Es importante que las autoridades y ciudadanos recuerden al marino, un puerto marítimo, lo es, no sólo por sus instalaciones portuarias y servicios que presta a los barcos, existe toda esta urdimbre de actividades que tantos beneficios llevan a la nación, gracias al trabajo y sacrificio de los hombres que tripulan los barcos, segmento social aparentemente olvidado dentro de los muchos festejos al festinar la ampliación portuaria del nuevo puerto de Veracruz.
Desde que Veracruz fue fundado, al igual que cualquier otro puerto del mundo, el único ser que lo goza y sufre sin condición alguna, es el marino, para el, llegar al puerto fue siempre motivo de regocijo, volver a encontrar a la novia, la esposa, la amante, los hijos, la familia en general, o simplemente para la francachela que renueva el ánimo del hombre de mar, generó el indisoluble lazo de amor entre marino y puerto, nadie jamás podrá dimensionar la sensación de alegría que experimenta el marino al arribar al puerto deseado, la partida del puerto es el momento más doloroso para el hombre de mar, dejar lo querido, la tibieza del hogar o el sencillo sentimiento de convivencia humana variada, hace que marino y puerto sean un binomio semejante a matrimonio, amor y dependencia.
Yo soy marino, marino mercante veracruzano, he conocido compañeros marinos de todo México y del mundo entero, se me podrá tildar de chauvinista, puede ser, casi seguro lo soy, más el puerto y ciudad de Veracruz ha ejercido para la gente marinera un explicable y seductor atractivo, todo marino que ha conocido o estado en Veracruz por unos cuantos días, desea volver, marinos mexicanos y extranjeros sueñan con el regreso, en muchas ocasiones, bastantes, adoptan como segunda patria y hogar, a nuestro querido puerto y Ciudad.
Tratar de explicar que significa el puerto de Veracruz para un marino, reviste grave dificultad para la prosa periodística, trataré de transmitir en un verso marinero muy popular lo que el marino siente, sufre y goza:
El ancla siempre al levarse
lleva en sus uñas la arena
como el marino la pena
en su pecho al embarcarse.
Más del puerto al alejarse,
mar adentro, ya en la altura,
baten las olas la amura
y la arena se va al fondo
como el marino en lo hondo
de su pecho la amargura.
Marzo 15 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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