Gran parte de las capturas que se logran en los mares y aguas interiores de México se obtienen mediante el empleo de artes fijas, trampas, almadrabas, atravesados, tapos, atarrayas y sobre todo, el uso de embarcaciones menores, lanchas de fibra de vidrio sin cubierta, con motor fuera de borda, que rebasaron el nivel de pescadores ribereños para lanzarse al trabajo de alta mar, la necesidad ha causado esta grave irresponsabilidad en que participan: “El gobierno tolerando, el empresario financiando y el pescador, principal afectado, trabajando” en estas embarcaciones ribereñas que nunca debieran alejarse de la costa más de 15 o 20 millas, en la sonda de Campeche, embarcaciones que tienen su puerto base en Frontera y San Pedro en Tabasco, se aventuran en sus pequeñas lanchas hasta los arrecifes de Arcas, Triángulos y Cayo Arenas distantes a más de 140 millas náuticas.
Es urgente hablar o analizar, respecto a: cuestiones de horas de trabajo, descanso, vacaciones, edad mínima para trabajar, exámenes o certificados médicos, contratos de enrolamiento o acuerdos contractuales, certificados de competencia del personal de estas embarcaciones de pesca, formación y readaptación profesional, alojamientos y condiciones de bienestar existentes a bordo, seguridad y salud en el trabajo con sus correspondientes programas de prevención, registro y notificación de los accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales con publicación de las estadísticas en la materia, prestaciones de seguridad social, documentos de identidad de los pescadores, aplicación o no de leyes y reglamentos con inspección de las condiciones de vida y de trabajo a bordo de las embarcaciones, coordinación entre los organismos gubernamentales para conocer y modificar la condiciones de vida del trabajo en las embarcaciones, consultas que mantienen los organismos gubernamentales con las organizaciones representativas de trabajadores.
Con vergüenza, pidiendo comprensión, manifiesto: Todo lo que se propone discutir bajo análisis, es letra muerta, existen mas de 250,000 embarcaciones de fibra de vidrio, 800,000 pescadores que faenan en aguas mexicanas, para ellos, únicamente prevalece la ley de la supervivencia, quienes andan en esas lanchas, son seres marginados, en la mayoría de las veces ignorantes de los privilegios que las leyes mexicanas otorgan a los marinos pescadores, para ellos no hay ley, ni derechos.
Los más grave de las consecuencias de permitir que estas embarcaciones ribereñas realicen pesca de altura, es el casi imposible control de ellas, descargan su producción en cualquier pequeña playa donde la autoridad no tiene representación, en muchas ocasiones traspasan su pesca a barcos mayores con bodega refrigerada, como dije antes, al no tener control de ellos las autoridades, permiten o entran en contubernio con los dueños de flotilla de lanchas, cuando una de ellas se pierde en alta mar, no se reporta, por tanto, no existen estadísticas conocidas de pescadores que mueren en el mar, grave situación también es que estas lanchas o embarcaciones menores de fibra de vidrio, se prestan para la pesca furtiva, de especies en veda o no autorizadas, igualmente participan en el comercio ilegal de la producción pesquera de los barcos mayores, camaroneros, atuneros o escameros, causando con su actividad la ruina de la empresa pesquera organizada. ¡AGUAS!
Febrero 6 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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