FUE EL predecesor del afamado “Gallo Giro”, el minatitleco Sebastián Guzmán Cabrera –conocido así por su extraordinario parecido con el actor Luis Aguilar, predecesor a su vez de Joaquín Hernández Galicia, “la Quina”-, y desde el 22 de Junio de 1993, cuando asumió la Secretaría General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, hace exactamente 26 años, el tamaulipeco Carlos Antonio Romero Deschamps no ha podido ser removido de esa posición muy a pesar de que el 24 de Julio de este año fue expulsado por una asamblea de petroleros por supuestos actos de corrupción, algo que podría ser definido en 10 días, contados a partir de ayer, por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social que decidirá allá por el lunes 19 si continúa al frente de la organización o el mando de esta es entregado a Sergio Carlos Morales Quintana, líder del Frente Nacional Petrolero. Romero Deschamps no ha sido ajeno a Veracruz, y acaso sus días de gloria los vivió con el más poluto de todos los gobernantes que ha tenido el Estado, en este caso Javier Duarte de Ochoa, quien le dispensaba fiestas privadas con los mejores vinos que le enseño a tomar su predecesor, los afamados Vega Sicilia, aunque dicen que al final del día terminaron distanciados cuando el ahora sentenciado en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México intentó dar un beso al líder petrolero que, a decir verdad, es en gran medida responsable de la pérdida del PRI en las elecciones de 2016 en Veracruz y, posteriormente en 2018 en el País, cuando el equipo de José Antonio Meade Kuribreña lo llevó a infinidad de eventos sin darse cuenta que el vetusto sindicalista lejos de sumar, restaba votos. Los hechos que lo ligan a eventos de corrupción a los que no escapan los viajes en aviones privados de sus hijos, los carísimos automóviles y la vida de abusos y derroche lo hicieron el menos a propósito para representar al priismo que, paralelamente traía su carga de polución tras el escándalo de la llamada Casa Blanca, la Estafa Maestra, los “cochupos” de Odebrecht y el saqueo a Petróleos Mexicanos que siguió como si nada pese a las advertencias.
CON DATOS de archivos de Pie de Página, e-consulta y del Portal SoyBarrio.com se puede hilar una historia que entrevera las hazañas de Javier Duarte “en la cúspide del pinche poder”, concretando favores fuera de la ley al nefasto dirigente petrolero sobre cuya testa pende una guadaña. Se recuerda que en el famoso restaurante Villa del Mar de Boca del Río, Duarte celebraba con un grupo de amigos sus primeros seis meses como mandamás. Era el 25 de Mayo de 2011, Duarte iba a cumplir seis meses en la gubernatura y departía, entre otros, con el dirigente del sindicato de petroleros, Carlos Romero Deschamps, quien se quejó de que Pablo Pavón Vinales, dos veces alcalde de Minatitlán y dos diputado federal, y quien deseaba ser líder del STPRM le estaba dando demasiados problemas, y en Septiembre de ese año se emitiría la convocatoria para la renovación de la dirigencia del STPRM. Romero Deschamps no quería a Pavón en la pelea sabedor de que el famoso “teco” se la ganaría, pues traía la escuela de Sebastián Guzmán Cabrera, además de que era bien querido en el gremio tras dirigir la sección 10 del STPRM. Duarte escuchaba, y de pronto, para demostrar quien mandaba en Veracruz le dio la instrucción su funesto Procurador de Justicia, Reynaldo Escobar –que ahora enfrenta severos conflictos de salud cual si sufriera un Karma o las consecuencias de sus excesos: -Procurador: te doy 48 horas… no, te doy 24 horas para que lo detengas (a Pablo Pavón Vinales). -¿Bajo qué cargos?, respondió el servil funcionario: -Los que quieras. Y al día siguiente Pablo Pavón fue detenido en Coatzacoalcos acusado de fraude y desvío de recursos por un millón de pesos que, presuntamente, derivaba de una demanda de petroleros de la sección 10 del STPRM que había dirigido.
PERO COMO se trataba de una petición expresa de Romero Deschamps, el reporte indicaba que al detenerlo le encontraron un arma de uso exclusivo del Ejército. Tres días después fue liberado tras pagar una fianza, pero en menos de 24 horas lo volvieron a detener acusado, esta vez, del secuestro de un trabajador en 2010. “Éste es un delito montado, es un supuesto secuestro a un individuo que todo el mundo sabe que es un golpeador de la Sección 10 -dijo el líder sindicalista-.Yo no me dedico a secuestrar y menos de una forma tan burda como dice que lo hice en mi camioneta, y que personalmente pedí el rescate. Cuando menos debieron haber sido más inteligentes para inculparme. Si se trata de llevarle mi cabeza a Carlos Romero, aquí estoy”. Pese a lo anterior, Pavón Vinales estuvo preso 10 meses, suficientes para que pasara la renovación de la dirigencia del STPRM que dejó fuera al minatitleco, quien recuperó la libertad hasta marzo de 2012, el mismo año en que Romero Deschamps fue reelecto por tercera ocasión (a pesar de que los estatutos no lo permitían) en la dirigencia del STPRM y se hizo de una curul en el Senado de la República. La escena del restaurante, dicen las fuentes arriba citadas, fue contada por el propio Reynaldo Escobar, ejecutor de la orden del Gobernador, a sus amigos cercanos. Escobar había quedado como encargado de despacho de la Procuraduría de Justicia, desde diciembre de 2010, cuando Duarte relevó a Fidel Herrera en la gubernatura. Antes, había ocupado la Secretaría de Gobierno del estado y eso le impedía ser nombrado Procurador, pues la Constitución de Veracruz establecía como requisito no haber ocupado un cargo público en el año anterior al nombramiento. Eso, sin embargo, no limitó al nuevo gobernante, quien en los últimos días de mayo envió al Congreso estatal el nombre de Reynaldo Escobar como sugerencia única para el cargo; el Congreso aprobó una modificación constitucional (con 47 votos a favor, 2 en contra y cero abstenciones), y así, el 31 de mayo de 2011, seis días después de ordenar la detención de Pavón Vinales, Escobar fue designado Procurador, cargo en el que duro cuatro meses luego de que le arrojaron 35 cuerpos en Boca del Río, pero no sin antes causar el mayor daño al diseñar estrategias para la detención y tortura de periodistas incómodos al régimen de su jefe.
LOS DIAS de Romero Deschamps parecerían estar contados, y si el Presidente Andrés Manuel López Obrador da luz verde a la Fiscalía General de la República podría terminar sus días al lado de su viejo amigo, el ex Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa en el Reclusorio Norte, recordando viejas anécdotas de poder absoluto que acaso fueron las que provocaron la caída del PRI tras recuperar el poder luego de dos sexenios ejercidos por el PAN, y que no sirvieron de lección para corregir el rumbo. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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