El desarrollo portuario y creación de una poderosa flota mercante, era complemento indispensable, como muchas cosas que emprendemos los mexicanos, gran parte de los proyectos quedaron en buenas intenciones, Mexico continuó y continua 70 años después, de espaldas al Mar, sin marina Mercante.
Ser testigos de lo no hecho durante setenta años, indigna, a pesar de las propaladas versiones de incremento de flota y abanderamiento de barcos, los mas de 450 millones de toneladas de carga diversa que se mueve en puertos mexicanos, un 98% se realiza con embarcaciones extranjeras, ergo, no hay Marina Mercante.
Yo pertenezco a la generación egresada hace 70 años de la Escuela Náutica de Veracruz, por supuesto hacemos festejo, ceremonia y pachanga, los sobrevivientes de la odisea que cada uno protagonizó, nos veremos nuevamente las caras, algunos, muy pocos, continúan laborando en la mar, a decir verdad ninguno sigue en la brega marinera, de treinta que conformamos la antigüedad 28 se han retirado de la vida, los sobrevivientes atesoramos el bagaje mas increíble y disímbolo que se pueda imaginar para quienes optaron por la profesión de marino.
La personalidad que conforma la profesión de Marino y el trabajo a bordo de un barco, ha sido reconocida y apreciada en muchas áreas de trabajo diferentes al de la marina, de la generación egresada en 1952 han salido altos ejecutivos de CFE, el IMSS, la industria química, ferrocarriles, hay constructores de fabricas, barcos e instalaciones portuarias, políticos, funcionarios públicos como Director de Obras Públicas del Gob. del Estado, Delegados de SCT, del autotransporte Federal, agente aduanal, Naviero, maestros de Escuelas superiores, inventores, periodistas y por supuesto, profesionistas en toda la gama del espectro que conforma la Marina Mercante, hemos vagado y dejado nuestra huella por todo el mundo, aceptamos el reto de la vida, la síntesis es de triunfo, gracias a la vida y a la mar que nos dio tanto. Tanto nos dio la mar que nos sentimos, somos homotalásicos. Parte del mar.
Todos somos ochentones, el más viejo con 88 inviernos, un servidor, soy el único que sigue con relación al mar, trabajando en tierra, pero muy cerca del mar, tan campante como hace 70 años, el otro superviviente, mi compadre y suegro Gilberto Rosas Govea, continua en la brega de la actividad profesional que se le dio en el ámbito eléctrico, área donde ha ocupado los más altos cargos, reconociendo sus méritos diversas instituciones y profesionales afines, estamos los dos listos para entrar en varadero, pero como todo barco viejo, con un cúmulo de experiencias que da valor a su existir.
La vanidad es cualidad que no nos adorna, vale hacer mención que las UN vía la IMO, otorga cada año un galardón al que considera mejor marino del mundo, en el año de 2005 fui seleccionado para recibir dicho galardón en Londres, con gran orgullo, manifiesto ser el único marino de habla hispana en el mundo, a quien Naciones Unidas selecciona para homenajearle, por lo anterior con vanidad justificada podemos ufanarnos que la generación egresada en el año 1952 fue una de las mejores que ha formado la Escuela Náutica Mercante Fernando Silíceo y Torres. ¡AGUAS!
Septiembre 14 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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