Dicen algunos apologistas alvaradeños que el último domingo de mayo es final de los festejos a la Santa Cruz, pero pachangueros como son nuestros queridos amigos alvaradeños, no se la pasan en rezos, arman siempre fiesta en que uno de los pecados capitales, LA GULA adquiere categoría señera, para olvidar la impertinente tragedia de vivir pensando en delincuencia, narcos y secuestros. Alvarado se viste de luces e invita al mundo entero a degustar su platillo preferido, El arroz a la Tumbada, sin cruces ni rezos, solo buen apetito y proclividad a la vida alegre. El Carnaval es fecha propicia para degustarlo, es un barroco platillo elaborado por los cocineros de barcos pesqueros, se desbordó a la población en general y adquirió carta de naturalización alvaradeña, tal como la Paella que se dice valenciana, pero nos preguntamos, ¿Por qué a la tumbada?.
La respuesta la dan los pescadores atribuyéndola a un pendejo que al estar preparando un arroz con mariscos, en un balance fuerte del barco, el guiso se fue al suelo, alarmado el cocinero recogió el arroz y con apresuramiento le agregó al guiso el recaudo de tomate , cebolla y chile que tenía listo para otro guiso, dejo caldoso el revoltillo y así lo puso en la mesa de los pescadores, por azares de la vida, el balance de ingredientes ligó tan bien, que todos felicitaron al cocinero, exhortándole a repetir el guiso, se había caído en el balance y no sabía ni como lo había ligado, aventuró el nombre del accidente, lo había tumbado el balance, por lo que le puso arroz o camarones a la tumbada.
La historia anterior la cuento como me lo contó el Capitán Tiburcio, un viejo marino alvaradeño que durante muchos años fue practico de puerto, cierto o falso, pero dado que soy aficionado a la cocina, busque razón para el original nombre, asocie la preparación del guiso con los orígenes de los alvaradeños, encontrando que había muchas familias descendientes de portugueses, solo referiré tres de los más conocidos, Ferreira, Coello y Almeida, asociando el origen de los alvaradeños, intuí que la cocina portuguesa y española habían puesto su grano de arena o comino para dar categoría a los procesos culinarios de los alvaradeños. El guiso nacional de los portugueses, igual que sus descendientes brasileños, es La Caldeirada, un guiso que con algunas pequeñas variantes es igual que el arroz a la tumbada. Hay semejanza fonética entre caldeirada y arroz o camarones a la Tumbada.
No pretendo restar originalidad al sabroso guiso alvaradeño, pero aquellos que saben de la cocina brasileña y portuguesa, estarán de acuerdo que hay identidad en el proceso y el sabor final de ambos guisos, y si nos apremian un poco, encontraremos semejanza entre lo portugués, lo Alvaradeño y lo español con su paella. Los tres son arroces.
Yo he tenido el mal o buen gusto de burlar a mis invitados, cuando una paella se me pasa de caldosa, le agrego una buena ración de vino blanco, más harto ajo y perejil, apantallo diciendo que preparé para el buen comer una caldeirada. En una ocasión en que el invitado era un alvaradeño, la paella que terminó caldosa, fue reconocida por mi invitado como un magnífico arroz a la tumbada.
Buen provecho este domingo de Carnaval en Alvarado, disfruten un Arroz a la Tumbada, pueden pensar que comerán una Caldeirada. ¡AGUAS!
Febrero 22 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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