EN ESTOS tiempos de oscurantismo, algo queda claro en torno a la delincuencia organizada: que se sepa, los grupos que se manejan en ese rango no amenazan de muerte –salvo a sus rivales que les disputan plazas-, pero no a civiles y, mucho menos a periodistas. No es el mecanismo que usan para amedrentar, porque ellos no intimidan; si algo traen contra alguien, simple y llanamente actúan levantando a la víctima que muchas veces no vuelve a aparecer. Por eso extraña que el periodista Marco Miranda Cogco, mejor conocido como “Marmiko”, este recibiendo una y otra vez amenazas intermitentes en lo que pareciera ser un estilo más de personeros incrustados en el Gobierno que de grupos fuera de ley. Ciertamente, el comunicador, ex rey del carnaval se encuentra atemorizado porque no sabe que está pasando, y acaso por ello pide a instancias oficiales, organismos no gubernamentales o quien decida apoyarlo, que lo saque del País, aunque no son las formas porque este lunes, por ejemplo, sin ahondar en explicaciones bajo el argumento que todo está en la carpeta de investigación, se le fue encima al Gobernador Cuitláhuac García Jiménez y a los secretarios de Gobierno y Seguridad, Erick Patrocinio Cisneros Burgos y Hugo Gutiérrez Maldonado por le habían retirado la seguridad que le prometieron, esto es, una patrulla afuera de su domicilio que lo seguiría a todas partes para evitar algún atentado. Miranda Cogco dice que en la mañana, muy temprano salió a dejar a su hijo a la parada del camión, y de pronto se percató que la unidad policial no estaba, y a dos cuadras de su domicilio un taxi comenzó a seguirlo, y cuando dejó a su hijo en el bus, el servicio público se estacionó a prudente distancia y volvió a seguirlo en su retorno, hasta que pudo perdérsele. Y eso es lo que no encaja, ya que si desearan hacerle mal, se lo habrían hecho. La delincuencia no pide permiso.
MÁS TARDE aparece otro video en la página de Marmiko en la que vuelve a reclamar a las autoridades que no le brindan protección, y pide en la histeria total que lo saquen del País a él y a su familia, mientras se cubre el rostro con las manos y lamenta y llora, y asegura que lo van a matar, que volvió a recibir amenazas de muerte. Insistimos: alguien seguramente se está aprovechando de la circunstancia inicial para infligir terror al comunicador que, por otra parte, cierta ala del gremio periodístico no lo acepta, porque en su momento se prestó al juego de Javier Duarte de Ochoa atacando a quien le ordenaban. Y Mirando Cogco la está padeciendo, y seguramente esa incertidumbre es real, porque ahora ya no sabe de dónde le vienen los ataques, aunque es muy simple: 1.-Si se metió con la delincuencia organizada publicando nombres, lugares o espacios inherentes a sus actividades, tenga por seguro que está amenazado, porque si algo disgusta a los grupos fuera de la ley son los “sapos”, los que da bien que sin medir las consecuencias vociferan cosas que no deberían hacer; 2.-Si alguna vez aceptó dinero de esos grupos –que de ninguna manera estamos diciendo que lo hizo-, los grupos rivales se la van a cobrar, porque así son los códigos de ellos; por eso tanta matazón de un grupo para con los contrarios, y eso es evidente en lo que se vive a diario. 3.-Si no ha ocurrido ninguna de las dos cosas, las amenazas no vienen de la delincuencia organizada sino de otra parte que se conoce como “delincuencia autorizada”, esto es, queda bien, grupos de poder incrustados en el Gobierno molestos por los ataques al Gobernador en turno y acaso, hacia ellos mismos, y de estos en ocasiones hay que cuidarse y en serio porque son capaces de todo.
HABLAREMOS DE un tema: cuando Javier Duarte de Ochoa, en la cúspide del “pinche poder” nos propuso acuerdos con los que no estuvimos de acuerdo (y la historia nos ha dado la razón), vertió toda su infamia y la fuerza del Estado en contra nuestra. Lo hizo usando los instrumentos del poder aconsejado por Reynaldo Escobar Pérez que ni siquiera iba a ser Presidente Municipal de Xalapa y, sin embargo, a petición del detestable personaje lo acercamos con quien en ese tiempo manejaba los hilos de la política (y cuyo nombre no daremos porque no viene al caso). Reynaldo fue alcalde cuando ni siquiera –lo puedo decir con certeza- había ganado y, sin embargo, se le beneficio desde los órganos electorales. El ganador era un panista, un médico que merecía ser alcalde. Ya en el poder, Escobar nos llamó a sus oficinas para ofrecernos cinco mil pesos mensuales que, por supuesto, rechazamos, y desde entonces se tornó enemigo de este reportero, a tal grado que cuando tuvo oportunidad armó un tinglado, pago a dos sujetos –hombre y mujer, uno de ellos reportero- y acusaron al periodista de intentar agredirlos e, incluso, amenazarlos de muerte. Con la venia de Duarte, al comunicador se le detuvo tres horas en el penal de Pacho Viejo y se le impuso una multa de 100 mil pesos que fueron pagados, pero no por ello se alcanzó la libertad de inmediato. Dentro de la prisión un grupo de sujetos contratados propinó feroz golpiza al comunicador hasta hacerlo perder la conciencia, pero varios baldes de agua fría nos volvieron a la vida. Asustados nos confinaron en un sitio hasta que nos recobráramos y pudiéramos caminar; no dieron bebidas energetizantes y algo nos inyectaron, y un médico del reclusorio nos puso un acta que se nos obligó a firmar, en donde aceptábamos salir en perfectas condiciones, pero no fue así, estuvimos casi un mes internados en el Hospital Ángeles de Xalapa.
DESPUES DE aquello, y tras abandonar el nosocomio recibimos amenazas al correo electrónico diciéndonos que nos fuéramos de Xalapa, que nos matarían, que teníamos dos días para hacerlo, y no lo hicimos, sino semanas después a instancia de la familia, y cuando supe cómo se fraguo todo y quienes participaron de la golpiza y de las amenazas regrese con afanes de venganza que, finalmente, el Creador se ha encargado de ejercerla. Por esa razón, no es la delincuencia organizada –y esperamos no equivocarnos- quien amenaza a Marmiko, sino la delincuencia “autorizada”, la que en su momento encabezó Reynaldo Escobar para quedar bien con Javier Duarte, y acaso por ello se debe llegar hasta las últimas consecuencias en esta investigación que, por otra parte, ya comenzó a engendrar copias. En Tierra Blanca, por ejemplo, al colega Octavio Bravo Bravo le llegó este lunes desde el número 2712651331, vía WhatsApp una amenaza: “deja de andar entorpeciendo el trabajo del señor Gobernador. Habla bien en tu asquerosa página de la Señora Regidora Laura Catalina. No está sola Octavio sólo te digo eso, no quedras amanecer muerto verdad? Deja de hablar mal de nuestro gobernador ya. Estas en la Hoya con el ignorante indio de Nacho Cruz, Rogelio, Manuel Reguwyra, José Luis, Hugo g, aprende a respetar cuando no te quieren dar dinero. Dejen de querer vivir del Gobierno. Ya no está papá Yunes ni papá PRI para mantener olgazanes Si quieres llegar a más viejo ya calmate” (así con todo y falta de ortografía, y esto va a seguir; téngalo por seguro). Lo peor es que usarán al Gobernador para inculparlo de todo cuanto le acurra en lo sucesivo a los medios. Al tiempo. OPINA carjesus30@hotmail.com
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