Anda las autoridades fuera de tiempo, buscan un pendejo que pueda resolver un minúsculo problema, el propiciador de un mal para la humanidad, un diminuto mosquito que aunque debiera ser considerado aéreo, su desarrollo embrionario, larvario, se da en el agua, uno de esos pequeños insectos, deposita sobre la superficie de las aguas limpias, los huevecillos o embrión de su progenie, en pocos días u horas, se hacen larva y después insecto, vuelan y gustan de alimentarse con la sangre de los seres vivos, al picar, su agujón queda embarrado, impregnado de la sangre del picado, después, al picar otro ser, le inocula, le trasmite el virus contenido en el primer “picado”, el proceso, si no es detenido en el agua donde los mosquitos depositan sus huevecillos, se multiplica geométricamente y en esa dimensión aparecen los humanos picados por el mosco Aedes Egypty.
Las autoridades responsables de contener epidemias causadas por los moscos, andan paralizadas, incapaces de anticiparse a las lluvias, atendiendo los espacios en que el mosco se reproduce, no saben qué hacer y hacen lo que mejor les sale, hacerse pendejos, buscando un culpable u otro funcionario que acepte la responsabilidad de combatir el mosco y atender a los humanos afectados por el piquete del mosco, cosa normal en estos días, debe de inmediato atenderse al enfermo contagiado, cosa rutinaria en los sanatorios, pero aparece el problema, COMATIR EL MOSCO Y CURAR A LOS ENFERMOS CUESTA, dinero y atención, ante ese enorme problema, nadie hace nada, los moscos felices y los enfermos acogotados en espera de un milagro.
Los tiempos políticos modernos ha creado “una caterva de vencejos”, se atontan y mueren estrellándose con espacios técnicos que les son desconocidos, vale que le pregunten a un viejo veracruzano el procedimiento para defenderse de la epidemia de moscos, en mis tiempos, siendo yo niño, en todo Veracruz se veía a unos fulanos cargando una mochila, conectada a un aparato fumigador, andaban por todos los espacios donde se veían encharcamientos o depósitos de agua y lanzaban una fumarola del producto con el que impedían la proliferación del mosquito, en esos días, hace más de 100 años, se temía por el paludismo, tal vez existía el dengue, pero el paludismo espantaba más, lo que arrojaban los fumigadores era petróleo diáfano, ligero y de fácil manejo.
La gran ciencia de la campaña, era que el petróleo diáfano al depositarse sobre el agua, se dispersa y forma una película que cubre un gran espacio superficial, la película de petróleo aumenta la tensión superficial del agua e impide que las larvas, convertidas en mosco, salgan al espacio, mueren bajo el agua y son devorados por los pececillos u otros animalejos que compiten por el espacio.
En lugar de una gran campaña de fumigación, combate al mosco Aedes Egypty, sería más sencillo proporcionar a la población tres o cuatro litros de petróleo diáfano y recomendar que ellos lo esparzan en su entorno, donde tengan encharcamientos, eso se hacía hace más de cien años y funcionaba sin elevado costo, hice cálculos y en el área conurbada, se necesita invertir poco más de 7 millones de pesos para enfrentar, con ayuda de los ciudadanos esta plaga, retornar a la petrolización de antes. ¡AGUAS!
Octubre 5 del 2019 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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