Mucho se habla respecto a los 10,000 km. de litorales y enorme potencial marítimo, en el concierto de las naciones somos efectivamente un territorio con características asombrosas, los litorales mexicanos son la envidia de naciones que entienden lo que significa para su economía la comunicación por agua y la explotación pesquera y mineral de los recursos del océano.
Desde la época de la colonia los españoles consideraron el Istmo de Tehuantepec como la llave mágica del comercio mundial, los reyes españoles recibieron el proyecto respecto a la comunicación interoceánica a través de un canal o tajo que se pudiera hacer en el Istmo, se estudió el paso por Nicaragua y por Panamá, por distintas razones se provocó la separación del territorio de Panamá de la República de Colombia, negociando los norteamericanos, con sus muy explosivas razones, quedarse con la tajada del león, en la nueva República de Panamá, la zona del canal bajo soberanía yanqui. Hoy pretenden hacer lo mismo en la República Mexicana con mil argumentos, otras tantas falacias y contando con el entreguismo de malos mexicanos, proyectan un sistema de comunicación rápida interoceánica sobre vías de ferrocarril, argumentaran que para mayor seguridad y eficiencia en el servicio deben establecerse una serie de dispositivos con intervención plena del gobierno de los EE.UU.
El proyecto neoliberal requiere de la modificación de nuestra Constitución y de las actuales leyes que regulan el movimiento marítimo, con la modificación o sin ellas, ya las autoridades han entregado el servicio de cabotaje a empresarios extranjeros, principalmente norteamericanos que enarbolan en sus barcos banderas de conveniencia de naciones que solo conocen Simbad el Marino y uno que otro explorador de parajes tan recónditos y desconocidos como Vanuatú o las Islas Marshall, la entrega, cuya flagrancia se observa con vergüenza en la Sonda de Campeche, permite que las embarcaciones extranjeras que laboran en esas aguas realizando servicio de cabotaje hagan lo que se les antoje, sin respeto a lo dispuesto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los marinos mexicanos son ignorados o discriminados otorgándoles sueldos varias veces inferior a los marinos extranjeros, en años recientes, se han concedido cientos de permisos a embarcaciones extranjeras, a pesar de que se contraviene la ley, la operación de esos barcos a los que se paga millonarias sumas por parte de PEMEX, en contraprestación, además del servicio que prestan, también pagan enormes comisiones, formales o bajo el agua, a sus favorecedores y amigos, se mantiene la ya muy conocida norma de Laissez faire, laissez passer todo es posible, habiendo lana y muchos borregos que trasquilar, el negocio y la injusticia perdurarán.
Los marinos mercantes y el Senado de la República han elevado propuestas para que se aprueben iniciativas de ley que impulse el desarrollo marítimo en lo referente a cabotaje, se ha discutido con las autoridades la modificación de diversos artículos de la Ley de Navegación para permitir que armadores mexicanos posean embarcaciones con bandera mexicana y tripulados por marinos mercantes del país, nuestros funcionarios se opone a dar facilidades, argumentan que el Tratado del Libre Comercio nos obliga a una globalización mercantil que tiene involucrada la apertura de los candados que nuestra ley impone, promueve y negocia leyes entreguistas, contrarias al derecho de los mexicanos y vergüenza para quien eventualmente las legisla o apruebe.
Vivimos tiempos difíciles, el pueblo empieza a conocer a sus gobernantes, lo que se dice confunde e impide dar la verdadera calificación a quien mal gobierna y entrega nuestros recursos, entre todo ese enredijo y pleitos entre grupos, el ala conservadora de quienes luchan por el poder se están manifestando más revolucionarios y nacionalistas que los funcionarios producidos e implantados por el partido gobernante, se declaró: “México no será un país de maquiladoras”; asombrosa la declaración, debieran suscribirla y apoyarla los funcionarios que dicen proteger los derechos de los mexicanos, las maquiladoras al igual que en la Marina Mercante con sus barcos con bandera de conveniencia y permisos temporales a extranjeros para realizar cabotaje son organismos esclavistas que solo producen riqueza para unos pocos manteniendo a la mayoría sumida en la miseria.
México tiene todo para que su Marina Mercante sea orgullo de los mexicanos, no hemos podido lograrlo por causa de un gobierno de mexicanos que perdieron el sentido del concepto nacionalista que debe tener todo funcionario público. Lo que pasa, no se vale. ¡AGUAS!
Junio 24 del 2019 lmwolf1932@gmail.com Luis Martinez Wolf
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