EN HONOR a la verdad, ignoro si Miguel Ángel Yunes Linares incurrió en tantísimos latrocinios como los que ahora le acreditan, y que le convierten, a juicio de morenistas, en el personaje más corrupto de todos los tiempos, peor incluso, que Javier Duarte de Ochoa que ya es mucho decir. Insistimos, no lo sabemos a ciencia cierta porque desconocemos las indagatorias, y porque en política a la mexicana, al igual que aquel grito que se empleaba como expresión ritual en la sucesión de las monarquías, especialmente en el reino de Francia: Le roi est mort, vive le roi (El rey ha muerto, viva el rey), aquí se usa para borrar de un pincelazo al pasado. Y es que en el Estado pasa algo curioso, y un destacadísimo analista político comentaba al reportero el fin de semana: con lo que está pasando, en Veracruz ya nadie va a querer ser funcionario o servidor público, pues bastaría que en la elección siguiente gane un partido contrario para que se desate una cruenta persecución que trate de llevar a prisión al mayor número de antecesores, un recurso que si bien se aplica como distractor de los gobiernos en turno es, también, una forma de corrupción, ya que se apuesta a la asechanza y el acosamiento por encima de la responsabilidad genuina de todo gobernante que es el bien común, la inversión como mecanismo para generar empleo y la garantía de derechos, entre otras la seguridad pública, jurídica, de salud y educativa, rubros en los que la Entidad tiene sus peores rezagos, pues lejos de crear empleos se han ido perdiendo por despidos en dependencia de Gobierno, cierre de negocios ante la inseguridad y el cobro de piso, ausencia de inversión ya no digamos extranjera sino local, aun cuando el Secretario de Gobierno dice que vendrán empresarios bajacalifornianos a derramar aquí sus capitales (vaya cuento chino). En materia de salud no hay medicamentos suficientes y los equipos médicos de diagnóstico no funcionan como ultrasonidos, tomógrafos y escáner corporal para detectar enfermedades, y qué decir del sistema educativo colapsado debido a la escasez de profesores que ha provocado que un día sí y otro también, padres de familia tomen escuelas, carreteras y hasta las instalaciones de la Secretaría de Educación en demanda de profesores. Éste, por lo tanto, bien podría ser calificado como un Gobierno fallido en donde ni hay obras ni servicios y, mucho menos, atención de los funcionarios del primer nivel a la población, pero eso sí, incremento de impuestos y amenazas de enjuiciar a morosos.
NO ES éste un espacio enfocado a la adulación o alabanza ni pretendemos una defensa a ultranza del ex gobernador que se fue, pues si bien jamás tuvimos un trato cercano a Miguel Ángel Yunes Linares ni tampoco acuerdos comerciales de promoción o difusión de sus actividades, lo cierto es que a pesar de la crítica fue siempre un gobernante respetuoso y atento –como debe corresponder a un mandatario con oficio político-, que solía responder el teléfono cuantas veces se le buscara. En varias ocasiones requerimos corroborar alguna información y comedido atendía el móvil, aunque nunca hubo una propuesta de convenio ni de aquí ni de allá, pues mantuvimos el respeto sin el temor de que por ser gobernante podría actuar en contra nuestra por algún comentario o frases mal aplicada, conscientes de que no hay nada más despreciable que el respeto basado en el miedo, algo que no sucedía con Yunes pese a la fama de irascible.
EN VERACRUZ el rey ha muerto, y los sucesores buscan borrar todo vestigio del pasado, en pocas palabras: “Damnatio memoriae”, locución latina que significa literalmente: “condena de la memoria”, práctica de la antigua Roma consistente en, como su nombre lo indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte, esto es, cuando el Senado romano decretaba oficialmente la “damnatio memoriae” se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado: imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre. Muchos emperadores también se vieron afectados por esta práctica. Y es que el balance del reinado de un emperador romano se hacía después de su muerte, cuando el Senado convocaba a una sesión y decidía en ella si el gobernante recién fallecido se había convertido en un dios y merecía, por tanto que se le rindiera culto público, pero había casos especiales, cuando el emperador muerto resultaba manifiestamente impopular y detestable (o si el sucesor deseaba imponer una visión muy negativa del fallecido); entonces, el Senado decretaba la damnatio memoriae” y el nombre del perjudicado era borrado de monumentos, pinturas, monedas, edificios, etc., en un acto denominado “abolitio nominis” (borrar su nombre de las inscripciones).
DE JAVIER Duarte a la fecha se vive con mayor intensidad un procedimiento similar, sobre todo porque de ese tiempo a la fecha los Gobierno han sido de tres distintos partidos antagónicos, y de mantenerse la misma tónica la persecución seguirá si en 2024 pierde el Movimiento de Regeneración Nacional el poder y lo asume otro partido que no deseamos imaginar que sea el PAN, porque nada libraría para entonces al poderoso Cuitláhuac García Jiménez e infinidad de colaboradores de pisar la cárcel. Y no es que lo deseemos sino porque las costumbres se vuelven leyes, y en la Entidad se está haciendo un hábito perseguir al antecesor, como durante muchos años ocurría con el Presidente de la República en turno que acorralaba al que se iba si no se sometía al ostracismo y el exilio.
TAL VEZ quien inició esa práctica fue el general Lázaro Cárdenas del Río que echó del País al llamado “Jefe Máximo de la Revolución”, Plutarco Elías Calles, y a los generales Joaquín Amaro Domínguez, Manuel Medinaveytia Esquivel y José María Tapia, además de los civiles Luis N. Morones, Luis L. León y Melchor Ortega quienes intentaban desquiciar a la República. Días después de aquel exilio obligado, Cárdenas pudo informar públicamente a la Nación; “Consciente de sus responsabilidades, el Gobierno que presido y deseoso de apartarse de lamentables precedentes que existen en la historia de nuestras cruentas luchas políticas, en las que frecuentemente se ha menospreciado el principio de respeto a la vida humana, estimo que las circunstancias reclamaban, por imperativo de salud pública, la inmediata salida del territorio nacional de los señores general Plutarco Elías Calles (y los mencionados que le acompañaron en el exilio)”.
VERACRUZ ES, actualmente, un campo de batalla entre los que se fueron y los que llegaron, y ojalá los hechos no se repitan en 2024 ya que el Estado no merece más rezagos, y menos cuando gran parte de la persecución es producto de venganzas palaciegas, pues no se valoran obras –que las hay- sino solo se aplica la vendetta más allá de los procedimientos legales. Yunes Linares dejó un legado importante en materia de carreteras y puentes en solo dos años, como la Xalapa-Coatepec y Coatepec hasta casi llegar a Las Trancas; el libramiento de Cardel, ambas obras necesarias y urgentes que los Gobiernos anteriores desdeñaron; el puente en Las Bajadas del Puerto de Veracruz que liberó el fuerte tráfico en la zona; la carretera Banderilla a Misantla –igualmente abandonada siempre-, además de infinidad de carreteras en el norte del Estado y reparación de algunas clínicas y escuelas en el abandono. No es defensa, porque cada cual asume la suya, pero se debe reconocer también lo bueno y no solo vomitar oscuro por pasiones ennegrecidas. Y es que el poder es tan efímero que pareciera eterno, pero suele irse como el agua entre los dedos. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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