2.- Como un reconocimiento a tu trabajo y trayectoria, el alcalde de Tuxpan, José Manuel Pozos Castro, será el próximo subsecretario de Gobierno, a partir del 1 de diciembre. La gobernadora electa de Veracruz, Rocío Nahle García, realizó el anuncio este domingo durante una gira de trabajo por Poza Rica. Pozos Castro se integrará al gabinete estatal donde acompañará al alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil, quien se desempeñará como Secretario de Gobierno, a partir del primero de diciembre de este año. Así lo destacó la mandataria electa, quien refirió que el edil tuxpeño estará trabajando con el actual alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued quien será el titular de la Secretaría de Gobierno. En las próximas semanas, Pozos Castro deberá dejar su cargo como Presidente Municipal de Tuxpan para integrarse a la administración estatal. Durante la gira de agradecimiento en Poza Rica, Nahle García ordenó a varios de los futuros secretarios en diferentes rubros recibir las peticiones y planteamientos de la ciudadanía para considerarlos dentro del Plan Veracruzano de Desarrollo.
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Inteligencia artificial en el proceso educativo genera debate sobre su efectividad e implicaciones éticas MEMORANDUM 3.- El uso de la inteligencia artificial (IA) generativa, que ha llegado a las aulas de la educación superior en México, ha suscitado debates entre académicos y estudiantes sobre su efectividad y sus implicaciones éticas. Ernesto Priani, profesor e investigador de Humanidades Digitales en la UNAM, ha trabajado desde hace más de una década con herramientas tecnológicas en el ámbito de las humanidades. Comenzó a investigar cómo la tecnología puede servir para el análisis del lenguaje y el procesamiento de texto. "Desde 2005, empecé a trabajar con tecnología para humanidades, utilizando herramientas de análisis del lenguaje y distintas herramientas computacionales", aseguró Priani. Sin embargo, su interés en la inteligencia artificial se intensificó en los últimos dos años, cuando estas herramientas se volvieron más accesibles y efectivas en el diálogo con los usuarios a través del lenguaje natural. El impacto de la tecnología en el aprendizaje se puede rastrear a lo largo de la historia educativa, pero la llegada de la IA generativa ha introducido un nuevo paradigma. A su vez, Santiago Fajer, director ejecutivo de la empresa mexicana de inteligencia artificial Xira, señaló que la IA ha evolucionado desde simples modelos de machine learning hasta sistemas que pueden asociar datos de manera más efectiva. "Lo nuevo de la IA generativa es que puede asociar los datos que tienes, no solo reconocer patrones, sino inferir información", explica. Esto resalta la capacidad de la IA para enriquecer el proceso educativo, aunque también plantea nuevos desafíos en la interpretación y veracidad de la información. “La utilización de la tecnología para resolver problemas escolares está por lo menos muy latente desde la aparición de Internet”, afirma Priani. A pesar de esta tendencia, ha observado que sus alumnos de filosofía son reacios a adoptar estas nuevas tecnologías, a diferencia de estudiantes de otras disciplinas, como lingüística o letras. Este fenómeno ha llamado su atención. “Mi experiencia con alumnos de filosofía es que no la están usando todavía mucho porque son muy reacios a usar tecnología. La usan, pero no les gusta”, señaló. Por el contrario, Fajer destacó que la tecnología puede ser una aliada si se utiliza de manera adecuada. "La clave está en entender en qué contextos se debe aplicar la IA, evitando su uso inadecuado que podría llevar a confusiones o errores en la información", sostuvo. María Belén Correa, directora regional de Turnitin para América Latina, anunció el reciente lanzamiento del detector de Turnitin, el cual ahora está disponible en español. Este detector, que fue desarrollado por la compañía, tiene como objetivo identificar la presencia de escritura generada por inteligencia artificial generativa en trabajos académicos. Correa explicó que el reto de llevar esta herramienta al español incluyó asegurar que mantenía los mismos niveles de eficacia y minimizaba sesgos, especialmente en estudiantes que escriben en un segundo idioma. Este tipo de herramientas también plantea interrogantes sobre la autenticidad y el valor del trabajo académico. En este contexto, Fajer sugiere que "es fundamental que los educadores sean capaces de distinguir entre la producción humana y la generada por IA, entendiendo que ambas pueden coexistir y complementarse". Esta dualidad representa un desafío para la evaluación académica, donde la creatividad y el pensamiento crítico se vuelven esenciales para el aprendizaje significativo. En el aula, Priani plantea un enfoque experimental hacia el uso de la inteligencia artificial. Propone que sus estudiantes realicen experimentos con estas herramientas para descubrir tanto sus limitaciones como sus ventajas. Un estudiante, por ejemplo, se propuso aprender gramática a través de un diálogo con la inteligencia artificial y descubrió que ésta tiene una memoria muy limitada, lo que afecta el proceso de aprendizaje. Correa también subrayó la importancia de interpretar los resultados del detector de Turnitin de manera crítica. “Lo que hacemos es educar también a los docentes a entender cómo interpretar esta información y cómo utilizarla dentro de su proceso de evaluación”, afirmó, enfatizando que la tecnología debe ser un recurso complementario en la educación. Priani advierte que la IA debería ser utilizada como un recurso de apoyo y no como un sustituto de la interacción humana en el proceso educativo. "Es un auxiliar que debe ser integrado en el aula, no un enemigo", insistió. La clave, de acuerdo con el académico, está en educar tanto a estudiantes como a profesores sobre las ventajas y limitaciones de la inteligencia artificial. Desde una dimensión ética, Priani sostuvo que los estudiantes deben tener un conocimiento profundo de la herramienta y su funcionamiento. “Lo primero que uno tiene que hacer para acercarse a la herramienta desde el punto de vista ético es conocer la herramienta y lo que hay detrás de ella”, aconseja. Destacó que la inteligencia artificial no distingue entre respuestas verdaderas y falsas, por lo que es esencial que los estudiantes tengan fuentes de contraste. Además, menciona la preocupación por el impacto ambiental de la IA, dado el consumo energético y los recursos necesarios para su funcionamiento. “Es una herramienta que consume mucha agua, que ensucia mucho y que en algunos casos se basa en la explotación de ciertos minerales”, explica. Esta preocupación resuena con el enfoque de Fajer, quien menciona que las empresas deben ser responsables en la implementación de IA, considerando tanto la seguridad como la calidad de los datos que utilizan. "Las empresas deben garantizar que la IA se use de manera ética y no poner en riesgo la integridad de la información", advierte Fajer.
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