EL TRIUNFO de Joaquín Rosendo Guzmán Avilés como Presidente del Comité Directivo Estatal del PAN, el afamado “chapito Guzmán” que en el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares ocupó la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca, pero que muchos antes ya había sido dos veces alcalde de su natal Tantoyuca, diputado local y el hombre fuerte del oriundo de Soledad de Doblado en el Norte del Estado, implica un hecho que no tiene desperdicio: Miguel Ángel Yunes Márquez no será abanderado del PAN a la Gubernatura en el 2024, y acaso ni siquiera el candidato a la diputación Federal en la elección intermedia de 2021, algo que por derecho le correspondería al alcalde boqueño Humberto Alonso Morelli por el buen trabajo realizado en Boca del Río, donde a decir verdad está posicionado en el ánimo de los votantes, y aunque faltan dos años para ello, las lecciones que deja la derrota de José de Jesús Mancha Alarcón no permiten equivocaciones. Los Yunes por el momento están, prácticamente, sepultados, aun cuando en política no hay muertos. Y es que jamás imaginaron que Andrés Manuel López Obrador llegara a la Presidencia sino Ricardo Anaya Cortez, y en ese tenor el junior de Yunes Linares, en la enajenación del poder se atrevió a criticar al tabasqueño pronunciando aquella frase que mucho molestó a la sociedad, incluidos seguidores, cuando llamó al entonces abanderado del Movimiento de Regeneración Nacional a la primera magistratura: “viejo guango”, sin detenerse a analizar que su padre es un año mayor que López Obrador y, si el descalificativo era por la edad, se llevó entre las coces a su progenitor. No es de dudarse, por lo tanto, que si bien el Gobierno del Estado no ayudó directamente a Guzmán Avilés a ganar la elección del domingo, si lo hizo indirectamente al arrebatar la Fiscalía General del Estado a Jorge Winckler Ortiz y, por ende a la familia Yunes Linares-Márquez, pues de haber continuado en esa posición, la dependencia pudo haber sido usada para amedrentar a más de tres que ya se inclinaban por Joaquín Rosendo.
LA SALIDA –obligada- de Winckler destensó las dudas, y muchos que aún no se decidían por quien votar –por aquello de algún apéndice allí donde termina la columna vertebral- lo acordaron de último momento y dieron el sufragio al “Chapito”. La destitución, por otra parte, llevaba implícito otro mensaje: los Yunes de El Estero no son bien vistos por la administración morenista que tal vez no sepa cómo hacer las cosas, pero de que es autoritaria, ni quien lo dude, y en ese tenor más vale que el grupo perdedor se ande con cuidado y con un amparo bajo el brazo, ya que hasta donde se sabe, en el Órgano de Fiscalización Superior y en la Fiscalía Estatal ya investigan seis contratos que recibió el, ahora, ex dirigente Estatal del PAN de la pasada administración, incluidos familiares y allegados, ya que en total, Mancha y algunos colaboradores fueron beneficiados con al menos 52.2 millones de pesos en el pasado bienio, y aunque en el expediente, también, se revisa la actuación de los senadores del blanquiazul, Julen Rementería e Indira Rosales San Román, lo más seguro es que en el caso del primero el propio Joaquín Rosendo Guzmán abogue por él, ya que se trata del probable candidato a la gubernatura en el 2024 si no sucede otra cosa. Y es que mientras Rementería del Puerto ocupó la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, Rosales San Román se hizo cargo de Desarrollo Social y en ambas dependencias de hicieron uno que otro trastupije, aunque también existen investigaciones abiertas en la Secretaría de Educación de Veracruz, el Instituto de Espacios Educativos y el Instituto Veracruzano de Educación para los Adultos, donde empresas relacionadas con el dirigente panista consiguieron contratos de adjudicación directa o mediante licitaciones por varios millones de pesos.
YUNES LINARES ya no tiene como defender a Mancha, y acaso se ocupe de su propia familia, incluido el alcalde de Veracruz, Fernando Yunes Márquez contra quien, también, están enderezando baterías, y aunque pudiera suponerse que se trata de una persuasión, lo cierto es que en política resulta común que el poder se utilice para avasallar a los enemigos, sobre todo cuando estos ejercieron el mando con soberbia y ahora les toca estar en el otro extremo. Mancha Alarcón, por lo pronto, está relacionado con la empresa Izal Inmobiliaria SA de CV., y su esposa Montserrat Ortega, actual diputada local aparece como accionista de esa empresa que recibió un contrato por 7.4 millones de pesos de parte de la Secretaría de Infraestructura y Obra Públicas, pero el candidato perdedor no tuvo empacho en meter en esos embrollos a otros miembros de su familia. Como fuera, en la Cuarta Transformación no se quedarán cruzados de brazos, y menos cuando les abonaron el camino de pasto propicio para ser incendiado, como el asunto de las empresas Multiservicios El Elemento S.A. de C.V. y Biodiversidad del Golfo S.A. de C.V., donde Monserrat Ortega Ruiz también, aparece como administradora. La información que se posee es que la primera empresa celebró dos contratos por 41.4 millones de pesos; dos con la Sedesol y uno con la Fiscalía General a cargo del depuesto, Jorge Winckler Ortiz, organismo que había dificultado el acceso a la información. Biodiversidad del Golfo S.A. de C.V. celebró, paralelamente, dos contratos por 3.4 millones de pesos con la SEV por conducto del Instituto de Espacios Educativos. Las tres empresas tienen como representante legal a Saúl Fonseca de la Cruz, y en algunas licitaciones por invitación de la pasada administración participaron únicamente las empresas propiedad de José Mancha Alarcón. Lo que se viene es de pronóstico reservado, por lo que el PRI sale ganando en esta lucha, pues si logran abrir proceso a Mancha y llevarlo ante tribunales, el PAN en lo general terminará aboyado.
LO LAMENTABLE, tal vez, es que nadie sabe qué hace Marlon Ramírez, el flamante dirigente Estatal del PRI, a tal grado que por las rendijas se le sigue yendo la militancia, y dicen que hasta José Francisco Yunes Zorrilla restaría buscando impulsar el registro de algún partido Estatal para contener por la diputación local y no contaminarse de priismo, y desde ahí realizar trabajo político por si los números le alcanzan rumbo al 2024. Marlon, por lo pronto, está desaparecido, y Erick Lagos no pierde las esperanzas de volver a participar, y en ese tenor en busca de una nueva imagen fue la semana pasada a un podólogo de la avenida 20 de Noviembre a que le cortaran las uñas -tanto de los pies como de las manos-, aunque dicen quienes los que le conocen que es como Logan o Wolverine, el personaje aquel que suele esconder las garras, pero las tiene bien afiladas cuando las necesita. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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