LA LIBERACIÓN del periodista Marcos Miranda Cogco, mejor conocido como “Marmiko”, ha sembrado muchas dudas que más vale esclarecer, porque el señalamiento que hizo la señora María del Pilar Gasca, esposa del comunicador privado ilegalmente de la libertad y 17 horas después liberado, es bastante claridoso: “Mi esposo recibió amenazas del secretario de Gobierno, Erick Patrocinio Cisneros Burgos mediante un emisario”, y aunque la declaración parecía inducida por los hechos, por la noche reiteró lo dicho, además de señalar que a pesar de las declaraciones (del Gobernador), ni ella ni sus familiares habían recibido llamada alguna (ni del mandatario Cuitláhuac García Jiménez -que había señalado lo contrario-; ni del Secretario de Gobierno, Erick Patrocinio, ni del titular de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado), y solo mantenía comunicación con las autoridades de la Fiscalía y con el Fiscal, Jorge Winckler Ortiz. Por ello los hechos deben aclararse hasta sus últimas consecuencias por el bien de la credibilidad de los veracruzanos, ya que la versión del comunicador desmiente que su liberación haya sido producto de una investigación, sino de la casualidad, cuando lo transportaban a otra casa de seguridad, aunque en realidad, el creía que le darían “piso”, lenguaje propio de mafiosos que significa matar o sacrificar, y fue cuando una patrulla detectó al vehículo donde lo llevaban, y entonces se armó la balacera. En la foto que exhiben las autoridades del auto donde era transportado se aprecia que la ventanilla del copiloto fue molida a balazos; eran tres los delincuentes, y lo curioso es que no haya rastros de sangre ni en el auto ni en el suelo. Y uno se pregunta: o los policías tenían mala puntería o los delincuentes eran de acero a quienes no penetran los proyectiles, porque tres –como se menciona- no pueden salir corriendo como galgos y huir entre el monte, cuando esa zona es árida. Algo no encaja en el relato aunque, insistimos, qué bueno que el comunicador está vivo y en su casa con los suyos, pero las autoridades están obligadas a investigar hasta las últimas consecuencias por tres motivos:
1.-SI FUE un secuestro con fines lucrativos o “levantón” delincuencial, ambos son atípicos. Los plagiarios no pidieron rescate en todo el día, además de que la delincuencia dedicada a esa ilícita actividad no concurre por un secuestrado en dos camionetas Suburban a sabiendas de las dificultades que implican en caso de una huida. Por lo que se sabe, casi siempre se mueven en autos pequeños y confundibles, a diferencia de las Suburban que son fácilmente detectables. 2.-Si se trataba de un levantón de la delincuencia para amenazar al comunicador, sorprende la bondad de los captores ya que siempre o casi siempre te propinan una feroz golpiza o tabliza –pegar con una tabla plana en las asentaderas hasta hacerlas sangrar-, y de acuerdo a la versión de Marmiko, solo un sujeto le golpeaba con la mano en la cabeza cada vez que iba al baño. En el boletín oficial se dice que cuando lo rescataron estaba amordazado y atado de pies y manos, pero el periodista no menciona eso en el video que difunde en su portal. Solo se refiere a los pequeños golpes en la cabeza cuando iba al baño. 3.-En entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva, “Marmiko”, como es conocido, dijo que las personas que se lo llevaron le dijeron “eso te pasa por chismoso” (reclamo que suena a reproche gubernamental), pero que después le informaron que se trató de una confusión. Dice que lo golpearon, le tomaron fotos desnudo y le advirtieron que “si se portaba mal” las exhibirían, algo que nos recuerda las prácticas que suelen usar agentes del gobierno para amedrentar, y vaya que lo sabemos de sobra. Como fuera, el caso está raro, sobre todo por las amenazas que Miranda Cogco, según la versión de su esposa, recibió días antes de altos funcionarios del Estado, y no deseamos ser mal pensados, pero será mejor que los hechos se esclarezcan, pues nadie desea suponer que el secuestro, plagio o privación ilegal de la libertad haya sido un montaje –sin consentimiento del reportero- para enviar un mensaje a la prensa crítica. “Mira lo que te puede pasar”. Insistimos, no queremos ser mal pensados, pero las circunstancias del levantón, traslado y liberación alientan muchas dudas y pocas respuestas.
DONDE LAS cosas no tuvieron un final feliz, por desgracia, fue en el secuestro de Sergio Martínez Armengol, hermano del periodista de radio, televisión y prensa escrita, además de profesor universitario, Ángel Martínez Armengol, y del ex diputado José Luis Martínez Armengol, quien permanecía secuestrado desde el martes pasado cuando salió de la casa de sus padres en Minatitlán para acudir al peluquero y ya no retornó, hasta que su cuerpo fue encontrado ejecutado en las inmediaciones de un rancho ubicado en la carretera que conduce a San Pedro Martí–El Mangal en Cosoleacaque, maniatado y golpeado. Sergio era un trabajador jubilado de Petróleos Mexicanos; tenía 60 años, era alegre, fiestero y disfrutaba de su emancipación laboral, ya que ingresó a trabajar a esa empresa del Estado cuando tenía 18 años. Hasta antes de su retiro laboral trabajó en el Complejo Petroquímico de Cosoleacaque, y tenía 10 años de jubilado. No tuvo descendencia y vivía tácitamente en casa de sus padres, siendo muy querido entre las asociaciones istmeñas de Minatitlán que agrupan a los migrantes oaxaqueños. El martes le comentó a sus padres que iría a cortarse el cabello, porque gustaba verse bien, aliñado, decente, y salió del hogar, pero pasaron las horas sin que retornara hasta que una llamada alertó a la familia. Estaba secuestrado y sus captores exigían una fuerte suma de dinero que, por supuesto, la familia no tiene, y comenzaron la negociones que no llegaron a buen puerto. Tal vez a Sergio lo asesinaron el mismo día del plagio, ya que su cuerpo golpeado y lastimado presentaba signos de descomposición cuando fue localizado. Vaya desde aquí nuestro afecto y solidaridad al colega y al resto de la familia.
PERO LO que paso al hermano del periodista Ángel Martínez Armengol es algo que está ocurriendo casi a diario en el Estado, y aunque en algunos casos las personas secuestradas son retornadas con vida, en otras, como en este, la crueldad de los plagiarios no tiene límites. Eso lo saben las autoridades pero poco o nada están haciendo para contener a la delincuencia que, por lo visto, está dispuesta a todo, incluso a cegar la vida de jefes policiacos, como ocurrió la noche del miércoles en Sayula de Alemán, cuando un grupo de sicarios cegó la existencia al director de la policía municipal, Willibaldo Solano Mendoza y a uno de sus escoltas mientras cenaban en un restaurante “Comida Mexicana”. Ambos uniformados fueron sorprendidos, no obstante que el jefe policiaco ya había sido amenazado de antemano, según lo habían externado sus propios elementos. Pero dicen las autoridades que la delincuencia va a la baja, que los veracruzanos debemos sentirnos tranquilos porque aquí nada pasa…hasta que pasa. En fin, ojalá el Gobernador y su equipo recapaciten, y el primero asuma acciones concretas y no solo imitar al Presidente Andrés Manuel López Obrador con el clásico: gracias Hugo (Gutierrez Maldonado) por la supuesta liberación de Marmiko, cuando Veracruz se está cayendo a pedazos por tanta y semejante inseguridad. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com |
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