En todas las cosas que el ser humano disfruta o padece, hay siempre un responsable o culpable, si mis meninges no me fallan, fue mi buen amigo Ezequiel Guzmán Arango el creador del Filete, asunto o comida denominada o calificada por su tamaño, hay cosas a las que se puede aplicar el concepto, pero plantear y propalar como un delicado asunto por causa de su dimensión, pone en juego o daña inmisericordemente los asuntos que elevan el espíritu o dan lugar a considerarlos como extraordinarios mas por la calidad que por el tamaño
Ezequiel es un buen cocinero, creo fue el a quien se le ocurrió la idea de echar a perder una deliciosa comida, cambiando calidad por cantidad: “El filete relleno más grande del mundo” el filete relleno de mariscos era o es una delicada muestra de la buena cocina veracruzana, todos los buenos restaurantes que se precian de hacer bien las cosas, acostumbraban preparar el Filete, se buscaba un pescado de carne consistente, el esmedregal es uno de ellos, se marinaba y algunos lo pasan unos minutos no más de tres, por aceite de oliva caliente impregnado de ajos picados, retirado del fuego y con la consistencia deseada, se le agregaban los guisos o el guiso de mariscos todos ellos con la fórmula conocida como “a la veracruzana”.
Guisando en aceite de oliva ajos, cebolla perejil, orégano, aceitunas, alcaparras y almendras, todo picado y sancochado, ya listo el sancocho se le agregaba jaiba despicada, camarón, pulpo o calamar, depositando todo sobre el filete y dándole envoltura con el mismo filete, antes de llevar al horno o saliendo de el, se le cubría o se le cubre con una mayonesa fresca al apio y pimiento morrón para alegrar la vista, antes se envolvía en hojas de acuyo, al hacerlo enorme se decidió por la hoja de plátano.
Esa es la fórmula que se acostumbra antes de hacerlo competir por lo grande olvidando o haciendo a un lado la exquisitez de la cocina, fue tan grande el éxito del filete consumido de gratis, que muchos igualados empezaron a preparar diversas cosas apartadas de la exquisitez culinaria, el zapato más grande del mundo, la cocada enorme, en fin, todos piensan que el éxito radica en hacer la cosa más grande del mundo, ante ello, los alvaradeños principiaron haciendo El arroz a la Tumbada más grande del mundo, que simplemente es una paella subdesarrollada sin azafrán.
Valgan las ocurrencias de los hoteleros o restauranteros que no pueden inventar eventos que atraigan al turista fino, el que busca calidad y paga bien por ello, jamás este turista de muchos pesos o dólares, se pondrá en una larga fila para que le conviden una pequeña ración de pescado guisado, en ocasiones batido y lo peor, cuando se manejan cantidades en estos días caniculares, los productos del mar se descomponen con facilidad y si no me lo creen, pregúntenle a Tavo Souza, cuando fue invitado a degustar el arroz a la tumbada más grande del mundo, regresando de Alvarado no llegó a Salinas pues su estómago resintió la grandeza de los mariscos en malas condiciones, ¡AGUAS!
Julio 27 del 2019 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf
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