AUNQUE DEFIENDE la figura de Francisco I. Madero y hasta se declara seguidor e imitador del llamado Apóstol de la Revolución, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene empacho en invocarlo cuando de refutar la posibilidad de reelegirse se trata, y en ese tenor, soslayando que en realidad fue el general Porfirio Díaz Mori quien pronunció, por primera vez la “No reelección” en contra de otro de sus héroes, en este caso Benito Juárez García -a quien mató una supuesta angina de pecho ya que de lo contrario se habría perpetuado en el poder, como ya estaba ocurriendo con 14 años al frente de la Presidencia-, se autodefine maderista en honor del empresario y político oriundo de Parras de la Fuente, Coahuila (émulo de don Quijote de la Mancha), quien fue asesinado –por exceso de ingenuidad y confianza- por instrucciones del dictador Victoriano Huerta el 22 de Febrero de 1913, a solo 15 meses de haber sido electo. Y si bien el “Sufragio efectivo, no reelección” fue el lema que acompañó la lucha de Madero en contra de la dictadura paternalista de Porfirio Díaz que gobernó a México de 1876 a 1910 haciéndose reelegir siete veces sucesivas, el grito inicial enarbolando esa frase surgió por primera vez en el Plan de la Noria después de las elecciones presidenciales de Julio de 1871, donde se presentaron como candidatos opositores a una posible reelección de Benito Juárez, Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada. La revolución de la Noria se convertiría, entonces, en un movimiento político-militar dirigido por Díaz en 1871 para impedir que Benito Juárez contendiera para una nueva reelección, lo que en opinión del joven general violaba la letra y el espíritu de la Constitución de 1857. En 1876, cuando Lerdo pretendió, también, reelegirse, Díaz se levantó nuevamente en armas enarbolando el Plan de Tuxtepec, el 10 de Enero de 1876, mediante el cual se declaraba a Díaz jefe del ejército restaurador. Este plan, como el de la Noria, volvió a declarar la no reelección y pedía que Lerdo dejara la presidencia, algo que, finalmente logró.
COMO FUERA, más que a Madero, el Presidente López Obrador muestra similitudes con Porfirio Díaz que prometió no reelegirse y lo repitió en dos ocasiones, y cuando asumió el poder de forma interina entre el 28 de Noviembre de 1876 y el 6 de Diciembre de 1876 y, por segunda ocasión del 17 de Febrero de 1877 al 5 de Mayo de 1877, y de forma constitucional del 5 de Mayo de 1877 al 30 de Noviembre de 1880, hasta dejó un periodo en manos de su compadre Manuel González dando la impresión de que cumpliría su promesa, pero en 1984 se presentó a elecciones tentado por el poder y, desde entonces, hasta el 25 de Mayo de 1911 no soltaría la Presidencia.
LÓPEZ OBRADOR, al igual que Díaz, sentía que había sido víctima de dos fraudes electorales: el de Juárez y Lerdo de Tejada, hechos en los que sustentó su rebeldía que lo llevó al poder. De acuerdo a los historiadores, incluido su tataranieto, Carlos Tello Díaz, don Porfirio es un personaje diferente al inicio de su gobierno y otro en 1910, cuando es derrocado por la Revolución Mexicana encabezada, fortuitamente, por Madero. Otra similitud, lo dice su descendiente, es que representa al movimiento popular de su partido: es un presidente agrarista, levantó a un ejército popular para derrocar al ejército Federal, entre otras cosas. Díaz promete a campesinos restitución de sus tierras y, al declararse como presidente en su primer año, quiere hacer efectiva la promesa que no puede cumplir una vez llegado al poder, y esa podrá convertirse en otra similitud. Otra más es que Díaz, amigo de muchas familias influyentes –como lo es ahora AMLO-, quiso hacer un partido en el que entraran todos, en el que se estableciera la autonomía de México. AMLO es, paralelamente, obcecado y Díaz lo demostró en su tiempo, y ambos tienen predilección por los ferrocarriles, pues no hay que olvidar que Ferrocarriles Nacionales de México (FNM) fue un organismo público descentralizado de México creado por Porfirio Díaz en 1907, nacionalizado por Lázaro Cárdenas del Río en 1937 y puesto en liquidación por Vicente Fox Quesada tras la desincorporación del Sistema Ferroviario Mexicano iniciada por Ernesto Zedillo Ponce de León en 1997, pero el antecedente original de la empresa fue creado bajo el mandato de Díaz, y bajo su gobierno de 30 años fue desarrollada la mayor parte de las vías férreas que actualmente existen. De hecho, antes del "Porfiriato", solo se había construido la vía del Mexicano que transitaba de México a Veracruz, ya que el mayor interés del General, héroe de la guerra de intervención de 1862 fue desarrollar al país industrialmente, pero tuvo un especial ahínco por el ferrocarril como AMLO, ahora por el llamado Tren Maya que lo construirá, pésele a quien le pese.
PERO VOLVIENDO al tema que nos ocupa, y que es la “no reelección”, todos los Presidentes en algún momento de su mandato han concebido esa tentación, incluido Álvaro Obregón que dejó pasar un periodo de cuatro años –como Porfirio Díaz-, incrustando a Plutarco Elías Calles que, según rumora la historia, lo mandó asesinar aprovechando el movimiento cristero de esa época, y hasta el propio Carlos Salinas de Gortari quiso reelegirse a través de Luis Donaldo Colosio que le salió respondón aquel 6 de Marzo de 1994 en el monumento a la Revolución, Por ello, llama la atención que en todos los foros habidos y por haber, el Presidente Andrés Manuel López Obrador insista en el tema, como si no estuviera seguro de ello. De esa manera, en Hidalgotitlán, al conmemorar un año del programa Sembrando Vida, explicó a los asistentes que ese programa contempla la entrega de 4 mil 500 pesos mensuales a quienes cultiven parcelas con árboles frutales y maderables, y planteó su interés de que esto continúe un año más después de terminar su sexenio, y por supuesto (a quien le dan pan que llore), los asistentes comenzaron a gritar: reelección, reelección, a lo que AMLO insistió, innecesariamente: “¡No! No va a haber reelección, porque yo soy maderista (aunque no sabemos si Madero, una vez sentado en la silla presidencial, no cambiaría de opinión). Y repitió: Sufragio efectivo, no reelección. Yo hice el compromiso de estar nada más hasta el 2024. Además, imagínense lo que dirían mis adversarios: ‘¿Cómo va a seguir si ya está chocheando el viejito ese?’ Estoy al 100. Pero no es por mi estado de salud, es que debemos de ser respetuosos del principio de la no reelección, tenemos que actuar con democracia, no hay que tenerle mucho apego al poder”. Y eso mismo decía Porfirio Díaz y terminó 30 años incrustado en el poder, mientras que Juárez sumó 14, y pudieron ser más a no ser por la acechanza de la muerte cardiaca que le sobrevino sospechosamente, ya que de acuerdo a los reportes médicos de la época, el oaxaqueño no padecía males cardiacos. OPINA carjesus30@hotmail.com
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