DEFINIDA POR el General Carlos Gaytán Ochoa como “ideología dominante, que no mayoritaria (que) se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, (y) que acumularon durante años un gran resentimiento”, los grupos al interior del Movimiento de Regeneración Nacional ya muestran sus inquinas acopiadas a lo largo de los años, y en ese tenor, la frágil unidad que los llevó al poder en el 2018 se troca en choques por el control de futuros cargos, convirtiendo sus propios procesos internos en “cochineros”, como aquellos que escenificaba el PRD en sus tiempos de gloria, lo que finalmente le llevó a la orilla del despeñadero. Es una lucha de todos contra todos, impregnas del ADN perredista que no han logrado limpiarse, y Bertha Luján Uranga –que regresó a la Presidencia del Consejo Político siguiendo la conseja de César “el Tlacuache” Garizurieta de que “es un error vivir fuera del presupuesto-, acusa de traidores a los morenistas que presentaron las impugnaciones que echaron abajo la contienda, y enarbolando un soberbio influyentismo amenaza investigar el patrimonio de los magistrados del Tribunal Federal Electoral por haber revocado la convocatoria que ya le daba el triunfo. “Nosotros sabemos quiénes han estado meciendo la cuna del Tribunal y a quién responden los intereses del TEPJF (y recurriendo al estilo del jefe que acusa pero no denuncia, formalmente), advierte: “todos aquellos que insistieron todos los días en echar abajo el padrón, el proceso electoral de Morena, son cómplices de este atropello y ellos están dentro de Morena, los tenemos que denunciar (en franca alusión a la secretaría general en funciones de presidenta nacional Yeidckol Polevnsky). En suma, las ambiciones de poder hacen emerger el carácter dictatorial que manifiestan todas las izquierdas una vez que asumen el poder, y ahí están los ejemplos autoritarios de los regímenes caducos de los Castro Ruz, en Cuba; Daniel Ortega, en Nicaragua; Nicolás Maduro –con el ejemplo heredado de Hugo Chávez en Venezuela- o, incluso, Evo Morales en Bolivia por solo citar algunos. Son “corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento”, como bien dice el General Gaytán, y ahora parecieran querer desquitarse con el primer “conservador” que se les atraviese.
POR ELLO, con ínfulas de dictadorzuela trasnochada, Lujan Uranga, la madre de la poderosa Secretaria de Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján amenaza: “Vamos a empezar por investigar la situación patrimonial (de los magistrados) porque ahí es donde están las ganancias y el dinero que reciben por este tipo de actitudes. Hay gente de Morena que está metida aquí, y les está haciendo el caldo gordo a esta gente”. Así acusa, al estilo López Obrador, sin tener pruebas, con la calumnia por delante sea o no verdad. Se trata de descargar el malestar pero, sobre todo, dejar en claro que ella, la ex titular de la Contraloría del Distrito Federal durante la administración de Andrés Manuel López Obrador (2000-2006), y ex Secretaría de Trabajo de AMLO en el “gobierno legítimo” es cercana al Presidente, y quien no se alinee pagara las consecuencias. Su cercanía con el mandamás la exhibe posteriormente en 2012, cuando López Obrador la incluyó en su propuesta de gabinete para asumir la titularidad de la Secretaría de Honestidad y Combate a la Corrupción en caso de ganar las elecciones presidenciales aquel año, algo que no pudo porque se impuso Enrique Peña Nieto. Por ello desde el 20 de Noviembre de 2015 hasta el 18 de octubre de 2019 fungió como presidenta del Consejo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), separándose del cargo para competir por la dirigencia de su partido -tal vez con el sueño de ser Senadora en el 2024 o diputada Federal en la intermedia-, lo cual no pudo completarse por un fallo del Tribunal Electoral de la Federación de anular el proceso y, por ello, el viernes se reincorporó a su antiguo puesto.
TAL VEZ quienes mostraron tempranamente el ADN del PRD, son los ahora, morenistas, Martí Batres Guadarrama y Ricardo Monreal Ávila, el primero ex Presidente de la Mesa Directiva del Senado y, el segundo, titular de la Junta de Coordinación Política cuando escenificaron una confrontación que terminó por derribar al primero de la posición que, presumía, se la debía al Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero Monreal, con más oficio político logró desbancarlo y para evitar conflictos con el titular del Ejecutivo Federal impuso en su lugar a la Senadora tabasqueña Mónica Fernández Balboa, quien ahora es aliada del zacatecano que va colocando los andamios rumbo a la candidatura a la Presidencia de México, habilidoso como suele ser, ya que cuenta con el respaldo de la mayoría de Senadores no solo de Morena sino de otros partidos, y como no, si mueve las finanzas de la cámara alta, y quien tiene a su cargo el dinero lo tiene todo.
ES INDISCUTIBLE, por lo tanto que MoReNa está impregnado con el ADN del PRD y los vicios que terminaron por arruinarlo, como aquel de aliarse con institutos antagónicos a ultranza como Acción Nacional, lo que le valió en gran medida futuras derrotas, los repite el instituto de AMLO. Como fuera, en el caso de MoReNa el propio Mario Delgado Carrillo, coordinador de los diputados Federales y hombre cercanísimo al Presidente López Obrador reconoce la contaminación al interior del bisoño instituto, y en ese tenor, llama a limpiar lo que llamó “un cochinero”, además de considerar lamentable que el TEPJF corrija la plana, cuando los propios morenistas debieron haberlo hecho antes que exhibir las ambiciones que los muestran como ambiciosos irremediables, algunos poniendo acaso la mira en las elecciones del 2021, y en la del 2024 en otros casos. Y es que el proceso electoral se había caracterizado por la rispidez de la disputa, la cancelación de asambleas distritales e incluso la existencia de actos de violencia en algunas de ellas donde hasta disparos hubo, además de la judicialización del mismo, y lo dice muy claro el proyecto que anuló la convocatoria: se afectó el derecho de las personas al sólo permitir la participación de quienes se afiliaron antes del 20 de noviembre de 2017. Se debió consentir el involucramiento de quienes se inscribieron con posteridad, en términos de la normatividad interna. Y es que según el artículo 24 de los estatutos, el corte para poder ser parte del proceso electivo debió establecerse 30 días antes de los congresos distritales. Por ello, le recordó a Morena que el derecho de autoorganización y autodeterminación no tiene un carácter ilimitado, y en el caso del listado de militantes no se observa una motivación para establecer una fecha de corte diferente a la que indica el estatuto. También se argumentó que el padrón de Morena no es confiable, ya que las instancias partidistas no han llevado a cabo su depuración y actualización para garantizar que se incorporen todas las personas con derecho a ello. De igual manera, se señaló que no se ha dado cumplimiento al proceso de credencialización establecido en las normas internas. En suma: “un cochinero” al estilo perredista. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|