DECIA EL Senador Cornelio Tácito, cónsul y Gobernador del Imperio Romano que, “cuanto más corrupto es el Estado, más leyes tiene”, aunque también solía expresar que “los hombres prefieren pagar un perjuicio a un beneficio, porque la gratitud es una carga y la venganza, un placer”, y vaya que tenía razón. Javier Duarte de Ochoa está de vuelta en los medios de comunicación pese al daño provocado a Veracruz y a los veracruzanos, y muy a pesar de las leyes que impiden que un sentenciado mantenga comunicación abierta con el exterior como si estuviera libre de culpas, esto es, que conceda entrevistas, que denuncie en cadena nacional supuestos complot en su contra, que reconozca haber sobornado a funcionarios con tal de que no detuvieran a su esposa –sin que se actué en su contra- y que ponga en tela de duda su detención, argumentando que se entregó, y hasta que muestre videos para reforzar su dicho. Ciertamente, Duarte de Ochoa no es una “blanca paloma”, pero nada de lo que está sucediendo ocurriría si no es porque tiene todo el respaldo del Estado para hacerlo, en pocas palabras, hay instrucciones de muy alto nivel para que conceda entrevistas a la televisión nacional, aporte supuestas pruebas de la corrupción del ex Presidente Enrique Peña Nieto y funcionarios de su gabinete, acapare la atención, bajo el entendido que: “para que la cuña apriete debe ser del mismo palo”, y en ese tenor, si los priistas lo llevaron a prisión, él como “formación pura del PRI” intentará llevar a prisión a sus verdugos, aun cuando mucho, muchísimo de sus abusos y corruptelas son cien por ciento ciertas, de tal suerte que algunos ex colaboradores como Antonio Tarek Abdalá, su ex tesorero, se ofreció a aportar pruebas en su contra, lo mismo que el ex Secretario de Seguridad, Arturo Bermúdez Zurita. Es más, nada de las propiedades que adquirió de manera fraudulenta se habrían conocido a no ser porque sus funcionarios hablaron en tiempo y forma y denunciaron los latrocinios.
DUARTE DE Ochoa, nos guste o no, está siendo beneficiado por quienes gobiernan, ofreciéndole toda suerte de facilidades para que arme su circo, lo están usando contra Peña Nieto y colaboradores, pero bien lo dice el ex Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong: “es un corrupto desesperado que está buscando evadir la responsabilidad de sus actos”, pues algo queda cierto: el ex Gobernador abusó del poder y tiene cuentas pendientes no solo con la justicia, a tal grado que hay quienes dicen que su detención y encarcelamiento fue una bendición para su persona. Como sea, aun cuando fuera liberado por instrucciones de quienes lo alientan y protegen en esta etapa en aras de socavar lo que queda del PRI, Duarte no la pasaría muy bien, pues tiene pendientes cuatro carpetas de averiguación que lo remitirían a Pacho Viejo donde, difícilmente, la libraría muy a pesar de la instrucción que recibieran jueces del fuero común para que lo dejaran en libertad. No es secreto que el Fiscal Jorge Winckler Ortiz haría, personalmente, guardia afuera del Reclusorio Norte una vez que lo soltaran tras su colaboración con altos círculos del poder, para detenerlo y traerlo a Veracruz donde tiene cientos de enemigos.
DECIA LA consigna Romana que al pueblo “Panem et circenses” que, literalmente, señala que a los Gobernados hay que darles “pan y circo” para mantenerlos tranquilos y ocultar hechos controvertidos, o lo que es lo mismo, proveer a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas mientras se ocultan los grandes problemas. Y es que emergido del PRI –aunque lo niegue-, el Presidente Andrés Manuel López Obrador conoce muy bien de distractores, de lo que se conoce como cajas chinas para ocultar realidades como el bajísimo crecimiento del País, la pérdida de empleos, las suspensiones en contra de la cancelación de subsidios a las estancias infantiles o guarderías, los amparos contra la construcción del aeropuerto de Santa Lucia y el apoyo al NAIM de Texcoco, además de la descomposición intestina que le han engendrado renuncias como la del ex Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, y en ese tenor, soltarle la boca a Javier Duarte de Ochoa y abrirle espacios nacionales de comunicación será un distractor adecuado, además de que manda mensajes de advertencia a su antecesor Enrique Peña Nieto y al coordinador del priismo en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong para alinearlo. No es sorpresa lo que está ocurriendo, porque por años se ha usado esa estrategia, lo que llama la atención es que se permita en un Gobierno que, presuntamente, defiende la legalidad y las leyes, y que ha reformado la constitución para aprobar más códigos contra la corrupción, lo que sin duda, da la razón a Cornelio Tácito.
SI JAVIER Duarte negoció su entrega o no, lo que debe importar a los gobernados no es eso, sino que se haga justicia, porque Veracruz fue saqueado y ahí están los efectos que está viviendo el Estado, por más que Cuitláhuac García Jiménez, presunto beneficiario del duartismo pretenda echar la culpa de la corrupción exclusivamente a Miguel Ángel Yunes Linares. Y es que resulta sospechoso que el actual mandatario no toque ni con el pétalo de una rosa a Duarte, y se enfoque en todo y para todo en Yunes, lo que confirmaría que hay acuerdos tácitos que se lo impiden. A los veracruzanos, insistimos, no le interesa si Duarte negocio su detención, ya que existen suficientes evidencias de sus corruptelas y abusos y debe pagar por ellos, y ya el Gobierno de Guatemala ha dicho que en ningún momento su contraparte mexicana le dijo que era un acuerdo la aprehensión. Por ello en aquella vecina Nación le siguieron un proceso limpio; no le otorgaron la libertad y lo extraditaron a México, conscientes de que los delitos por los que se le acusaba lo ameritaba.
PERO DUARTE ha decidido hablar y no actúa solo. Tiene la complicidad del Estado que suele usar a sus enemigos en contra de sus enemigos, y es, precisamente, lo que están haciendo. Darle al pueblo pan y circo para tapar la realidad de un País que en dos trimestres no ha crecido, y que si un tercero lo manifiesta en esas condiciones entraría en una recesión económica que le cerraría las puertas al crédito flexible. Hay mucho que ocultar en torno a la inoperancia de la Cuarta Transformación, sea Federal o Estatal, y lo mejor es soltar a los perros para que ahuyenten a curiosos. Duarte está cumpliendo su papel, y no se duda que a cambio de hablar y de empinar a sus antiguos jefes, en este caso Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong haya negociado –como se ve que está acostumbrado- su pronta libertad aunque, insistimos: tal vez sea liberado del reclusorio Norte de la ciudad de México, pero apenas ponga un pie en la calle será reaprehendido y traído a Pacho Viejo. Por ello, qué bueno que no han podido deshacerse del Fiscal Jorge Winckler, porque es el único que le garantiza a los veracruzanos justicia en el caso de los abusos y corruptelas de nefasto ex gobernante. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com |
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