Los mexicanos hemos vivido siempre esperanzados en que alguna potestad suprema o divina nos ilumine o socorra con una bienaventuranza, algún auxilio abstracto que nos alegre, tal vez algo material que nos salve de las desgracias que se ensañan contra nosotros, por supuesto, lo que mas agradecemos a esa fuerza redentora es el efectivo, siempre que nos alcance la divina providencia con cash, creeremos en todos los santos. Por ello alguien importante carga estampa de su santo.
Nuestra atávica idiosincrasia la tomamos a chanza y es costumbre la burla de los ilusos, sentenciando: “Hay tres clases de pendejos, los que juegan a la lotería, los que siembran de temporal y los que juegan contra el PRI”, la primera y ultima admonición ya las superamos, tantas transas se propalaron con respecto a la LOTENAL que los pobres vendedores trafican hoy con la bolita, al PRI lo desmadejaron los MORENOS, lo que no ha podido ser desterrado del comportamiento mexicano ha sido el sembrar de temporal, somos geniales para hacernos o encontrar pendejos, me explico:
De hace varios años y con algunas modalidades, existe el seguro agrícola y ganadero, este dispositivo financiero pretende proteger a los inversionistas que prestan dinero a los campesinos, quedando también estos, protegidos ante eventuales meteoros, sequías inesperadas o no pronosticadas así como plagas agrícolas y enfermedades al ganado; buena la intención de quien instrumentó el dispositivo pero no contaba con la astucia del mexicano. De acuerdo con los inspectores de campo, al recibirse el crédito, era desviado, repartiéndose entre los empleados del banco y el campesino, al final, pobre o nula cosecha, a pesar de la transa, había dinero en el campo sin haber producción. Perdía el erario.
Al llegar la privatización, los banqueros dueños de banco, prefirieron el agio antes que financiar el campo, nos llevó la chingada, los campesinos no acostumbrados a trabajar o arriesgar lo poco que tenían, optaron por la emigración a los E.U. o entraron a la economía informal en las ciudades, como vendedores ambulantes, los pocos que quedaron en el campo en la actividad agropecuaria andan con una mano adelante y otra atrás; sembrando maicito criollo, en el mejor de los casos levantan 1.5 ó dos tons., apenas para las tortillas de consumo familiar, la ganadería enfrenta la competencia de la carne o la leche importada, en resumen, están en la miseria y el país en picada, pues la producción del campo no existe.
Pero, la divina providencia, la virgencita de Guadalupe y los prostitutos, perdón, protestantes, no abandonan a los mexicanos, un filántropo e inteligente burócrata, encontró una forma de hacer negocio con la tragedia del campo y de los campesinos, se creo un fondo para desastres naturales, FONDEN, institución que pretende ayudar a los campesinos en el evento de contingencias meteorológicas o plagas al ganado. Hoy nadie produce nada, se le reza a las potestades celestiales para que nos manden desastres, y con eso del cambio climático y calentamiento global, ¡TODO ES DESASTRE! . Lo grave es que otro burócrata pensando en cómo joder, ha planteado desparecer los fideicomisos y FONDEN anda con ese grupo ¡AGUAS!
Junio 7 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luís Martínez Wolf |
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